Entrevista a César Pérez-Espinosa/Investigador del CISAN-UNAM

 

Nora Rodríguez Aceves

“Los tres principales contendientes por la Presidencia de México han prometido un cambio mayor en la estrategia de la guerra contra las drogas, dando mayor prioridad a la reducción de violencia en México que a los arrestos o los decomisos para detener el flujo de enervantes a Estados Unidos”, señala el diario estadounidense The New York Times, en una nota titulada “Los candidatos en México marcan nuevos objetivos en la guerra de las drogas” (La Jornada, 12 junio). 

Las propuestas electorales de los candidatos presidenciales Enrique Peña Nieto, Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador, de cambiar la estrategia militarizada de la guerra contra el narcotráfico hasta hoy aplicada por el gobierno de Felipe Calderón, han provocado en los círculos gubernamentales de Washington gran preocupación.

La lectura que César Pérez-Espinosa, investigador del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la Universidad Nacional Autónoma de México (CISAN-UNAM) da a Siempre! sobre  esta información publicada en la prensa estadounidense es que “es muy difícil enmarcar la discusión como ellos quieren hacerla, porque la discusión va más allá, la discusión es qué hace el gobierno norteamericano con los millones de gentes que consumes drogas en su país, qué es lo que piensa hacer con ellos, cómo piensa abastecerlos cuando todavía parece un tabú hablar de la posibilidad de debatir la legalización de las drogas”.

“Qué pasará con Estados Unidos y el capital que hay del narcótico en su economía, qué pasará con eso, por qué no hacen esas preguntas ellos, por qué no se plantean algo en ese sentido, por qué no son autocríticos, por qué siempre tienen que ver la relación con México como un factor central para esto que estamos hablando”.

“Yo estoy hablando de temas internos de Estados Unidos, no de temas externos, el debate debería de abarcar también esos temas y entonces sí tendríamos un debate mucho más interesante, más enriquecedor, más realista, y tal vez podamos hablar de cosas diferentes, la cifra de muertos que ha aportado México es enorme y el problema sigue. Se ubica mucho al PRI como una clase política ligada estrechamente al narcotráfico y está a punto o tiene posibilidades de ganar la Presidencia, ¿qué dice Estados Unidos de eso?”

Cooperación, no subordinación

En ese mismo tono, el doctor en Ciencia Política por la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM explica la sugerencia que a últimas fechas ha hecho Enrique Peña Nieto, y que The New York Times destaca, en relación a que “si bien México debe continuar el trabajo con el gobierno de Estados Unidos contra el crimen organizado, no debe subordinarse a estrategias de otros países”.

“Como todos sabemos, el momento de una persona que está buscando el voto es uno y el momento de gobernar es otro, y para mí no es cuestión de personajes; es de una visión nacional, de instituciones, es de una política fuerte, sólida, de vanguardia propositiva, y eso hasta ahora no se ha visto. Tendríamos que esperar a ver quién es el ganador y entonces sí que plantee qué es lo que hará y cómo lo hará, y por supuesto que hay que esperar el diálogo con Estados Unidos”.

“Estados Unidos también está en una época electoral, por eso podemos esperar que los grupos conservadores que están más ligados al Partido Republicano históricamente hablando se manifiesten con una posición más intolerante, más crítica, referente a la labor que se ha hecho en este periodo que ya está a punto de terminar; tenemos que pensar en el futuro, no en esto, esto ya es historia; y por parte de los demócratas esperaríamos más comprensión porque así juegan, es el juego bipartidista en ese país”.

A menos de seis meses de que concluya la administración del presidente Felipe Calderón, la evaluación que hace el investigador del CISAN es que “la relación México-Estados Unidos siempre ha sido muy compleja, muy difícil, abarca muchos temas, y el escenario que presenta ahora no dista de lo que nos presentaba hace algún tiempo, ¿a qué me refiero?, a que quedan muchos temas en la agenda pendientes, no hubo un avance en el trabajo de los derechos humanos de los migrantes, tampoco hubo un desarrollo fuerte en la relación con las comunidades mexicanas que están en Estados Unidos, se queda mucho a deber”.

“Lo que vemos ahora de Estados Unidos hacia México es un lógico interés, viene cambio de presidente de la república y todo lo que implica para el sistema político mexicano —que haya la posibilidad de un nuevo partido en el poder—, entonces es lógico que haya interés por México, es lógico que haya artículos que empiecen a salir sobre la situación electoral, siempre los han sacado, no es nada nuevo; hacia dentro tenemos una dinámica que se cierra cada vez más la contienda, por lo que nos resulta cada vez más difícil saber quién ganará y que sobre todo hay una ubicación tanto en la opinión pública de México como en Estados Unidos en que los candidatos son diferentes en términos de su postura en la relación que puede darse con el problema del narcotráfico”.

“Hay un candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, a quien se le ubica con el narcotráfico, se le ubica con una clase política metida en eso, eso es vox populi, entonces eso tiene que llevar a los estadounidenses a pensar ciertas cosas sobre Peña Nieto; por el otro lado tenemos a Josefina Vázquez Mota, que es la candidata del PAN, ella tendría que hacer un mayor trabajo en lo que deja el gobierno calderonista de los más de, se dice, 60 mil muertos y lo que eso implica, y por otro lado —ya sé que hay cuatro candidatos, pero nada más voy a mencionar tres, porque el cuarto no creo que tenga ninguna posibilidad de ganar—, Andrés Manuel López Obrador, y aquí es la gran interrogante, porque los estadounidenses nunca han tenido una relación con un gobierno que su posición política considere de izquierda; ésa es una gran interrogante, pero primero habría que ver los resultados de las elecciones, si gana López Obrador habría que ver cuáles serán sus posiciones de gobierno y cómo quedará constituido el Congreso mexicano y cuáles serán los temas que llevarán a la agenda bilateral. Hasta ahora lo que ha expresado López Obrador es que él no desconoce la importancia que tiene Estados Unidos en la relación con México y eso es muy acertado, es muy centrado y es muy realista, pero también habla de que quiere inversión y de que tampoco desconoce que la inversión puede venir de capitales procedentes de esa región, lo cual también resulta que empieza a tender puentes de comunicación que siento yo que en la clase política de Estados Unidos le debe interesar”.

La opinión del Congreso y la Casa Blanca

Sin comprometerse a dar un nombre sobre cuál de los tres candidatos convendría más en la relación bilateral México-Estados Unidos, César Pérez-Espinosa afirma:  “Estados Unidos tiene intereses; no tiene amigos ni tiene preferencias, lo que esperara es ver quién llega y empezar a negociar la relación con México, depende de quién llegue soltará la agenda, hay que ver cuáles son las expresiones del embajador de Estados Unidos en México después de las elecciones, por dar algo concreto, hay que esperar los boletines o hay que esperar en una rueda de prensa qué opina el Departamento de Estado, que es el que se encarga de llevar las relaciones exteriores, qué es lo que opina la Casa Blanca, qué es lo que opina el Congreso, eso es lo que tendríamos que esperar, hechos concretos, frases concretas, acciones, lo demás es lo mismo de siempre”.

De ahí que no podemos decir que Estados Unidos se haya subido al debate electoral “no, no, México es importante y como es importante juega así, pero no es tampoco prioritario, no va más allá de interesarse que somos sus vecinos y que hay una elección en México y que tiene que ver quién gana y qué características tienen los diferentes candidatos;  así como lo hacen en México lo hacen en Asia, en Africa, en América Latina”.

“Estados Unidos tiene que estar  pendiente de cómo se mueven los cambios de poder en estos sistemas democráticos, pero hasta ahí, reitero, en Washington hoy tendrían que contestar por qué trae problemas tan serios con su procurador general —Eric Holder— en acciones como Rápido y Furioso que no ha podido dar su sistema que dice que es muy transparente, no tienen acceso los legisladores, que son los representantes de la gente, para ver cómo se hizo eso, y ése es el gran problema, acaba de decir hace unos días que era un problema constitucional, pues de qué están hablando entonces, quién gobierna ahí, cómo están los sistemas de transparencia de rendición de cuentas en Estados Unidos,  cómo está el manejo de los presupuestos, quién autoriza que haya ese tipo de «estrategias» para agarrar a los capos, pensamos —o nos han hecho pensar— que sus sistemas de inteligencia realmente son los grandes sistemas de inteligencia; son muy eficientes, entonces eso de meter armas para ver quién las compra y en el momento en que las compre lo agarren, resulta un poco prehistórico como que pudiesen ser ahora por medio de  las comunicaciones y de muchas otras cosas, del  intercambio de dinero por ejemplo, tal vez nos pudiesen llevar  a entender un poco más dónde están ellos y no necesariamente por meter miles de armas a ver quién las compra que, aparte, se pierden”.

En ese mismo sentido, “el Plan Mérida es otra de las cosas que pudiesen caracterizar este periodo calderonista y también los resultados son negativos, precisamente, porque están ligados también a una acción militarista, lo que debiésemos de pensar y de buscar son alternativas, la militarista es una,  pero pudiésemos encontrar otras, pudiésemos enriquecerla y que estos fuesen diferente y no solamente la salida militar,  yo creo que sí hay otras esferas donde se puede trabajar en cómo un acuerdo con autoridades estadounidenses, con gobierno locales, con desarrollo de las sociedades, no solamente la vía militar —que, por cierto— es un aspecto que los sectores más conservadores de Estados Unidos siempre han favorecido, disminuyen mucho otro tipo de salidas como otros tipos de diálogos y de reflexión siempre se quedan en el asunto militar”.