Doble discurso de unos y otros

Mireille Roccatti

En los últimos días, hemos presenciado un doble discurso en que, por un lado, se habla de respeto a la ley y de ejercer derechos únicamente, y por el otro, en una pista mediática, se insiste en descalificar el proceso electoral “en su conjunto”.

Hemos testimoniado también que los grupos afines a la izquierda más radicalizados anuncian acciones de movilización social e, inclusive, de impedir la toma de protesta de Enrique Peña Nieto el próximo 1 de diciembre, dando así por hecho que el Tribunal Electoral ratificará el conteo del IFE.

Hemos expresado previamente en este mismo espacio que falta madurez en las izquierdas para reconocer que los votos no les favorecieron y consecuentemente aceptar el resultado e iniciar una nueva etapa de construcción de acuerdos, sin demérito de esperar a que el Tribunal Electoral resuelva de manera inatacable, como son sus resoluciones, respecto de los recursos de impugnación presentado en búsqueda de invalidar la elección.

Que nadie se confunda: me cuento entre los miles de mexicanos que repudiamos y condenamos la inducción y compra de votos. Estimo, al igual que esos miles de mexicanos, que es una práctica que debe erradicarse de nuestros procesos electorales.

El pronunciamiento es que esperemos que el Tribunal Electoral resuelva, que lo haga, no como un tribunal contencioso-administrativo, sino que resuelva en tanto tribunal de plena jurisdicción, que se allegue de pruebas para mejor proveer. Antes de descalificar, confiemos una vez más en nuestras instituciones.

En lo que no podemos estar de acuerdo es en la estrategia de deslizar nuevamente al país a un escenario de confrontación, polarizar a la sociedad y generar un clima de encono. Repetidamente escucho que es sólo retórica, que es un discurso, que las aguas tomarán su cauce. Mas la violencia verbal también es violencia. Apostar a que se desgastará la inconformidad, que triunfará el pragmatismo una vez que se ocupen los demás puestos de elección popular y que se terminará por dejar solo a Andrés Manuel López Obrador no resuelve el fondo. Los radicales ya están rebasando al PRD, al PT y a Movimiento Ciudadano.

Resulta muy mezquino negarse a aceptar el resultado, habiendo aceptado las reglas y al árbitro, eso es no saber perder. Lo que está en juego es el futuro de México.

De ser cierto que estamos frente a una crisis de gobernabilidad, lo que racionalmente se espera son propuestas de diálogo y conciliación, a partir de la resolución institucional. La crisis —de existir— no se resolverá arrojando gasolina al fuego.

A  la izquierda mexicana, tradicionalmente ruidosa e intolerante frente a todo aquel que piense distinto a ella, hoy se le une la derecha panista, que tras admitir su derrota el mismo día de la elección, anuncia que estudiará si concurre al Congreso a la toma de posesión del nuevo ejecutivo federal. El país no merece tanta mezquindad.

Hay mucho trabajo, la tarea inmediata es en el Congreso, consensar las reformas, detener los proyectos en curso de derecho penal del enemigo, proyectar la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Gasto Público 2013 y el Plan Nacional de Desarrollo 2012- 2018.

mroccatti@yahoo.com.mx