Entrevista a Issa Luna Pla/Investigadora del IIJ de la UNAM

Nora Rodríguez Aceves

El movimiento de universidades #YoSoy132 es un ejercicio de la libertad de expresión que hasta el momento se ha hecho de manera respetuosa y responsable; simplemente es crítico, es duro, es un mensaje fuerte, pero no estamos en una republica romántica sino estamos realmente en un país democrático con opiniones y ciudadanos críticos”, afirma Issa Luna Pla, profesora-investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“#YoSoy132 es un movimiento incluyente que no representa a una sola universidad. Su representación depende únicamente de las personas que se suman a esta causa y que se articulan a través de los comités universitarios.”

Movimiento legal

Hasta este momento el movimiento se mueve dentro de la legalidad, no ha violado ninguna ley o reglamento del orden público, “lo haría plantándose en una vialidad durante varios días, en el momento en que realicen pintas a los monumentos públicos o edificios en vía pública, ahí sí desde luego que estarían violando la ley; la línea es muy delgada y puede pasar de un día para otro, sin embargo la manifestación de su discurso es bastante legitima”.

La especialista en materia de derecho a la información y  libertad de expresión señala que “el movimiento universitario surge a partir de una reacción de estudiantes que tienen como móvil la desconfianza no solamente contra los candidatos a la Presidencia sino en particular contra la forma y la falta de información que existe en los medios de comunicación,  por lo tanto el móvil de este movimiento, por lo que nos han dicho sus integrantes, resulta ser muy interesante porque es una manifestación  al derecho a tener información veraz, certera y a tener medios independientes que no impongan candidatos, dentro de un contexto en el cual  los jóvenes cada vez están siendo más críticos de lo que sucede; ya no tenemos una juventud pasiva y que se va a  quedar así, sino que es una juventud que empieza a exigir sus derechos y a manifestar sus intereses y, desde luego, son generaciones que han crecido con la desconfianza ya no sólo a las instituciones políticas sino también a las instituciones mediáticas”.

“Lo fundamental en este fenómeno es que tenemos una libertad muy amplia garantizada en México para este tipo de manifestaciones. No estoy diciendo que tenemos la libertad ganada pues lo vemos cuando se trata de manifestaciones de denuncias contra el crimen organizado, ahí tenemos justamente lo opuesto, una falta de libertad de expresión total; sólo estoy diciendo que en este aspecto nos damos cuenta de que es posible que los jóvenes se organicen en una tarde a través de las redes sociales y hagan valer sus opiniones, y esto es bueno porque, si nos comparamos con China, estamos bastante avanzados”.

En este sentido, “manifestar esas opiniones, que pueden ser bastante crudas, pero no han sido violentas, ya que no han llegado a lastimar a alguno de los candidatos presidenciales ni tampoco han insultado sino simplemente están manifestando su opinión, en la cual no hay ninguna sorpresa en que sean los jóvenes los primeros que digan: “No les creo a las instituciones y no queremos políticos aquí”. De eso tendríamos que tomar nosotros nota, de lo que está sucediendo y de esas manifestaciones de la realidad y hacer algo por las instituciones y aumentar la credibilidad para que otras generaciones no tengan ese mismo sentimiento”.

En su primer comunicado de prensa, del pasado 29 de mayo, la Coordinadora del Movimiento #YoSoy132 declara: “Somos un movimiento ajeno a cualquier postura partidista y constituido por ciudadanos. Como tal, no expresamos muestra de apoyo hacia ningún candidato o partido político, pero respetamos la pluralidad y diversidad de los integrantes de este movimiento.  Nuestros deseos y exigencias se centran en la defensa de la libertad de expresión y derecho a la información de los mexicanos, en el entendido de que ambos elementos resultan esenciales para formar una ciudadanía consciente y participativa. Por lo mismo, promovemos un voto informado y reflexionado…”

Frente a esta postura apartidista que ha asumido el movimiento desde su inicio, Issa Luna advierte que “el riesgo siempre de fundar un movimiento masivo es que se te cuelguen otros intereses, por eso es importante dejar en claro cuáles son los estatutos y el manifiesto de este movimiento. A mí me parece que, aunado a esta propensión de los movimientos multitudinarios, también ha habido una falta de claridad en cómo manifestarse y qué proponer en contra de una violación al derecho a la información de los mexicanos. Lo podemos ver en el manifiesto que sacaron el fin de semana los estudiantes, que es bastante abstracto, hasta metafórico, en el cual no nos dejan claro cuáles serán las líneas a seguir dentro de una demanda de derecho a la información”.

Sin partido

La autora de Movimiento social del derecho de acceso a la información en México, editado por el IIJ-UNAM, 2009, agrega que “otros movimientos en contra de medios de comunicación han existido en México desde los años sesenta y se han conservado en México desde esos años hasta la fecha,  y lo que han hecho es proponer una serie de reformas a las leyes, a las instituciones que verifican el cumplimiento de las concesiones, del uso y aprovechamiento de las concesiones de medios de comunicación, y de alguna forma han convertido su clamor en algo propositivo. Si los estudiantes, si los medios de este movimiento no son lo suficientemente propositivos, tienen todo el riesgo de que se les cuelgue cualquier tipo de consigna ideológica, cualquier tipo de manifestación partidista y, desde luego, es muy importante que, para darle continuidad, sus los integrantes busquen que no sea un movimiento partidista para que no se arruine su genuina demanda”.

Por eso, “si pudiera opinar o contarles a ellos qué es lo que me gustaría que sucediera es que no se convirtieran en un partido político sino que se quedaran como una organización de jóvenes y, así como consiguieron que el debate se transmitiera en cadena nacional, que buscaran su inclusión dentro de los medios de comunicación en consejos consultivos y tuvieran voz y voto  para las decisiones de los contenidos que los medios de comunicación estructuran y diseñan. Este movimiento podría evolucionar a participar directamente en las decisiones  y en la pertinencia, digamos, de los contenidos y cómo se pueden diseñar”.

“Esto no es sacado de la manga sino que existe en otros países, por ejemplo en el Reino Unido, incluso en Colombia, en donde los medios de comunicación tienen consejos ciudadanos conformados por diferentes grupos  como jóvenes, padres de familia, grupos religiosos o de minorías lingüísticas que integran los consejos de los medios y tienen derecho a voz y voto sobre cuáles son los contenidos que se deben imponer en estos medios de comunicación; eso es democratizar los medios”.

En su primera asamblea general, realizada el pasado 30 de mayo, el movimiento de universidades #Yosoy132 decidió mantener su postura contra la candidatura presidencial de Enrique Peña Nieto, aunque aclaran que “no es odio ni intolerancia con su nombre…”

En este sentido, Issa Luna Pla expresa su opinión al cuestionamiento de si el movimiento universitario debe dirigirse contra un candidato presidencial: “debería dirigirse en contra de lo que ellos han llamado un líder impuesto por algunos medios de comunicación, es decir, deben dirigirse no contra el candidato en sí, y como lo han dicho ellos, no están ni siquiera en contra del PRI, están en contra de lo que el sistema está haciendo para que el candidato sea apoyado por los medios de comunicación y, por supuesto, que ese discurso no está claro, por supuesto que puede pulirse de mejor manera y puede ser mucho más aclarativo y atractivo, sin embargo, lo están haciendo bien. No deben colgarse de este movimiento otros jóvenes que quieran ir en contra de algunos de los candidatos sino en contra de la forma en la cual se está dando el modelo mediático”.

Es aquí donde debe tenerse mucho cuidado, porque conforme se acerca el día de la elección el ambiente electoral se va crispando y polarizando cada vez más y más. Recordemos el 2006, y “observando otras elecciones en diversos países, las elecciones son procesos que naturalmente polarizan las opiniones; antes quizá veíamos elecciones mucho más cerradas, mucho menos competidas en las cuales era claro que podía ganar uno de los candidatos y una minoría solamente se manifestaba en contra, pero en realidad casi todas las elecciones en sistemas democráticas están diseñadas conceptualmente para que se cierren los resultados a una diferencia menor y eso es lo que hemos estado viendo en las últimas elecciones en México”.

Por lo tanto, en este momento, “sí tenemos una polarización; hubo en el 2006 acontecimientos desafortunados que además polarizaron la opinión o a la sociedad más bien entre los ricos y los pobres, ahora recuerdo con mucha claridad la forma en la cual ya difícilmente se podía salir a la calle y meterse a un barrio de menores recursos, porque entonces las personas con un automóvil bueno eran insultadas, y viceversa, las personas eran discriminadas por tener pobreza económica. No obstante, lo que hemos estado aprendiendo estos últimos años es a vivir con esas diferencias económicas y sin resentimiento, y el movimiento no tendría que poner énfasis en diferenciar a unos grupos de otros sino más bien en proponer cómo tiene que ser el modelo de medios para que esto no vuelva a suceder, si es un movimiento como lo están diciendo hoy  los estudiantes, que continuará y no solamente se votará en estas elecciones”.

Además, “parte del mensaje o del discurso es que este movimiento está proponiendo que los medios no impongan un candidato, que viene muy pegado con el rechazo de ciertos candidatos, en particular de Enrique Peña Nieto, y es obvio hacer esa inferencia porque es el candidato que está teniendo el mayor apoyo de los medios y eso se ha demostrado no solamente con facturas, se ha demostrado también con muchos documentos que, incluso, los propios adversarios han hecho públicos, por lo tanto el discurso  lo tenemos que tomar con pinzas, es un discurso muy complicado, no es toda la culpa del PRI; desde luego el PAN tiene toda la culpa también por no haber cambiado ese modelo mediático y esa relación entre el estado y los medios en el curso de los 12 años que gobernó”.

 

Riesgo de caer en el odio

La investigadora reitera: “todas las partes tienen responsabilidad, cualquier persona podía inferir que tanta culpa tiene Peña Nieto de ser apoyado por los medios y tener el apoyo del grupo Televisa, como también podemos inferir que el PAN tuvo también responsabilidad por no haber revisado el ejercicio de las concesiones de radio y televisión, por no haber garantizado un derecho, una pluralidad en los medios de comunicación previo a estas elecciones, por no haber cambiado ese modelo y esa relación entre el Estado y los medios de comunicación”.

Issa Luna asegura que hay que tener también cuidado en cómo se maneja el movimiento porque de él se podría desprender una campaña de odio: “posiblemente puede llegar a ser una campaña de odio y lo veo muy factible de ganar las elecciones el  candidato del PRI, en ese momento es donde empezaremos a encontrar este tipo de manifestaciones de odio, entonces sí tendrá que ser bastante partidista; no creo que este movimiento se quede apartidista, llegará un momento en el que tendrá que tomar una postura política y ahí es donde se unirá el hambre con las ganas de comer y surgirán diferentes grupos  con intenciones y discursos de odio”.

Aunque “eso no debería de ser, pero el mismo curso del movimiento y de las elecciones lo pueden llevar en algún momento a convertirse en un movimiento partidista y entonces sí en ese extremo encontraremos manifestaciones de odio, pero si el movimiento se queda apartidista, aun cuando gane el candidato impuesto por los medios de comunicación, según el discurso del movimiento #YoSoy132, podríamos ver un discurso mucho más respetuoso y un discurso propositivo, entonces esperemos que hacía allá evolucione este movimiento”.