Alexander Serikov
Desde Pyongyang, capital de Corea del Norte, llegó la noticia de que había sido destituido de todos sus cargos el vicemariscal Ri Yong Ho quien era jefe del cuartel general del ejército norcoreano así como miembro de la presidencia del Buró Político del gobernante Partido del Trabajo y vicepresidente de la comisión militar central del mencionado partido. Según la agencia Reuters, la destitución del vicemariscal se explica por su actitud extremadamente hostil hacia cualquier reforma en el país. En particular, se pronunciaba categóricamente contra la entrega del mando de la economía que estaba en el poder de los militares a las estructuras civiles.
Al mismo tiempo el periódico The New York Times informó que el actual líder norcoreano Kim Yong Un decidió quitar el control de la exportación de recursos minerales de las manos de los militares y hacer de esta manera que ellos se queden sin ingresos en divisas extranjeras. Dice el periódico mencionado que de esta forma el líder norcoreano quiso matar dos pájaros de un tiro: mejorar la situación económica del país y limitar la influencia del mando militar.
Los deseos del nuevo y ambicioso líder norcoreano aún no han recibido ninguna confirmación práctica. Sin embargo Kim Yong Un hizo lo que ninguno de sus antecesores se había atrevido a hacer: levantó la cortina de misterios que cubría otro aspecto de la vida norcoreana: la vida privada de los miembros de la dinastía Kim que ha dirigido el país asiático durante 40 años. La primera noticia sobre la vida privada del tercer Kim apareció a principios de julio del presente año cuando asistió el concierto del conjunto nacional Moranbón.
Fueron varias cosas las que sorprendieron a los observadores extranjeros acostumbrados a ver lo reservado que eran las manifestaciones artísticas norcoreanas. En primer lugar las artistas y bailarinas vestían atuendos mucho más llamativos que los que acostumbraban vestir antes. En segundo lugar, se interpretaron melodías norteamericanas como A mi manera de Frank Sinatra nunca antes escuchadas en los conciertos oficiales. Y en tercer lugar, el actual líder apareció juntó con una joven y simpática mujer. En aquel momento no se sabía nada sobre ella. Pero más tarde, a finales del mismo mes de julio se informó que Kim Yong Un se había casado y que su esposa se llama Ri Sol Ju. Tiene 27 años, su padre es profesor; su madre, médico.
El líder norcoreano vió a su futura esposa en un concierto celebrado el 31 de diciembre del 2010 y se enamoró de ella. La futura primera dama fue conocida como interprete de canciones patrióticas. Los observadores creen que ella podría ser símbolo de ciertos cambios en la vida del pueblo norcoreano. Tal vez, cambios protocolarios, no más. Pero significativos, sin duda. Por ejemplo, si antes las esposas de los líderes –abuelo y padre del actual primer mandatario– aparecían vestidas demasiado discretas y modestas y nunca se atrevían a ir tomándose de las manos con su cónyuge, Ri Sol Ju vestida de última moda y Kim Yong Un iban en el concierto de julio tomados del brazo.