Cultura para construir ciudadanía

Morelia.- El drama se expresa en muchos casos a través de la risa porque la esperanza no muere aun con un cuadro desalentador que exhibe pobreza, impunidad o hastío.

La Meseta Purépecha, bravía región indígena de Michoacán ha escrito páginas en la historia que son una lista interminable de actos que hacen una viñeta de la situación tan antigua como nueva.

El municipio de Cherán es una prueba palpable a flor de tierra purembe de lo que afirmamos, se trata de un poblado que desde hace muchos años contribuye al infinito éxodo de muchos de sus habitantes a las tierras del vecino país del norte.

Actualmente libra una lucha contra una gran plaga de talamontes  que absorben su patrimonio ecológico, se organizó la comunidad con base en usos y costumbres por necesidad, porque fue la alternativa al alcance.

Más aún, en la propia Meseta Purépecha se han vivido y padecido litigios ancestrales por la tenencia de la tierra, actualmente destaca la tala inmoderada e ilegal de sus bosques, en niveles nunca antes vistos.

Todos esos elementos configuran problemas, las soluciones a veces demoran tanto pero por otra parte el bullicio, las tradiciones y el colorido de sus fiestas no amainan, acaso porque la contradicción es un síntoma de la propia humanidad y la alegría se resiste a petrificarse. El México profundo manifiesta su sonrisa agridulce de pie ante los avatares de la tragedia.

Viajar a la Meseta significa pasar por el retén que los lugareños de Cherán han instalado con el propósito de protegerse, saludarlos e intercambiar sonrisas, es regresar al origen de las cosas en la cosmogonía purépecha, a la tensión que se percibe, al pasado muy reciente doloroso que ha cobrado víctimas.

Alguna vez una académica de origen europeo me dijo que los sones purépechas son algo así como tangos autóctonos por tristes, basta escuchar la letra de la pirekua La Josefinita que dice “sufrir ya no es posible, ay, Dios eterno, quisiera morir, porque en este mundo engañoso todo es un sueño, todo es una ilusión”. Las pirekuas, canciones en lengua purépecha, ya son patrimonio intangible de la humanidad.

Rumbo a Uruapan, luego de pasar por Cherán, se llega a Paracho, las artesanías decoran, los instrumentos de cuerda alegran y exhiben el talento tan añejo como nuevo de los lauderos de fama mundial, un domingo de tianguis es alivianar un día para romper con rutinas.

Este fin de semana pasado se efectuó el Festival Internacional de Globos de Cantoya, el cielo purembe retrata las formas de muchas creaciones que vuelan sin alas hasta perderse en el horizonte aún pintado de verde por lo que resta de bosques, humedad y un vendaval de recuerdos.

La cultura siempre será una alternativa para construir ciudadanía, porque los problemas de inseguridad no sólo se deben afrontar con el incremento de efectivos policiales, el arte también debe hacer su parte.