Dramaturgo, periodista, crítico teatral, cronista taurino y guionista de cine. Originario del puerto de Veracruz, nació el 7 de agosto de 1915 y a la edad de 14 años se inició en el periodismo, oficio que ejerció por más de 63 años en diversos diarios como El Universal, Excélsior, El Día y la revista Siempre! Falleció el 6 de septiembre de 1992 en la Ciudad de México.
Estudió en la Escuela Nacional Preparatoria y en las facultades de Derecho y Filosofía y Letras (1930-1937) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Rafael Solana, Octavio Paz, Efraín Huerta, Alberto Quintero Álvarez y otros intelectuales, fundaron la revista Taller (1938), uno de los proyectos periodísticos de difusión cultural y artística más importantes de su tiempo.
Considerado pilar del periodismo y de la crítica teatral, así como innovador de la comedia mexicana de los años 50; Solana fue un promotor incansable del arte dramático y la cultura nacional. Desempeñó varios cargos, entre los que destacan: Secretario particular de Jaime Torres Bodet, cuando este fungía como titular de la Secretaría de Educación Pública (1958-1964); presidente y fundador de la Asociación de Críticos de Teatro de México; secretario general de la Federación de Uniones Teatrales y titular de la Unión de Cronistas de Teatro y Música. Además de director de relaciones públicas del Comité Organizador de los Juegos de la XIX Olimpiada (1967-1968).
Como cronista taurino y autor de libros con ese tema usó el seudónimo de José Cándido. Entre sus obras de teatro tenemos: La isla de oro (1952), Estrella que navega (1953), Sólo quedaron las plumas (1953), Debiera haber obispas (1954), Lázaro ha vuelto (1955), Camerino de segunda (1955), A su imagen y semejanza (1957), Vestida y alborotada (1965), Los lunes salchichas (1967), Tres desenlaces (1967); Pudo haber sucedido en Verona (estreno 1982), galardonada con el Premio Juan Ruiz de Alarcón, en 1983; La pesca milagrosa (1987), Pellizque en otras partes (1987), Pláticas de familia (1988), Cruzan como botellas alambradas (1988) y Una vejez tranquila (1988). Mientras que en poesía, es autor de Ladera (1934), Los sonetos (1937), Los espejos falsarios (1944) y Alas (1958).
Rafael Solana es autor del ensayo Garcilazo rodeado de sus palabras; de los libros de cuento: El envenenado (1939), La trompeta (1941), La música por dentro (1943); de las novelas: La casa de la santísima (1960), El palacio Moderna (1960), Juegos de invierno (1970), Viento del sur (1970) y Bosque de estatuas (1971). Además de la crónica Mojigori (1964), y las obras de crítica Leyendo a Lotti (1951), Leyendo a Queiroz (1962), Oyendo a Verdi (1963), Musas latinas (1969) y Leyendo a Maugham (1980).
En 1941 Solana Saucedo incursionó por vez primera en el cine con el guión de La guerra de los pasteles (Dir. Emilio Gómez Muriel, 1943), mismo que tendría una segunda versión en 1978. Vendrían películas como Sol y sombra (Dir. Rafael E. Portas, 1945); A media luz / Salón Fru Fru (Dir. Antonio Momplet, 1946), por la que en 1948, estuvo nominado al Ariel por Mejor Adaptación; Asesinos S.A. (Dir. Adolfo Fernández Bustamante, 1956); además de que su obra Debiera haber obispas, fue adaptada para la realización de la cinta La viuda negra (Dir. Arturo Ripstein, 1977), la cual obtuvo varias nominaciones a los Arieles en 1984.
Doctor Honoris Causa por la Universidad de Yucatán, Rafael Solana recibió los premios Nacional de Crónica (1975), Nacional de Periodismo (1981) y Nacional de Letras (1986).
Fuente: escritores.cinemexicano.unam.mx


