Colosio. El asesinato, una película a pedido

 

Yazmín Alessandrini

Con un costo de 62 millones de pesos, financiados sin concurso de por medio por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y sobre los cuales todavía seguimos esperando una explicación de su titular, Consuelo Sáizar, este fin de semana se estrenó en 450 (¡sí, en 450!) salas cinematográficas de todo el país la cinta Colosio. El asesinato del veracruzano Carlos Bolado, cuyo contenido le costará a Enrique Peña Nieto, candidato del PRI a la Presidencia de la República, según algunos columnistas y analistas políticos dizque de renombre, algo así como tres o cuatro puntos porcentuales de la preferencia electoral de cara a los próximos comicios federales.

No es mi intención desacreditar el talento y el trabajo de Bolado, a quien le reconozco cierta solvencia y genialidad por lo que hizo en Bajo California (1998) y Sólo Dios sabe (2006), pero este thriller político, parte ficción, parte realidad, inspirado en el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta el 23 de marzo de 1994 en Tijuana, lejos de aportar algún elemento de novedad a lo que muchos millones de mexicanos ya sabemos sobre este caso, resulta ser un malogrado intento por parte del PAN y su militante número uno en el país (el presidente Felipe Calderón Hinojosa) por catapultar a su gris candidata (Josefina Vázquez Mota) en la recta final de las campañas. Porque, aunque el cineasta se empeñe en negarlo, ésta es una película hecha sobre pedido.

Aduciendo ética profesional, Bolado ha señalado en varias entrevistas concedidas a los medios de comunicación que los verdaderos nombres y apellidos de la gran mayoría de los involucrados en el asesinato del malogrado político sonorense no se utilizaron por ética profesional (?).

Sin embargo, contradiciendo este dichoso concepto (el de la ética profesional), el cineasta ha recurrido a la sorna y a la ironía para descalificar el trabajo realizado por los juristas involucrados en esta investigación, entre ellos el de Luis Raúl González Pérez, actual abogado general de la UNAM y último fiscal del caso. El botón de muestra lo pueden tomar de la entrevista que le concedió a nuestro colega y amigo Salvador Camarena en su noticiero de W Radio Hoy Por Hoy del pasado jueves.

En México, gracias a la discrecionalidad con la que se aplica la ley, es muy común el ejercicio de aventar la piedra y esconder la mano y la película Colosio. El asesinato es un claro ejemplo de ello. Por esto no se deben tomar a la ligera las declaraciones que hizo Víctor Manuel Ugalde, director de la Sociedad Mexicana de Realizadores de Obras Audiovisuales, respecto a que la luz verde para la realización y estreno de esta cinta levanta muchas suspicacias porque antes de éste varios proyectos del caso Colosio fueron sistemáticamente rechazados por las instancias que financian estos trabajos.

Bolado, autoerigido en “espontáneo” redentor electoral, asegura que su película puede contribuir al voto informado, pero enseguida evade su responsabilidad lavándose las manos asegurando que él sólo es un cineasta que cuenta historias y que no es un jurista (aunque abiertamente se ríe del trabajo y conclusiones jurídicas). ¿Qué fácil, no?, aventar la piedra y esconder la mano.

La pregunta de la semana: ¿a qué hora piensan ponerse a trabajar en serio la titular de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, y el “flamante” embajador de México en España, Francisco Javier Ramírez Acuña, con respecto al maltrato y vejaciones que están sufriendo cientos de  nuestros connacionales que viajan a la mal llamada “madre patria”?

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