España, ¿el principio del fin?

Frida Modak

No se trata solamente del inoportuno viaje del rey de España al Africa a cazar elefantes, el problema viene de mucho más atrás y al parecer está más referido a la personalidad del actual monarca que al régimen monárquico mismo.

La Constitución de 1978 establece, en el artículo 56, que el rey es el jefe del Estado, que arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones, representa al Estado en las relaciones internacionales y ejerce las funciones que le confieren la Constitución y las leyes.

Sus actos  serán refrendados por el presidente del Gobierno y de ellos serán responsables los que los refrenden. El rey recibe una cantidad para el mantenimiento de su familia y casa y lo distribuye libremente, así como nombra a los miembros civiles y militares de su casa, entendida como tal la casa real.

Juan Carlos I de Borbón fue proclamado  el 22 de noviembre de 1975, a la muerte del dictador Francisco Franco y de acuerdo a la ley de sucesión de 1947. La Constitución de 1978, ratificada por un referéndum popular, lo reconoce  como  rey y legítimo heredero de la dinastía Borbón y le otorga la jefatura del Estado.

En 1962 contrajo matrimonio con la princesa Sofía de Grecia, cuyo padre, el rey Constantino debió salir al exilio en 1967 tras perder en la confrontación con una junta militar, que en 1973 abolió la monarquía.

Durante un buen tiempo los reyes, que tuvieron tres hijos, gozaron de popularidad dentro y fuera de las fronteras de su país, luego se empezaron a conocer algunos negocios del rey, así como aventuras sentimentales, lo que sin embargo no le restó popularidad interna.

La situación es algo diferente ahora, cuando España se encuentra en una grave crisis económica y se empiezan a tomar medidas restrictivas. En este contexto, el gasto que significa mantener la casa real no es bien visto por algunos.

Los números

A fines del año pasado y debido al cuestionamiento que se estaba haciendo al dinero recibido por la Casa Real, ésta hizo públicas las cantidades que percibe, que ascienden casi a los 9 millones de euros anuales.

El sueldo del rey equivale a 382 mil 597 dólares al año, cifra que incluye gastos de representación, estos últimos recibieron unos 15 mil dólares más que el otro rubro. El príncipe Felipe percibe la mitad de estas cifras.

La reina y sus dos hijas reciben entre las tres 483 mil 553 dólares. El presupuesto total asignado a la Casa Real por el parlamento ese año fue, hecha la conversión, de 11 millones de dólares. Es una buena cantidad aunque no una cifra impactante, pero respecto a la situación que enfrenta el país adquiere otra dimensión.

El 17.1 % de los niños españoles, casi 2,2 millones, viven bajo el umbral de la pobreza, lo que sitúa a España como el cuarto país de la Unión Europea con la tasa más alta de niños pobres. La superan Rumania, Letonia y Bulgaria.

Este informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia indica que la pobreza en España tiene rostro de niño porque está afectando su educación, salud e incluso a su estabilidad física y emocional.

Por su parte, el Comité sobre los Derechos Económicos, Sociales  y Culturales de las Naciones Unidas cuestionó por desproporcionadas las medidas tomadas por el gobierno español para enfrentar la crisis.

Estas afectan a los pobres, las mujeres, los niños, los discapacitados, a los adultos y jóvenes desempleados, así como a los mayores, los gitanos, los migrantes y los que solicitan asilo.

Las críticas no son sólo de los organismos internacionales, en el plano interno también abundan y el safari al que fue el rey en Bostwana ha afectado su imagen mucho más que los señalamientos anteriores sobre sus negocios y los intermediarios que los habrían manejado.

El caso de uno de sus yernos depara cada día nuevas sorpresas, ahora se ha descubierto que los viajes de los hijos de Undargarin y la infanta Cristina aparecen como viajes de negocios de algún adulto y el apoyo que algún día tuvo la casa real se esfuma

¿Resistirá la monarquía?

En este cuadro no sólo se especula con la duración del gobierno de Rajoy, sino también con la continuidad de la monarquía. Los anuncios del canciller, que le dijo a Hillary Clinton que “España ha vuelto”, han originado bromas pero no parecen haber impresionado a la funcionaria estadunidense.

Las evidentes dificultades por las que atraviesa el matrimonio real atraen más aún la atención del público, aunque como se señaló hace unos días en el diario El País:

“Lo suyo no fue un flechazo y sí una estrategia bien elaborada por Federica de Grecia, empeñada en buscar un príncipe para su hija mayor Sofía.”

Han transcurrido 50 años desde que se casaron, cada uno cumple con el papel que le corresponde y hasta hace un tiempo proyectaban una imagen agradable que les dio cierta popularidad gracias a ella. Las cosas han cambiado de manera ostensible.

Según los cronistas, las relaciones cambiaron a raíz de la boda de Felipe, el príncipe heredero, con Leticia, conductora de un noticiero de la cadena CNN y que no tenía ningún título nobiliario, por lo que no era aprobada por el rey. Era la segunda vez que se daba esa situación.

De acuerdo a las notas de prensa, la reina habría decidido que eso no se repetiría y en consecuencia le dio todo el apoyo a su hijo para que se casara con quien quería. Eso habría implicado una ruptura entre los reyes, que por lo visto se mantiene.

Las revistas españolas comentan que el rey no le dirige la palabra a su nuera y en los actos públicos es notorio que la ignora, al igual que a sus dos hijas, las que teóricamente podrían convertirse en reinas de España si la monarquía  sobrevive.

Leticia ha creado su propio grupo de colaboradores, en la perspectiva de que se convierta en reina de España, pero el signo de interrogación es grande. Los más optimistas piensan que tal vez el príncipe Felipe podría convertirse en rey, pero en el último de los reyes de España.

En la actualidad, y tal vez para sorpresa de unos cuantos, subsisten muchas monarquías, aunque las más conocidas sean las europeas, en especial la inglesa. Son monarquías  constitucionales o parlamentarias y monarquías absolutas.

Entre las primeras se cuentan Lesoto, en Africa; Camboya, Japón, Malasia y Tailandia en Asia; en Europa, Andorra, Bélgica, Dinamarca, España, Luxemburgo, Noruega, Países Bajos, Suecia, Reino Unido y todos los países que pertenecen al Commonwealth y reconocen como jefe de Estado a la reina de Inglaterra.

En Oceanía están Australia, Nueva Zelanda, Papúa, Nueva Guinea, Islas Salomón y Tuvalú. En las monarquías semiconstitucionales se encuentra Marruecos, en Africa; en Asia, Baréin, Bután, Jordania y Kuwait. En Europa, Mónaco y Liechtenstein, y en Oceanía, Tonga.

Finalmente, son monarquías absolutas la de Suazilandia en Africa, y las de Arabia Saudita, Brunei, Emiratos Arabes Unidos, Omán, y Qatar en Asia.