Deciden helenos mantener su país en Bruselas

 

Bernardo González Solano

Por el momento, la dosis de aspirina volvió a paliar el avance del cáncer que corroe a Grecia. Los resultados de los comicios generales del domingo 17 de junio en el viejo pueblo heleno vuelven a esbozar un crítico panorama para formar gobierno como sucedió después de las elecciones del 6 de mayo último.

No obstante, ahora la derecha proeuropea de Grecia ganó al izquierdismo radical lo que la posibilita para lograrlo. Obviamente tendría que ser un gobierno de coalición con el socialismo. Como sea, el triunfo de la derecha alejó, por el momento, el fantasma de una salida de Atenas de la zona euro y contra la política de ajustes a cambio de los rescates financieros de los “tres campeones” o la troika: la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.

Las cifras

En Grecia, el partido Nueva Democracia, dirigido por Antonis Samarás, obtuvo 29.96% de los votos, lo que representa 130 escaños de los 300 del Parlamento. La diferencia entre porcentaje de votos y número de curules es debida a que la Constitución concede 50 escaños adicionales al partido que logra el primer lugar. En segunda posición, con 26.65% y 71 escaños quedó el partido de izquierda radical Syriza, encabezado por Alexis Tsipras, que ha denunciado los ajustes impuestos a Grecia, y el domingo 17 de junio se negó a aliarse con Samarás.

Frente una eufórica multitud reunida ante el palacio de Zappeion, en Atenas, que coreaba “¡acá está, este es nuestro primer ministro!”, Samarás dijo: “El pueblo griego votó porque Grecia permanezca en el euro, el país no tiene un minuto que perder. No podemos seguir con la ciudad a la deriva”.

A su vez, los dirigentes de la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional pidieron a Grecia a formar gobierno rápidamente, por lo que brindaron su apoyo a las nuevas autoridades, a las que “recordaron” apegarse a todos los programas de austeridad de antemano pactados.

Así, Angela Merkel, la canciller alemana, antes de trasladarse a Los Cabos, Baja California Sur, a la reunión del G-20 (del 18 al 19 de junio), consideró que Grecia respetará sus compromisos; llamó telefónicamente a Samarás y lo felicitó por su triunfo electoral.

En respuesta, un comunicado de Atenas afirmó: “Parte de los principios de Grecia es respetar los compromisos europeos”. A su vez, Herman Van Rompuy, presidente de la Unión Europea, confió a Samarás: “Tenemos la esperanza de que los resultados de la elección permitirán que se forme un nuevo gobierno rápidamente”. Asimismo, le dijo que se apegue al programa económico negociado con los socios de la eurozona, lo que permitió el rescate millonario de Atenas.

Por su parte, los socialistas de Tsipras antepusieron una condición para formar alianza con Nueva Democracia; pidieron que se sume el partido Izquierda Democrática, que con el 6.11% de sufragios y 16 curules queda en el centro del juego para que Grecia pueda salir de la parálisis en que quedó tras las elecciones del 6 de mayo último. En fin, Samarás pide “renegociar” el programa de ajustes, mientras que Tsipras exige “medidas de crecimiento” para un país en recesión desde hace cinco años.

Entretanto, las capitales europeas sin duda podrán suspirar de alivio. Los resultados han sido más que reconfortantes. Para Nueva Democracia, 130 escaños, 72 finalmente a Syriza y 32 a los socialistas de Pasok, sobre los 300 elegidos con que cuenta la Vouli (parlamento monocameral).

Si se confirman estos resultados ofrecerían a Nueva Democracia y a Pasok —el antiguo partido todopoderoso durante mucho tiempo—, una estrecha mayoría de 159 sedes. Izquierda Democrática (que logró 16 escaños) podría agregarse a los dos anteriores. Dirigida por un ex comunista de 70 años de edad, Izquierda Democrática se conformaba  desde hace dos años en un equilibrismo bizantino, al mismo tiempo contra el rigor y por el mantenimiento de buenas relaciones con los acreedores internacionales del país.

Hay que decir que Samarás fue el que exigió el desarrollo de elecciones anticipadas (antes del término normal en octubre de 2013), a cambio de su apoyo al memorandum de la troika. Al convertir las elecciones legislativas en un referéndum por o contra de Europa, logró llevar a su partido a casi 30% de los votos y deberá acceder al poder que tanto ha codiciado desde hace meses. Todavía falta que los hermanos enemigos de Pasok y de Nueva Democracia se entiendan, lo que han sido incapaces de conseguir en el curso de los últimos decenios. Las condiciones impuestas por Europa para el otorgamiento de una ayuda financiera vital podrían ayudarles, como su oposición común al otro ganador del escrutinio, el partido Syriza.

Historia

En la historia de Europa democrática, después de la Segunda Guerra Mundial, no se había visto jamás que un movimiento político realizara un ascenso electoral tan fulgurante. Syriza (literalmente “coalición radical de izquierda”) no había logrado más del 5% de los votos en los comicios griegos del 4 de octubre de 2009. En éstos, anticipados, del 6 de mayo, llegó, con la admiración general, al 17%, convirtiéndose en la segunda formación de Grecia, atrás de Nueva Democracia.

Dirigido por un orador excepcional, Tsipras (ex líder comunista, estudiante del movimiento de ocupación de las universidades de l997), Syriza dio otro brinco, ganando más de 10% de los votos griegos en el lapso de un mes.

El partido neofascista Amanecer Dorado, que se declara tanto anti-inmigrante como contrario de Bruselas, pudo conservar su éxito del 6 de mayo, que sorprendió a toda la clase política griega. Este partido, cuyo portavoz abofeteó en un escenario de televisión a una diputada comunista y a otra le aventó un vaso de, agua por lo que se ordenó su aprehensión y se dio a la fuga, podría lograr aproximadamente una veintena de curules en la cámara de diputados. Su líder, Nikos Michaloliakos, anunció que pondría “orden en el Parlamento” e impediría cualquier “patinazo”, tanto en política exterior (se refiere a la disputa de Macedonia y a las islas del mar Egeo cuyos fondos marinos son codiciados por Turquía), como en la política interna (la inmigración clandestina en particular).

Surgen varias interrogantes de estos comicios dominicales: ¿por qué votaron tantos jóvenes a favor de Syriza? Una profesora de francés en Atenas explica: “Los partidos tradicionales fracasaron. Fueron ellos los que pusieron a Grecia en esta imposible situación. Por eso, nosotros queremos ensayar una vida nueva”. Votando con su corazón más que racionalidad económica, la profesa agrega: “Grecia es el origen de toda la civilización europea. ¿Cómo podría resignarse este país a ver su suerte decidida por los tecnócratas de Bruselas?”.

A formar gobierno

Más allá de lo que dispongan los participantes en el G-20 en Los Cabos, respecto al futuro de Grecia, el nuevo gobierno heleno, una vez que sea formado, no conocerá “estado de gracia”, ni los clásicos 100 de gracia. Rápidamente entrará en una carrera contra reloj para evitar que caiga en la falta de pagos.

El viernes 15 de junio pasado, fue la fecha prevista para le entrega de la segunda parte del préstamo bonificado europeo de 130 mil millones de euros, concedido a Grecia en la cumbre europea del 8 de marzo pasado, a la que asistieron Christine Lagarde (Fondo Monetario Internacional) y Mario Draghi (Banco Central Europeo). Sin la entrega de este dinero fresco —la parte es de 8 mil millones de euros—, el Estado griego no sería capaz de pagar a sus funcionarios a partir del próximo 20 de julio, según Lucas Papademos, el primer ministro técnico que gobierna del 11 de noviembre 2011 al  6 de mayo de 2012.

La liberación de esta rebanada debe hacerse después de que una comisión inspectora de la troika declare que el país ha realizado las reformas a las cuales se comprometió en la cumbre del 8 de marzo.

El primer expediente candente que tratará el nuevo gobierno será el de la recapitalización de los bancos. Desde hace dos meses, los griegos retiran masivamente sus ahorros de los bancos, para guardar en sus casas los billetes de euros. Los bancos griegos, cuyos activos obligatorios de Estado han sido divididos por dos, no prestan créditos a los empresarios nacionales. Las empresas fueron obligadas a reducir su personal. En cinco años, el sector privado ha perdido un millón de empleos.

Con las elecciones del domingo 17 de junio, los griegos y los europeos únicamente ganaron tiempo, pero ya no tienen mucho margen para demorarse más.