Entrevista a Enrique Flores Ortiz/Investigador del Instituto Belisario Domínguez

Nora Rodríguez Aceves

Necesitamos que el Ejecutivo federal piense que quienes integrarán su gabinete presidencial lo harán no en un periodo intermedio sino en seis años para poder sentar las bases para el desarrollo de la economía, de la educación, de la ciencia y de la tecnología a largo plazo. Se requiere ahora sentar bases y para tal efecto se requiere un equipo de colaboración dispuesto a entregarse los próximos seis años; los intereses políticos deben estar muy claros en ese equipo, pero debe también sobrevalorar el interés de la nación, el interés y exigencia de la república, afirma Enrique Flores Ortiz, investigador del Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República.

“En estos momentos es sentar las bases para el desarrollo de un país que pueda competir a nivel internacional, que pueda recuperar el liderazgo que tenía hasta las dos décadas anteriores en el plano económico y político, y que pueda liderar los países de la región”.

El doctor y maestro en Estudios Sociales por la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa, con línea de investigación en procesos políticos, señala a Siempre! que este “equipo de colaboradores tiene que tener dos perfiles: uno, estar especializado en el campo en el cual se desempeñará, tener conocimiento del trabajo que desarrollará, y dos, este equipo de colaboradores debe tener también una capacidad política para atender este factor; es importante que cubra estos dos perfiles, porque podrá ser el mejor conocedor en la materia, podrá ser el mejor conocedor del nivel educativo o podrá ser el mejor conocedor de las finanzas públicas, pero si no tiene un perfil político que le ayude a complementar su desempeño y cumplir sus funciones será muy difícil que trascienda y que se logren los objetivos o las metas que se puedan trazar”.

Estamos, dice el investigador, “ante un cuadro crítico, el cambio político que se está dando es en respuesta justamente a esa situación crítica por la que está atravesando la población, hay un pueblo critico que hay que atender, hay una esperanza de la población y ojalá que esa esperanza no se quede truncada a medio camino, sería una decepción muy fuerte, para evitar eso sí se requiere un equipo de colaboradores de muy alto nivel”.

Flores Ortiz explica que “el gabinete con el que se ha venido trabajando en los últimos sexenio es un modelo no muy sólido no muy consistente porque han venido presentándose cambios, movilidad, en quienes están al frente de cada una de las áreas de cada una de las dependencias de cada una de las secretarías, de movilidad con base no tanto en los resultados sino en el interés político de quienes están al frente, entonces ha habido movilidad, la hubo en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, en el sexenio de Ernesto Zedillo, con Vicente Fox y todavía se presentó movilidad en los espacios clave de la administración pública federal en el sexenio de Felipe Calderón”.

Primeros nombramientos

El 11 de julio, Enrique Peña Nieto dio a conocer la creación de un primer equipo de trabajo para preparar la transición que asumirá distintas responsabilidades en este periodo como parte del equipo de la oficina del candidato ganador de la elección del 1 de julio pasado, el grupo de trabajo está conformado por: Luis Videgaray Caso, coordinador de Políticas Públicas; Miguel Angel Osorio Chong, coordinador de Diálogo y Acuerdo Político, y Jesús Murillo Karam, como coordinador de Asuntos Jurídicos.

Hay que tomar en cuenta que el país que recibe Enrique Peña Nieto “es un país con muchos retos en lo político, en lo económico y en lo social. Hay muchos retos que plantearse y los objetivos que deben trazarse para poder alcanzar y cubrir estos rezagos deben ser claros, precisos y deben estar respaldados por un staff, por un equipo de trabajo del más alto nivel”.

“Hemos vivido durante los 12 años una etapa de cambio, una etapa en la que el país ha sentido un cambio, no tanto en lo benéfico sino que la sociedad, la gente, la población, siente ese cambio como un factor que en lugar de beneficiarle le perjudicó, ya que toca su bolsillo y no hay dinero. En México hay un creciente índice de desempleo derivado de que no hay inversión, la inversión extranjera directa también vino disminuyendo en la última década, particularmente en el último sexenio. Hay un amplio cuadro de inseguridad y ante esa situación la inversión se ahuyenta, así como también la inversión se va porque el país está atravesando por un problema en el que la impartición de justicia se encuentra en una crisis, en una crisis que hay que atender, entonces es un panorama crítico el que está recibiendo el nuevo Ejecutivo federal y que para ello tendrá que integrar un gabinete presidencial conocedor de esta problemática que aqueja México”.

Por eso, dice el politólogo, la buena gestión de un gobierno dependen en primer “término de la integración de gente honesta, gente con principios, con valores, depende también de la creación de un órgano anticorrupción porque México es un país que figura entre los países a nivel mundial, de la tabla de en medio hacia abajo, como uno de los más corruptos. Nosotros vemos los últimos datos en cuanto a corrupción y las posiciones que ha tenido México en el índice de transparencia ha ido del número 67 más o menos hasta el 98, actualmente se ha distanciado”.

Ante este panorama, “se necesita combatir la corrupción, crear un órgano anticorrupción que se encargue de vigilar el desempeño de los servidores y de los funcionarios públicos desde el nivel local, municipal hasta federal, eso es lo primero que tiene que hacer el gobierno entrante una vez integrado su equipo de trabajo. Necesita gente profesional, la sociedad no está en condiciones de aceptar más a funcionarios que llegan a defraudar el interés de la nación”.

Lo que se requiere en consecuencia es gente de alto nivel, “el equipo que integrará al gabinete va a batallar, no es nada fácil, pero si el futuro presidente de la república, Enrique Peña Nieto, piensa incorporar o reincorporar a los funcionarios que colaboraron en su administración en el Estado de México, los resultados no serán tan óptimos, porque en el Estado de México se hicieron pocos esfuerzos por combatir la corrupción. Comparándolo con el Distrito Federal, la administración de Marcelo Ebrard con la de Peña Nieto, los esfuerzos trascendieron a la opinión pública, se integró un equipo de trabajo ciudadano para ir desarrollando tareas anticorrupción, lo que no sucedió en el Estado de México”.

En este sentido, lo que encontramos es “un Estado que Transparencia Mexicana nos muestra que figura entre los más corruptos. Tanto el Distrito Federal como el Estado de México, ambos figuran entre los más corruptos, entonces traer como colaboradores a su gabinete presidencial a gente que colaboró durante su administración es muy arriesgado. La sugerencia es que amplíe el panorama, hay académicos, hay funcionarios, hay políticos, incluso, de primer nivel que pueden ofrecerle un trabajo óptimo y pueden mejorar las ilusiones de los mexicanos que en este año votaron por él”.

Reformas sustantivas

Cabe mencionar que en el marco de la presentación de su equipo de transición, Peña Nieto hizo una serie de anuncios entre los que destaca la convocatoria a “todas las fuerzas políticas a trabajar de inmediato en tres reformas sustantivas: la creación de la comisión anticorrupción, comprometida desde su campaña, a fin de dar vida a un órgano con autonomía constitucional que tenga facultades para investigar y sancionar actos de corrupción en los tres órdenes de gobierno y de los tres poderes de la Unión”.

Asimismo, Enrique Flores Ortiz señala que de no aprobarse las tan esperadas reformas estructurales que tanto necesita el país en materia económica, laboral y energética se volverá “a repetir el panorama que ya le tocó vivir a Ernesto Zedillo en 1997 con un gobierno dividido por primera vez en la historia, un modelo excelente pero que lo primero que exige es negociación, exige consenso, exige al Gobierno federal tener el acercamiento con el Poder Legislativo, que es quien aprueba las nuevas políticas, quien aprueba el paquete presupuestal anualmente y esto obliga al Ejecutivo federal a tener gente clave que le ayude a consensuar con las distintas fuerzas parlamentarias, con los distintos grupos parlamentarios, las políticas que propondrá”.

En su artículo “Las coaliciones políticas, concepto y clasificación. El nuevo escenario en el espacio político mexicano”, publicado en noviembre de 2010, el investigador del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República apunta: “Con las elecciones constitucionales de 1997, la Cámara de Diputados observó por primera vez en su historia la presencia de la pluralidad política y, a la vez, la ausencia de la mayoría calificada que concedía el dominio a una fuerza parlamentaria. A partir de ahí, el sistema político mexicano iniciaba una etapa diferente y abriría su puerta a la llegada de un fenómeno: el gobierno dividido”

“En Estados Unidos, donde más ha sido estudiado este fenómeno político. Los especialistas que aceptan la existencia de los gobiernos divididos ponen en relieve una serie de ventajas como la mayor autonomía que alcanza el Poder Legislativo frente al presidente. En tal consideración, sostienen que hay una mayor propensión a la creación de leyes y políticas más coherentes y efectivas, en comparación con gobiernos dominados por un solo partido, como ocurrió en México durante más de 70 años”.

“Sin embargo, otros grupos de especialistas que estudian los gobiernos divididos resaltan un conjunto de problemas que se presentan en las relaciones entre el presidente y el Congreso tales como el conflicto, la parálisis e ingobernabilidad”.

Aquí en México, comenta Flores Ortiz, “las experiencias no han sido buenas, porque se han quedado truncadas políticas de largo alcance, fundamentales, básicas, para detonar el crecimiento económico de la nación, la política, una reforma energética, una reforma fiscal, una reforma laboral, son temas que se han quedado ahí, derivado de la incapacidad de los grupos parlamentarios para llegar a un consenso, para llegar a negociaciones, para formular políticas de largo alcance; estos años deben servirle de experiencia al gobierno de Peña Nieto para valorar a la gente que se encargará de servir de enlace con el Legislativo”.

Brasil y Argentina nos rebasaron

Y en este punto hay que hacer énfasis, hay que sacar las reformas estructurales necesarias para que el país avance, porque de no hacerlo “estaríamos hablando de un estancamiento, sería la misma película que hemos venido viendo desde el 2000 hasta la fecha, y a nivel internacional el país sufriría un rezago muy preocupante. Nos han rebasado en el terreno económico países como Brasil y Argentina y esto ha sido producto justamente de la falta de entendimiento entre el Poder Legislativo y el Poder Ejecutivo”.

El doctor Flores Ortiz, quien también cuenta con una maestría en administración pública por el Instituto de Administración Pública, asegura que el tipo de políticas públicas que México necesita es en “primer término crear una política que dé continuidad al combate al crimen organizado, porque la seguridad pública debe estar en primer nivel, necesitamos una reforma fiscal, porque las finanzas publicas atraviesan por una mala situación, hay que atraer la inversión; para ello se requiere el diseño de una política que convenza a los inversionistas extranjeros a venir a México y a que inviertan su dinero para fomentar el empleo. La tasa de desempleo ha venido incrementándose en perjuicio del sector social, de los jóvenes, de la clase trabajadora; la tasa de desempleo abierto pasó del 2.5 en 2001 a 5.7 actualmente, estamos sufriendo, necesitamos una política fiscal consistente y también necesitamos una política que fortalezca los derechos humanos en México”.

“Si México, si el nuevo gobierno está planteando posicionarse como un país líder a nivel regional, lo que requiere es revisar el sistema educativo nacional, porque hay una baja calidad en la educación, no ha habido resultados desde 1993 cuando se implementó el proceso de descentralización educativa, no ha habido resultados en cuanto a uno de los objetivos que se planteó, el mejoramiento de la calidad de la educación, la OCDE —Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos— nos ha ofrecido anualmente los resultados de la calidad en la educación y no han sido los más óptimos, aun cuando se ha invertido estamos por arriba del promedio en inversión al gasto educativo nacional, por encima del promedio de los países de la OCDE, sin embargo, los resultados han sido negativos, la calidad de la educación deja mucho que desear”.

Por eso es importante que cuando el presidente integre su gabinete incorpore este sector, el educativo, una persona que conozca el sistema educativo nacional que sea conocedora de todos sus niveles, de los avances, de los logros y de los rezagos que hay y que tenga la capacidad política para poder concertar con el gremio magisterial las políticas educativas de largo alcance. Si se quiere reposicionar el país se necesita una población capacitada, preparada, educada y que sepa aprovechar los beneficios de los avances tecnológicos, de las tecnologías de la información y de la comunicación; eso es lo que necesitamos, políticas de largo alcance. Estos son los temas en los que hay que poner atención, desde mi perspectiva”.