Entrevista Ricardo Espinoza/Profesor-investigador de la UAM-Iztapalapa

Nora Rodríguez Aceves

El primer reto del presidente de la república, sea del partido que sea, es desarrollar las capacidades y habilidades políticas para gobernar con el concurso de sus adversarios, con el concurso de las oposiciones, porque ésa es la gran lección política de este país. La normalidad democrática consiste en exigirle a los distintos grupos políticos trabajar mirando el interés de la nación, mirando el interés del país, esto es el resultado que en las urnas nos muestra en los últimos tiempos, señala Ricardo Espinoza Toledo, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Iztapalapa (UAM-Iztapalapa).

“De manera que si el triunfador es el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, no tendrá dificultades para relacionarse con los gobernadores, porque la mayoría de  gobernadores del país han salido de las filas del PRI; esto lo acompañará, lo cobijará, pero eso es una parte del país, la otra parte es la representación nacional  que aterriza en el Congreso de la Unión, es decir, en la Cámara de Diputados y en el Senado, que es el resultado de la sumatoria nacional en el que se expresan esas tres grandes tendencias políticas existentes a nivel nacional y con las cuales el presidente tendrá que dialogar, llegar a entendimientos”.

“Dicho de otra manera, aquella frase del expresidente Vicente Fox en las elecciones intermedias de 2003 cuando decía que había que quitarle el freno al cambio, y que quitarle el freno al cambio era darle al PAN una mayoría propia, pero darle al presidente una mayoría propia es algo que el proceso político ha descartado, es algo que el comportamiento político y electoral de los ciudadanos ha dejado de lado. Lo mismo pidió Felipe Calderón en las elecciones intermedias de 2009, decía que para que se pudieran hacer las reformas estructurales, las reformas necesarias, él requería de la mayoría, pero de nueva cuenta el comportamiento de los ciudadanos, en segunda ocasión consecutiva tomando la de 2003 como referencia, fue decirle: lo que queremos es que se pongan de acuerdo, no queremos un presidente que avasalle, no queremos un partido que impere sobre los demás; ése es el cuadro político del país en la actualidad y ése es el primer reto que enfrentará el candidato triunfador en estas elecciones.”

“Ahí es donde se verá entre otras cosas si estamos en presencia de un presidente que tiene la talla de estadista, que mira más allá de los interese particulares, que mira más allá de los interese de su partido, que mira y que está mirando el interés público o los intereses públicos, los intereses colectivos.”

Frente al escenario de que nuestro semanario estará circulando el día de la jornada electoral, domingo 1 de julio, y por lo tanto al cierre de esta edición no sabremos aún quién de los cuatro candidatos presidenciales, Enrique Peña Nieto, del PRI-Verde Ecologista; Josefina Vázquez Mota, del PAN; Andrés Manuel López Obrador, del PRD-PT y Movimiento Ciudadano,  y Gabriel Quadri, de Nueva Alianza, será elegido por los mexicanos como presidente de la república para el periodo 2012-2018, Siempre! presenta esta entrevista realizada el pasado 27 de junio, con Ricardo Espinoza, profesor-investigador de la UAM-Iztapalapa que tiene como punto central los posibles escenarios de llegar a Los Pinos el candidato del PRI, tomando en cuenta que hasta el cierre de las campañas seguía siendo el puntero en las preferencias electorales.

Luego de 90 días de campaña y a cuatro días de la elección presidencial, el 1 de julio, el estudioso del PRI, Ricardo Espinosa, hace un balance de lo que fue la campaña del priista Enrique Peña Nieto y de los factores que influyeron para que el mexiquense se mantuviera durante este tiempo como el puntero en las encuestas. “La campaña que el PRI, que su candidato Peña Nieto, han desarrollado ha sido buena; ha tratado de promover sus propuestas, ha hecho distintos planteamientos, en ocasiones hábilmente ha rectificado y reorientado su posición y ha hecho planteamientos como los de combate a la corrupción, por ejemplo, que es un tema que distintos segmentos sociales han demandado desde hace mucho tiempo, y en esta ocasión el candidato del PRI  se ha hecho eco de esa petición, de esa demanda social y lo ha puesto como uno de los, no el único, pero uno de los aspectos que abordaría en el caso de ganar la Presidencia de la República”.

Por lo tanto hay que decir “que su campaña ha tenido penetración, insisto, en razón de las distintas propuestas que ha hecho, y ha buscado e introducido una serie de elementos novedosos para un candidato del PRI, por ejemplo, definirse como alguien que no será cómplice no sólo de la corrupción sino de los malos manejos, de la ineficacia, y esos aspectos le atraen a importantes segmentos de ciudadanos, por eso es que llega a la elección en buena posición”.

Buen desempeño de equipo

En este mismo sentido, Espinoza Toledo analiza el desempeño político del candidato del tricolor  y responde si es el estadista que los mexicanos esperan. “Peña Nieto ha sido cuestionado por sus adversarios en razón de una cierta falta de formación y algunos errores en el proceso que dejaban ver falta de información en algunos aspectos, pero a lo largo de la campaña se ha mostrado como alguien con capacidad de aprender en el proceso, con capacidad de rodearse de gente competente y esto es un buen signo. Siempre la calidad de los colaboradores habla del personaje central, y han ido sobre la marcha él y su equipo buscando darle contenidos a la campaña, darle propuestas, darle opciones de salida que miren hacia el México que ellos están pensando, que quieren apuntalar, que piensan que es al que es necesario arribar. Si esto es así, yo vería, en caso de que Peña Nieto ganará la presidencia, una relación de continuidad”.

“Un aspecto que se podría rescatar es la reivindicación de que está convencido de las virtudes de la democracia, de las virtudes del pluralismo aunque, y hay que decirlo, la mala relación que se generó entre el movimiento de los universitarios y el candidato del PRI y los priistas despertó serias dudas entre algunos grupos sociales, dudas acerca de si efectivamente los priistas que lo acompañan y él están convencidos del pluralismo y de los aportes de los opositores que siempre existen en democracia, porque en democracia no hay mayoría ni minorías predestinadas ni están en este nivel de una vez y para siempre; es un juego de mayorías y minorías, así como el PRI  fue derrotado en otras batallas presidenciales ahora tiene las posibilidades de ganar, esto es la democracia”.

“Los verdaderos líderes —apunta Espinoza Toledo— no son resultado de la publicidad o de la difusión o de los spots sino de la capacidad para afrontar las situaciones adversas y éste es un país en el que la adversidad es mayor. El presidente de la república se enfrenta a un país en el que más de la mitad de población vive en condiciones de pobreza o de pobreza extrema. Esto ya es un reto formidable: gobernar un país en esas condiciones requiere del desarrollo de una gran capacidad relacionada no sólo con la información  sino con la sensibilidad, pero además con la convicción de que hay que entrarle a esos retos porque de lo contrario es el presidente el que se ve arrastrado; es decir, en vez  de ser  el primer mandatario el que dirija las cosas, acaba acomodándose y administrando las condiciones, entonces la situación de desigualdad que vive este país es algo muy complicado y que los presidentes tienen que tomar  como  parte de la realidad del contexto en el que se moverán, y eso hace en buena medida que los presidentes sean muy exigidos por la sociedad, sean muy demandados, que esperen mucho del presidente y que, por tanto, esté siempre siendo objeto de ataques, objeto sistemático de críticas, de manera que ser presidente es una de las tareas más complejas de este país”.

Desde su análisis, el investigador de la UAM-Iztapalapa no vislumbra un conflicto poselectoral como sucedió en la pasada elección presidencial del 2006.  “No es repetible y no se trate de adivinar lo que ocurrirá,  porque los mismos actores políticos a veces tampoco tienen muy claro cómo reaccionarán, pero el 2006 es irrepetible por muchas razones; en primer lugar, porque no estamos ante un proceso en el que el candidato del PRD haya aparecido en el primer lugar de las estimaciones derivadas de las encuestas, en segundo lugar porque las fuerzas económicas y sociales en la actualidad están más distribuidas, hoy no se ve la lucha de dos bandos, como ocurrió en el 2006, ahora lo que se puede observar en este cierre de campaña es que es una lucha entre tres y cada uno cuenta con el respaldo de distintos segmentos de la sociedad, los discursos son más moderados, lo que hoy se llama guerra sucia no tiene los contenidos  tan contundentes y tan agresivos de la ocasión pasada, creo que hay un ambiente de mayor moderación si lo comparamos con el 2006. De manera que considero muy difícilmente que se pueda  reeditar lo que ocurrió en el 2006”.

El viejo PRI

Tomando en cuenta un argumento que se manejó en las campañas electorales que concluyeron hoy fue que Peña Nieto representa el PRI de hace 70 años y que gobernará como esos priistas de antaño, de alguna manera se le responsabiliza de todo lo malo que sucedió y que sucede en el partido, con sus líderes y militantes. Ricardo Espinoza explica: “Si  lo vemos en el marco del proceso electoral, el cual es una batalla de posiciones, es una lucha de posiciones, y evidentemente que cada candidato busca mostrar al adversario de la peor manera, eso en el marco del proceso electoral y así son todas las campañas  políticas, y no sólo en México, sino en todo el mundo”.

“Ahora bien, si Enrique Peña Nieto representa el viejo PRI, es algo que tendría que abordarse mirando qué ha pasado con el partido durante el tiempo que ha sido oposición al gobierno federal, y lo que ha ocurrido  es que ha tenido una suerte de adaptación funcional, es decir, se afirmaba que una vez que perdiera la Presidencia de la República se iba a diluir, se iba a  dispersar, iba a morir —era el término que se empleaba—, pero lo cierto es que el PRI sigue vivo y muy vivo, es que se ha mantenido  en la preferencia de los electores a pesar de aquella derrota, y eso se nota en su presencia, particularmente, en las gubernaturas de los estados”.

“En ausencia del líder máximo, del líder natural, como le decían al presidente de la república, apareció la fuerza de los gobernadores, porque ellos representan a su partido en las entidad en que gobiernan, empiezan a desempeñar la misma función para los priistas que desempeñaba el presidente de la república  a nivel nacional; pero ahora ellos son como el referente claro que tienen los priistas en sus entidades y eso hace que el PRI no se disperse sino que se reconcentre ahora en torno a sus gobernadores, que se vuelven en conjunto un factor  real no sólo de la vida política sino un pilar fundamental, aunque no el único, del Revolucionario Institucional, porque junto a los gobernadores está el Comité Ejecutivo Nacional, está su bancada de diputados y los senadores, esta la nueva tríada que hace que el partido mantenga su vigencia. Esto es lo que hace posible la adecuación funcional del PRI a estas nuevas circunstancias que ahora lo pueden lanzar a la Presidencia de la República de nueva cuenta”.

Sangre nueva en el partido

En ese sentido, subraya el especialista en partidos políticos,  Enrique Peña Nieto encuentra otras circunstancias dentro del Revolucionario Institucional, y los partidos aunque se refunden no se reconstituyen con nueva gente necesariamente, sino que son los que han venido trabajando en la organización así que en el PRI no están solamente los viejos priistas, están también los nuevos priistas, están sus juventudes, están todos los cuadros medios que aspiran a ser diputados, senadores, gobernadores, presidentes municipales, y eso le inyecta sangre nueva, nuevas preocupaciones, pero además nuevas propuestas y posturas derivadas de la experiencia que han tenido como partido opositor en el nivel federal”.

Ante este escenario, “de ganar la elección presidencial Enrique Peña Nieto, tiene que ejercer un gobierno de nuevo tipo, tiene que gobernar en concordancia con las exigencias de un país como es el México actual, que es un México diferente al que gobernó el PRI,  tan diferente que no hay prácticamente un solo estado de la república donde un sólo partido tenga el control casi exclusivo de los distintos órganos de gobierno, de representación; casi todos los gobernadores de los estados, independientemente del partido que sean, coexisten o tienen que coexistir con presidentes municipales  surgidos de otros partidos adversos o contrarios al del gobernador. Si esto lo vamos mirando en la dimensión nacional, el presidente de la república tiene ahora que ejercer un gobierno de nuevo tipo, tiene que gobernar en el marco de la pluralidad y de la diversidad, así que esto no puede ser de otra manera si se quiere —como dice el propio Peña Nieto—desempeñar un gobierno que dé resultados, en términos de que el proceso político  sea el nutriente para los acuerdos y las propuestas, en términos de ofrecer opciones a los jóvenes, de que la educación sea una educación de calidad, de que se ofrezcan empleos buenos, bien remunerados, entre otras cosas”.