Reprobable conducta de Televisa y TV Azteca
La responsabilidad social de los negocios
consiste en incrementar sus beneficios.
Milton Friedman
José Alfonso Suárez del Real y Aguilera
La prudencia, diplomacia e institucionalidad son atributos que reconozco en el director de Comunicación Social de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, Ricardo Nájera, a quien he tratado como vecino y representante popular tanto en la Procuraduría General de la República como en otros ámbitos de su desempeño profesional, por ello entiendo lo complejo que le debe haber resultado suspender la grabación de un capítulo de la serie Los Héroes del Norte, que Gustavo Loza produce para Televisa.
Habrá voces que alegarán que la determinación del funcionario constituye un atentado a la libertad de expresión y hasta al de la libertad creativa, como seguramente argumentaron algunos de los ejecutivos y productores de la cuestionada empresa mexicana.
En ese contexto se debe analizar el incidente registrado en la Sala de Prensa de la procuraduría local, en la evidente falta de respeto que Televisa tiene para con las disposiciones legales y reglamentarias que protegen el uso y manejos de distintivos oficiales, alterados sin rubor alguno por la productora, reprobable conducta que propicia la adopción de antivalores cívicos entre el teleauditorio.
En sentido contrario a la responsabilidad social entendida por otras grandes cadenas de telecomunicación, Televisa y TV Azteca imponen su agenda de rentabilidad por sobre los compromisos deontológicos que se acreditan en populares series televisivas como La ley y el orden —o todas las vertientes de CSI (Crimen Scene Investigation).
Antagónicamente a esta responsabilidad social, Televisa y TV Azteca utilizan, a su conveniencia, instalaciones públicas, equipos de seguridad y defensa nacional, así como dependencias e instituciones del Estado, no para fortalecerlas, sino para enriquecerse a sus costas —como fue el caso de El equipo o Drenaje profundo, series pagadas con recursos del erario— o como ocurrió en El Pantera, programa de acción para denigrar tanto a la Procuraduría, a las policías, pero sobre todo a las Fuerzas Armadas mexicanas.
La irresponsabilidad social de Televisa se confirma al comparar, por ejemplo, el propósito superior de Caracol Televisión de Colombia, empresa para la cual “en el marco de un negocio rentable, se fija como meta construir una huella intelectual positiva entre nuestras audiencias”, en tanto que para la empresa gestada por los Azcárraga su misión es “satisfacer las necesidades de entretenimiento e información de nuestras audiencias cumpliendo a la vez con nuestras exigencias de rentabilidad”, entendiendo esto último tal y como lo determinó el apóstol del libre mercado, Milton Friedman, economista para el cual “incrementar los beneficios, es la responsabilidad social de los negocios”.

