Martha Bañuelos
París.- Con dificultad comenzaba a bajar la tensión en los países musulmanes, después de las manifestaciones anti-americanas, originadas por el extracto en Internet de la película: The Innocence of Muslims, cuando el semanario francés satírico, Charlie Hebdo, relanzó el debate con la caricatura de su primera plana representando dos hombres uno de apariencia de rabino judío empujando en una silla de ruedas a un imán musulmán, con el título: Los Intocables (nombre de un filme francés de moda) esto sirvió para avivar las tensiones.
Charlie Hebdo, es una revista que acostumbra burlarse del Papa, de Cristo, de los judíos y de los políticos, en Francia se aceptan sus caricaturas como burlas desarmadas. Por lo que se deduce que los indignados, que no ha visto ni el video ni las caricaturas, son manipulados por las élites.
En Francia, los políticos oscilan entre la libertad de prensa y el principio de responsabilidad, Laurent Fabius, el Ministro de Asuntos Exteriores declaró: En Francia, el principio es la libertad de expresión. Vincent Peillon, el Ministro de Educación se pronunció en favor de Charlie Hebdo y en nombre de la libertad de expresión: Es un diario satírico, es la libertad de expresión. François Fillon, el antiguo Primer Ministro, apoyó al diario: la intolerancia aumenta en una parte del mundo y es instrumentalizada por extremistas. Mientras que un diputado dijo: intentar prohibir algo a Charlie Hebdo, es correr el riesgo de que lo hagan peor.
Los riesgos para los franceses que viven en países musulmanes
Por precaución, después de la publicación de las caricaturas en Charlie Hebdo, se cerraron en días pasados las embajadas, consulados, escuelas y centros culturales franceses, en una veintena de países musulmanes.
La embajada de Francia en Yakarta cerró, junto con las instituciones francesas en Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo. En Egipto, también se cerraron las mismas instituciones. La excepción fue Marruecos, en donde todo siguió como de costumbre.
Esas disposiciones fueron por previsión, ya que no había ninguna amenaza comprobada sobre los establecimiento, las medidas se tomaran según la evolución de la situación.
¡No es pertinente ni inteligente echarle leña al fuego!
Las actuales presiones de los salafistas que, de Túnez a Egipto, amenazan la democrática primavera árabe; los nuevos gobiernos de Egipto o Libia; las presiones terroristas de África subsahariana hasta Benghazi, son presiones que preocupan al Occidente, ya que usan el instrumento de la religión, o más bien la blasfemia como un “casus belli” (motivo de guerra).
Las redes islamistas, probablemente Al-Qaeda, intentan agitar la calle, no para reclamar más democracia sino para designar un enemigo: América.