Jesús Hernández Garibay

Con la asistencia de 29 jefes de Estado y de gobierno, 80 cancilleres y representantes de los 120 países que integran este foro internacional, el más grande después de la ONU, se llevó a cabo los días 30 y 31 de agosto último en la ciudad de Teherán, capital de Irán, la XVI Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL). Inaugurada por el líder supremo iraní, el ayatolá Seyed Ali Jamenei, la Cumbre hizo un llamado a la paz y destacó la necesidad de aplicar profundas reformas democráticas a la ONU; a la vez, en oposición a los golpes de Estado en Honduras y Paraguay, el documento final incluye un capítulo que llama a “proteger a las democracias”.

Como se recuerda, el MNOAL tiene su origen en la Conferencia de Bandung, Indonesia, en 1955, que reunió a 29 Jefes de Estado de la primera generación de países descolonizados, que se reunieron para evaluar los problemas mundiales del momento, a fin de desarrollar políticas conjuntas en nivel internacional. Fruto de dicha Conferencia fueron enunciados los entonces “Diez Principios de Bandung”, que serían adoptados posteriormente como los principales fines y objetivos de la política de no alineamiento y los criterios centrales para la membresía del Movimiento. Seis años después nació el Movimiento de Países No Alineados en la Primera Conferencia Cumbre, celebrada en Belgrado.

El Movimiento nace y se desarrolla con el fin de mantener una postura independiente en el escenario mundial, en defensa de los países débiles y subdesarrollados. Así, los objetivos primarios del mismo incluyeron siempre el apoyo a la autodeterminación, la oposición al Apartheid, la no-adhesión a pactos multilaterales militares, la lucha contra el imperialismo en todas sus formas y manifestaciones, el desarme, la no-injerencia en los asuntos internos de los Estados, el fortalecimiento de la Organización de las Naciones Unidas, la democratización de las relaciones internacionales, el desarrollo socioeconómico y la reestructuración del sistema económico internacional.

Ahora y por los próximos tres años bajo la presidencia del presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, —un éxito diplomático frente a los pretensiones de Occidente de aislar a Teherán en el plano internacional, debido a su programa nuclear con fines pacíficos—, el MNOAL mantiene sus principios frente a un panorama en el que se multiplican la inestabilidad, la especulación, la deuda externa, la pobreza, la degradación del medio ambiente, la desigualdad y el abismo entre el Norte y el Sur, pues asume que contando con el 54 por ciento de la población mundial, los países del Movimiento sólo reciben el 20 por ciento de la riqueza. El representante de Cuba, José Ramón Machado Ventura, en la Cumbre del Movimiento, decía que es inaceptable e inmoral que se continúe gastando más en armas que en promover el desarrollo. A la vez, advertía: “Ante la codicia por los recursos naturales y las ansias geopolíticas de las grandes potencias, se impone crear un valladar que preserve la independencia y soberanía de nuestras naciones…” El papel que asume el MNOAL es justo éste.