Tienen derecho a un proceso legal
A veces las leyes son como las telarañas: atrapan a los
pequeños; pero los grandes las rompen.
Anacarsis
José Fonseca
Civis romanus sum, soy ciudadano romano.
Durante el apogeo del Imperio Romano, esa frase obligaba a que una persona fuera tratada con respeto a su dignidad.
Quien no lo respetara o lo agrediera se enfrentaba a las más brutales represalias.
Esto se menciona a raíz de la balacera en la zona de Huitzilac, Morelos, en el área de Tres Marías, en la carretera federal a Cuernavaca. Dicha balacera involucró a policías federales que persiguieron y dispararon a una camioneta blindada con placas diplomáticas que transportaba presuntos funcionarios de la embajada de Estados Unidos, los cuales ahora alegan son “capacitadores” de la CIA.
Las narraciones periodísticas son confusas y contradictorias, plagadas de versiones interesadas, con lo cual lo único que se ha conseguido es que los ciudadanos de a pie no tengamos claro bien a bien qué ocurrió y por qué. Y quizá nunca lo tengamos.
Poco contribuye a una revisión serena de los hechos el precipitado comunicado de la embajada de Estados Unidos en México, en el cual se afirma que sus funcionarios fueron víctimas de “una emboscada”, sin esperar al total esclarecimiento de lo ocurrido.
Poco contribuye también la actitud del gobierno de México, cuyas instancias parecen haber reaccionado despavoridas porque la balacera haya involucrado a ciudadanos norteamericanos, cuya identidad fue revelada, sí, pero no cuál es su función. ¿Trabajan acreditados diplomáticamente en la embajada? ¿A qué fueron a ese paraje apartado de las rutas habituales? ¿Iban a supervisar el entrenamiento de los miembros de la Marina mexicana que en la zona tienen una base? ¿Cuál era su misión?
La escasa información, salvo comunicados precipitados como los de la embajada y la empavorecida reacción del gobierno mexicano, no responde.
Como los atacados fueron ciudadanos norteamericanos, la PGR deja filtrar la información que a los policías federales involucrados en la balacera se les acusará de abuso de autoridad, tentativa de homicidio y lesiones. Y en una actitud lamentable, cuyo objetivo parece hacer un ejemplo de quienes atentan contra los civis norteamericanus se llega al oprobioso extremo de acusarlos de delincuencia organizada.
No se trata de defender a policías federales que pudieron actuar con torpeza. Se trata de darles a ciudadanos mexicanos la oportunidad de un proceso legal y constitucional, de que, por ser mexicanos, cuando menos se les conceda el derecho de la presunción de inocencia.
Una pena que las reacciones del gobierno de México para impedir las represalias norteamericanas, siempre tan dispuestas a actuar como aquellos que exigían respeto a su persona por el sólo hecho de ser civis romanus sum.
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