Alexander Serikov
Rusia tiene el récord mundial de lanzamientos de naves espaciales aunque no todos han sido exitosos. Uno de ellos tuvo lugar hace poco, el 7 de agosto pasado.
Se trata del cohete portador Protón-M que fue lanzado ese día con dos satélites de comunicación los Express-MD2 y Telcom-3. El llamado bloque de aceleración que tenía que funcionar 18 minutos en realidad funcionó apenas 7 segundos y el lanzamiento fracasó.
Este suceso trágico no ha sido el único. La cadena de fracasos comenzó el 5 de diciembre del 2010 cuando fueron lanzados los tres satélites de la serie Uragán-M también con el cohete portador Protón-M pero con otro bloque de aceleración. El año 2011 se destacó sobremanera por los lanzamientos truncos. Fue en febrero de ese año cuando no se logró colocar en la órbita deseada el satélite militar Geo-IK-2 lanzado para precisar la red geodésica y sondear el campo gravitacional de la Tierra. Otra desgracia ocurrió el 19 de agosto del mismo año cuando el satélite de comunicación Express AM-4 lanzado un día antes, fue encontrado en una órbita equivocada y no se logró la comunicación con este aparato. Apenas seis días después del mencionado lanzamiento tuvo lugar otro desastre durante el intento de lanzar el satélite Progress con un cargamento para la estación cósmica internacional que se encontraba en aquel momento en la órbita de la Tierra. Resultó que se descompuso el tercer fragmento del misil portador Unión-U.
Y a fines de ese año de 2011, el 23 de diciembre, se extravió en el espacio cósmico el satélite militar Meridián-5 por desperfectos en el propulsor del misil Soyuz 2.1b.
Pero el fracaso más sonado de la industria cósmica rusa fue la pérdida del aparato interplanetario Fobos-Grunt lanzado el 9 de noviembre del 2011 con el objetivo de recoger partículas del suelo en Fobos, satélite de Marte. Por fallas del cohete portador el satélite lanzado no logró salir del espacio cercano a la Tierra y se quemó el 15 de enero del 2012.
Con esta lista de tantos fracasos en la industria cósmica rusa celebramos el que algunos módulos de fabricación rusa que funcionan en los cohetes extranjeros sean de óptima calidad. En este sentido cabe mencionar que algunos artefactos de fabricación rusa fueron utilizados para la construcción de la estación científica espacial estadounidense Curiosity cuyo lanzamiento realizado el 26 de noviembre del 2011 y el aterrizaje en Marte efectuado el 6 de agosto último fue todo un éxito.


