Vital, una política de coordinación

Julio A. Millán B.

El gremio empresarial como pilar de la economía y la sociedad mexicana, al ser el empleador y generador de riqueza nacional, jugará un papel político estratégico en la transición democrática en el que estamos inmersos y a lo largo del sexenio que está por iniciar.

En primera instancia, es fundamental que el sector privado aporte legitimidad al proceso democrático mediante el reconocimiento público sobre las pasadas elecciones.

En segundo, corresponde al sector privado colaborar y participar en el proyecto nacional del nuevo gobierno durante el próximo sexenio, fijando bases para el desarrollo como los son el impulsar las reformas estructurales que se requieren y una política económica de fomento basada en una política industrial integral y flexible y en una reestructuración del sistema financiero que agilice el crédito. De igual forma debe vigilar el cumplimiento de los compromisos de campaña con un estricto seguimiento a los criterios de transparencia y rendición de cuentas.

En tercer lugar, el sector empresarial debe comprometerse a duplicar las inversiones, tanto nacional como extranjera, durante el próximo sexenio para poder incrementar al doble los empleos que se actualmente se generan. Es decir, la inversión fija bruta debería alcanzar los 300 mil millones de dólares y la inversión extranjera directa 40 mmd para lograr generar el millón de empleos que requiere el país.

Por su parte, el nuevo gobierno debe crear un entorno de confianza y competitividad empresarial para fomentar inversiones que deriven en una mayor creación de empleos y crecimiento sostenible. Es de advertir que a pesar de que el país cuenta con unos fundamentales macroeconómicos sólidos y estables, el contexto internacional es adverso lo que añade un mayor riesgo al escenario que enfrentará la nueva administración del país.

Es de vital importancia la coordinación del gobierno con el sector empresarial para fomentar el mercado interno, el crecimiento de las cadenas productivas y la generación del empleo. Este último debe proponer la implantación de políticas sectoriales que sean flexibles, dinámicas y de largo plazo.

La mejor estrategia de respuesta ante las tendencias político-económicas emergentes es innovar con mejoras continuas e incrementales para lograr una mayor utilidad de sus clientes e incrementar su competitividad global. Según el diagnóstico axiológico de México elaborado por la Universidad de Tufts, la cultura de I+D+i es aún un valor económico incipiente en el país ya que únicamente al 17% de los empresarios “les gusta innovar”.

El nuevo gobierno tiene el reto de fomentar la innovación empresarial para acelerar el crecimiento de la economía así como cerrar la brecha con las economías desarrolladas fortaleciendo el sistema de derechos de propiedad, disminuyendo la burocracia y continuar la reforma regulatoria para consolidar una estrategia de competitividad de largo plazo.

En conclusión, la constante participación del sector empresarial en los proyectos del nuevo gobierno es relevante para legitimarlo y así poder concretar los compromisos adquiridos durante la campaña presidencial.

 

 

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