Entrevista a Luis H. Alvarez/Autor de Corazón indígena

Moisés Castillo

Desde 1958, Luis H. Alvarez, entonces candidato del PAN a la Presidencia de la República, anhelaba un gobierno libre y democrático en México. Le sorprendió que décadas después un movimiento armado como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) coincidiera en las demandas que impulsaba a finales de los cincuenta.

La parte sustancial de las luchas que por décadas había impulsado se cristalizaba en el primer comunicado del EZLN, pero con un deslinde sustancial: no al uso de la violencia.

En 1994, los zapatistas expresaron que “los dictadores están aplicando una guerra genocida no declarada contra nuestros pueblos desde hace muchos años, por lo que pedimos tu participación decidida apoyando este plan del pueblo mexicano que lucha por trabajo, tierra, techo, alimentación, salud, educación, independencia, libertad, democracia, justicia y paz”.

Sin duda, Chiapas fue un imán para don Luis H. Alvarez, quien desde el surgimiento del EZLN conoce de muy cerca la realidad de los pueblos indígenas. Primero como presidente fundador de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) y después como coordinador para el Diálogo y la Negociación en Chiapas, entre 2000 y 2006. Dirigió la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de 2006-2009 y recientemente funge como consejero presidencial para la Atención de Grupos Vulnerables.

 En su libro Corazón indígena: lucha y esperanza de los pueblos originarios de México (FCE, 2012), hace un recorrido puntual de sus experiencias políticas y personales ante el conflicto armado en Chiapas. Es una especie de “memorias” en donde explica su papel en los cargos públicos que le tocó encabezar pero, sobre todo, cómo los indígenas no se rinden a pesar de la pobreza y las desigualdades en ese estado del sureste mexicano.

Describe al subcomandante Marcos como una persona carismática y cordial, y menciona que conoció a su padre, Alfonso Guillén Guillén, empresario mueblero de Tamaulipas, a mediados de los 80. Ya con la llegada del PAN a Los Pinos, asegura que hubo una firme voluntad de paz por parte del gobierno de Vicente Fox. Sin embargo, lamenta el protagonismo de varios funcionarios como Xóchitl Gálvez, Jorge Castañeda y Adolfo Aguilar Zinser.

“Quizás hubo —dice— quien supuso que la posible paz que podría haberse firmado con el EZLN constituía un botín político del que habría que apropiarse. El caso es que no dejaban de hacer ruido protagonismos de personas que desde el gobierno mismo, y en otros frentes, se pronunciaban con frecuencia en torno a Chiapas.”

El asunto que ha causado gran polémica es sobre el estado de salud de Marcos. Luis H. Alvarez cuenta que el 12 de noviembre de 2010 en el aeropuerto Angel Albino Corzo, en el municipio de Chiapa de Corzo, se encontró a Jaime Martínez Veloz, entonces representante del gobierno de Chiapas en la Cocopa, y él le reveló que el líder zapatista padecía cáncer.

“Su amigo Marcos —me dijo— está muy enfermo, tiene cáncer, y necesita su ayuda.” Don Luis explica que el subcomandante sufría cáncer en los pulmones y necesitaba recursos para su atención.

“Había muchas razones —dice don Luis— para suponer que lo que Jaime decía era verdad. Desde tiempos de la llamada Cocopa histórica, Jimmy —afectuosamente le llamábamos así en ese grupo— había establecido firmes lazos de amistad con el líder zapatista. Hay versiones en el sentido de que esa amistad había comenzado en la adolescencia, cuando Marcos sólo era Rafael Sebastián Guillén.”

En 1958 usted visitó por primera vez Chiapas, ¿qué le pareció el estado? ¿Ha cambiado a través de los años o sigue siendo una entidad olvidada?

Siendo originario del norte, del desierto de Chihuahua; desde luego, me enamoré del paisaje chiapaneco, de su exuberante y bello paisaje. Pero, desde esos años pude percibir también la pobreza en las comunidades indígenas. La misma riqueza natural de esa entidad fue, sin duda, causa de desmedida codicia y del violento sometimiento de sus pueblos originarios. La injusticia prevaleció durante siglos y a ello contribuyó la falta de condiciones democráticas que también dejó secuelas en todo el país. Venturosamente, creo que desde hace algunos años y con mucho esfuerzo aún por realizar los pueblos indígenas de Chiapas han ido construyendo mejores condiciones para su desarrollo. Y ello, curiosamente, se debe en gran medida al firme llamado de conciencia que hizo el EZLN en 1994.

Cuando Ernesto Zedillo le “quita” la capucha a Marcos, ¿qué reacción tuvo en ese momento? ¿Fue una torpeza del expresidente?

Lo importante de esa anécdota es que el revelar la identidad mestiza de Marcos no restó legitimidad a las causas que originaron el movimiento indígena. En lo tocante directamente a él se pudo saber que había sido un estudiante y profesor universitario, con nivel de excelencia en esas actividades, que por encima de legítimas aspiraciones personales o profesionales puso su vida al servicio de una causa altamente significativa.

Creación de la Cocopa

¿Zedillo buscó la paz en Chiapas? ¿Qué responsabilidad tuvo en la llamada masacre de Acteal?

Una de las iniciativas más importantes que tuvo Ernesto Zedillo fue la creación de la Cocopa. Siendo consciente de que el Ejecutivo no podría atender por sí mismo el tema de la paz, toda vez que era una de las partes en conflicto, invitó al Legislativo a formar una comisión bicameral, integrada por los representantes de las diferentes fuerzas políticas representadas en el Congreso para coadyuvar al establecimiento del diálogo entre las partes confrontadas. Esa fue una manera consecuente de buscar la paz. El análisis histórico, objetivo, de esa comisión puede arrojar importantes datos sobre el papel que le tocó jugar.

Por otra parte, los muy lamentables acontecimientos de Acteal y el tema de los llamados “paramilitares” tienen explicación en las complejas tensiones intra e intercomunitarias, existentes antes del movimiento zapatista pero actualizadas por la acción del EZLN; no olvidemos que se trató de una guerrilla armada. Dedico buena parte de Corazón indígena a ese complejo entramado comunitario, que pude observar en la denominada “zona de conflicto”.

¿Cuándo fue la última vez que conversó con Marcos? ¿Ha tenido noticias de su estado de salud? ¿Está recibiendo ayuda médica por parte del gobierno federal?

La última vez que hablé directamente con él fue en 1996 cuando, en mi carácter de presidente en turno de la Cocopa, puse a su consideración la iniciativa de reformas constitucionales sobre derechos y cultura indígenas que elaboramos en esa instancia legislativa. Durante los diálogos de paz en San Andrés Larráinzar tuve cercanía con él y con la comandancia zapatista, de tal modo que cuando en el 2000 se me nombró coordinador para el diálogo, saludó a través de un comunicado mi nombramiento. En los últimos años, nuestro diálogo se ha basado en intercambios públicos, a través de los medios, y también le he escrito diversas cartas, algunas que ha contestado de la manera señalada y otras que han quedado sin respuesta. Esos textos se reproducen en Corazón indígena. Y, como ahí mismo relato, hace dos años tuve información sobre una enfermedad grave que estaría padeciendo, versión que entonces por diferentes fuentes se difundió en medios de comunicación. Espero que Marcos esté bien de salud.

¿Por qué afirma que es una limitación significativa que el EZLN y Marcos se nieguen a participar en la política formal-institucional?

Porque muchos de nuestros males como sociedad están estrechamente relacionados con eso que usted llama “política formal-institucional”. Por eso es necesario participar en ella. La no participación tiene que ver en muchas ocasiones con una actitud purista de quienes dicen que no actúan en política porque es un ámbito de corrupción o inmoralidad. Por eso, la ausencia de los “buenos”, que se abstienen de participar, es aprovechada por quienes ni siquiera se plantean dilemas éticos.

La Caravana Zapatista de 2001 fue un acto de esperanza. Para muchos sectores de la sociedad estaba muy cerca la paz y la reconciliación en Chiapas, ¿qué falló, quiénes no estuvieron a la altura de las circunstancias?

En política muy difícilmente se gana o se pierde todo. Apostar a los extremos o al “todo o nada” es mala decisión. En esa ocasión, el EZLN alcanzó una importante fortaleza. Pudo haber hecho mucho más.

Los famosos 15 minutos

Vicente Fox prometió que en 15 minutos arreglaría el asunto de Chiapas y Felipe Calderón nunca tuvo como prioridad la solución del conflicto, ¿qué balance hace de estos doce años de gobiernos panistas sobre los pueblos indígenas?

Las múltiples reacciones sobre los afamados “15 minutos” son ejemplo claro de cómo los temas significativos pueden ser trivializados en un instante. Y buena parte de esa responsabilidad es de los medios. El presidente Felipe Calderón, por su lado, ha tenido la firme determinación de apoyar el desarrollo de los pueblos indígenas de todo el país, con respeto absoluto a sus propias decisiones y formas de organización. Una revisión imparcial sobre los recursos y programas que se han orientado durante su gobierno a los pueblos originarios habla por sí misma sobre la prioridad que el tema ha tenido para este gobierno. Específicamente sobre el asunto del acuerdo de paz pendiente en Chiapas, debe evaluarse serenamente qué actores tienen responsabilidad en ese proceso.

Relata usted en su libro que lo calificaron de “persona incómoda para los zapatistas”, ¿qué sintió ante ese anuncio? ¿Prevalece un discurso duro del EZLN y sus bases?

Nunca me sentí incómodo en las comunidades indígenas de Chiapas, fueran o no zapatistas. Ellas tampoco me dijeron que les incomodara mi presencia. Sobre el discurso zapatista, considero que como toda organización tiene integrantes que piensan de manera diferente y en ciertas ocasiones se expresan con mayor o menor rudeza con respecto a tal o cual tema, nada más.

Ante las diferencias en la comandancia zapatista (Tacho, Zebedeo y David con Marcos), ¿el EZLN está debilitado? ¿Cuál es el futuro del EZLN y la lucha indígena?

El futuro del EZLN corresponde al EZLN decidirlo.

¿Cree que algún día se aprueben los acuerdos de San Andrés como lo piden los zapatistas? ¿Qué escenarios visualiza para Chiapas y los pueblos indígenas?

Considero que el movimiento zapatista tuvo el mérito de poner el tema indígena en la agenda política de la nación; y la reforma constitucional de 2001 sobre derechos y cultura indígena, aun siendo perfectible, es un avance significativo que no se debe soslayar y es un logro para los pueblos originarios en el que los zapatistas tuvieron gran parte del mérito. Claro que hace falta mucho más. Se debe seguir luchando por más y mejores condiciones legales, políticas y sociales para los pueblos indígenas. El reto es hacer propicio el marco vigente para seguir avanzando. Tengo la firme esperanza de que los pueblos originarios sabrán dar cauce a sus legítimas aspiraciones en un proceso que necesariamente pugnará por una democracia incluyente y participativa, en cuya construcción todos tenemos algo que hacer.