Iniciativa Mérida

 

 

Para que el barco flote

tiene que estar en el agua.

                                                                                   El Filósofo de Güémez

 

 

José Fonseca

 

En lo que algunos mal llaman “la guerra de Calderón”, ha sido factor esencial la colaboración con Estados Unidos, reflejada en la Iniciativa Mérida.

Ya es un hecho que al presidente Felipe Calderón no le quedaba otra opción que emprender la guerra contra el crimen organizado, opción que para bien o para mal ha marcado su gestión de gobierno.

El pudor político le ha impedido señalar las omisiones de su antecesor Vicente Fox, pero el hecho es que la situación en materia de crimen organizado estaba peor de lo que se creyó el 11 de diciembre de 2006, cuando se anunciaron los primeros operativos en su natal Michoacán.

Al poco tiempo se dio cuenta de que el problema era más grande de lo previsto y que las estructuras policiales, de procuración y administración de la justicia requerían de cirugía mayor, pues no estaban a la altura del reto.

Fue entonces cuando se puso en marcha el mecanismo de cooperación conocido como Iniciativa Mérida, cooperación que se ha consolidado al paso de los recientes cuatro años.

El mecanismo de colaboración ha sido satanizado, por complejas razones, las cuales no siempre se explican por la actitud antiyanqui de muchos sectores de la opinión política.

La asistencia proporcionada a través del mecanismo de colaboración ha sido fundamental para que el gobierno calderonista contara con los recursos para modernizar sus fuerzas policiacas, dotarlas de los mejores instrumentos tecnológicos y la capacidad de procesar información y crear las bases de datos que requiere cualquier investigación para ser eficaz.

Cierto, no es desinteresada la cooperación estadunidense, pues las actividades del crimen organizado ya son amenaza en su propio territorio, pero también está siempre presente el riesgo de una eventual infiltración de células terroristas. Asunto de defensa propia, pues.

Más que la dotación de equipo a las fuerzas de seguridad mexicanas, el mecanismo de cooperación ha contribuido al fortalecimiento de las instituciones de procuración y administración de justicia.

Lo cierto es que la proliferación del crimen organizado, su infiltración en las fuerzas de seguridad y el control de algunos territorios hacían impostergable hacer algo. El tiempo dirá si la decisión del presidente Calderón fue la mejor.

Como sea, el gobierno de Enrique Peña Nieto no podrá suspender esa guerra contra el crimen organizado. Ajustará tácticas y estrategias, sin duda, para reducir los índices de violencia, pero sin duda que con algunas variantes seguirá la colaboración con Estados Unidos, porque los mecanismos de la Iniciativa Mérida contribuirán al fortalecimiento institucional mexicano.

Algo así como el dicho mexicano: “con estas mulas arreamos”.

 

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