Damy Vales

Francia y Reino Unido mantienen buenas relaciones bilaterales con coincidencias en política exterior, marcada con intereses comunes aunque con algo de discrepancias.

Durante la reciente y primera visita oficial del presidente francés, François Hollande, a Londres, quedó claro que, tras una reunión con el primer ministro británico, David Cameron, aunque mantienen puntos de vista comunes referentes al futuro de la Unión Europea, también existen ciertos desacuerdos.

El pasado 10 de julio, ambos políticos, que en los últimos meses tuvieron varios desencuentros, sostuvieron una conferencia de prensa conjunta, la cual mostró que Hollande y Cameron prevén ahondar la cooperación bilateral, sobre todo en materia de defensa, política energética e investigación espacial.

Cabe recordar que en noviembre del 2010, Londres y París firmaron el tratado de defensa y seguridad de Lancaster House, en el cual sientan las bases en materia de colaboración militar y para la investigación y fabricación conjunta de misiles.

El presupuesto bélico de los dos países representa la mitad del de toda la Unión Europea (UE).

También debatieron sobre la crisis económica en curso, las relaciones comerciales entre los dos países y, al analizar la política exterior, profundizaron sobre la situación de Siria, Libia e Irán, tema en el que mostraron algunas coincidencias. En ese caso,  reiteraron su retórica antisiria, y abogaron por aumentar las sanciones contra el país árabe.

Por su parte, el presidente francés defendió la idea de una “Europa de varias velocidades”, en la que “cada uno puede tomar lo que quiere de la Unión”.

“No estamos en la misma situación, el Reino Unido no tiene intención de convertirse en miembro de la Eurozona (conjunto de Estados miembros de la Unión Europea que ha adoptado el euro como moneda oficial) y nosotros no vamos a obligar a alguien a unirse”, precisó.

Los gobernantes estuvieron de acuerdo en que el presupuesto europeo no debe expandirse a niveles “inaceptables”.

Según el premier británico, se debe crear una unión bancaria entre las naciones de la zona euro, de acuerdo con lo contemplado en la reunión de la Cumbre de la Unión Europea realizada a finales de junio último en Bruselas.

Al respecto, Cameron, coincidente con el mandatario galo, enfatizó en la necesidad de que el euro sea una moneda fuerte y estable y en la aplicación con rapidez de los acuerdos adoptados en esa cita regional.

Sin embargo, el primer ministro británico se opuso a firmar este año el pacto de rigor presupuestario, suscrito por 25 de los 27 países del bloque.

Las desavenencias comenzaron a salir a la luz cuando además Cameron, quien se negó a recibir a Hollande cuando era aún candidato presidencial en febrero último, rechazó también la propuesta del nuevo presidente  de aplicar un impuesto a las transacciones financieras y de gravar con el 75 por ciento las ganancias superiores al millón de euros anuales.

Por ello, quedó claro que la regulación del sistema financiero continúa como uno de los asuntos irreconciliables.

Cameron se opone a la propuesta de Hollande de aplicar un impuesto a las transacciones financieras, la llamada Tasa Tobin, para solucionar los problemas derivados de la deuda pública y el déficit fiscal.

El jefe del gobierno británico fue criticado severamente en París el mes pasado cuando declaró que “desplegaría la alfombra roja y recibiría a las empresas galas” que huyan de las nuevas medidas fiscales.

“Siempre habrá áreas donde no estemos de acuerdo, pero hemos encontrado un amplio terreno en común, no solamente en políticas europeas, sino también en cómo desarrollar estas políticas para el Reino Unido y Francia en el futuro”, dijo Cameron.

Obviando las diferencias, Hollande señaló que tanto él como el gobernante británico comparten el objetivo común de devolver a sus países al crecimiento económico y que, a pesar de que mantienen posturas distintas respecto a Europa, ambos Estados respetan la posición del otro.

En ese sentido, el presidente galo detalló que ni los británicos intentan frenar a que actúen los países de la zona euro, ni los franceses quieren obligar a nadie a que se una.

En tanto, el ministro británico de Asuntos Exteriores, William Hague, declaró en el Parlamento de este país sobre la crisis de la eurozona y enfatizó en al necesidad de reformas internas en la UE, con el fin de hacer frente a la crisis económica.

Consideró que resolver la crisis de la eurozona es “crucial” para la economía del Reino Unido y afirmó que los problemas del euro eran “obvios desde el principio”.

“La eurozona afronta profundos retos, muchos de los cuales eran obvios desde el principio, que en la actualidad se han visto exacerbados por un débil crecimiento y una deuda excesiva”, opinó Hague.

Asimismo, señaló el pasado 12 de julio que su Gobierno está “reduciendo el déficit, poniendo bajo control las finanzas públicas y creando un sistema impositivo para impulsar el crecimiento y resultar atractivo a los empresarios”.