Sólo ven el lado oscuro
Un necio instruido es más necio que un ignorante.
Moliere
José Fonseca
En la relativa alineación de un sector de la elite académica e intelectual con el discurso de impugnación a la elección presidencial del pasado uno de julio hay rasgos de miopía social y política.
Sustenta ese sector su oposición a lo que han motejado como “la restauración del PRI”, sin tomar en cuenta el daño que su testaruda oposición empieza a causar a las instituciones.
La fobia les ha llevado a solapar el socavamiento que hace el Movimiento Progresista a las instituciones electorales construidas tan trabajosamente.
Su tácita admisión de los argumentos falaces de “una elección comprada”, muestran el desprecio de las elites por el vulgo, en franca contradicción al argumento lopezobradorista del “pueblo bueno” predicado durante la campaa presidencial.
Con acierto, en Letras Libres Christopher Domínguez Michael concluye que miles de universitarios y académicos han sido “convencidos de la idea metafísica, difundida por la izquierda radical contemporánea” de que el mal no cesa.
El argumento esgrimido por ese sector de la elite académica e intelectual es que “el regreso del PRI es el regreso del autoritarismo”, un autoritarismo del cual más de la mitad de los ciudadanos no tienen ningún recuerdo, como no sea la narrativa mítica de la dictadura priista.
Prefieren doblegarse a un caudillo antes que doblegarse ante la institucionalidad. Es de alguna manera un rechazo a la democracia que predican, pues el regreso del PRI al poder es el resultado del voto de los ciudadanos.
El satanizado siglo veinte, satanizado porque durante la mayor parte del siglo el PRI gobernó México, desconoce los avances sociales, educativos y económicos conseguidos en muchas de las gestiones presidenciales priistas. Sólo ven el lado oscuro.
Ni siquiera reconocen que los sucesivos regímenes priistas, dice Christopher DomÌnguez Michel recordando a Octavio Paz, “libraron a México del terror ideológico”.
Y uno agregaría también de las dictaduras militares que asolaron el continente americano.
Uno de los críticos más ácidos de los gobiernos priistas, Enrique Krauze, reconoce que “con todos sus defectos (que fueron inmensos) el PRI tenía ese elemento liberal y moderno: temporal e institucionalmente, supo limitar el poder personal”.
Paradójica la opinión antipriista que desconoce que el régimen priista bloqueó los caudillismos, pero dócilmente se someten a su caudillo, el señor López Obrador.
Este espacio ha recurrido a los juicios de dos intelectuales distinguidos, libres de toda sospecha de inclinaciones priistas, precisamente para subrayar la falacia creada desde la campaña por la Presidencia de que el PRI podría restaurar el viejo régimen.
Estos juicios, en resumidas cuentas, cuando menos le dan al priismo el beneficio de la duda, subrayando el ánimo de institucional que prevaleció durante su hegemonía.
Y eso ya es un avance.
jfonseca@cafepolitico.com
