Entrevista a Rogelio Hernández Rodríguez/Investigador de El Colegio de México
Irma Ortiz
Liberal, hombre de chispa como lo calificaría su hija Avecita, Adolfo López Mateos (1910-1969) era un amante del ejercicio que a los 16 años caminó, junto con estudiantes del Politécnico, mil 650 kilómetros para llegar a Guatemala, hazaña que sería revertida en su contra cuando buscaba ser senador de la república y luego como candidato a la Presidencia, al acusarlo de ser un “andarín guatemalteco”. Hombre simpático, con un gran atractivo para las mujeres.
López Mateos se consideraba de centro izquierda “dentro de la Constitución”. Como presidente, el cargo no lo almidonaría y en su administración se vivió uno de los periodos más dinámicos no sólo en materia económica, sino social y cultural, que evolucionaría la política exterior en medio de la guerra fría y tensiones con Estados Unidos.
La represión a ferrocarrileros, el asesinato de Rubén Jaramillo, y la detención de David Alfaro Siqueiros serían las manchas a su gobierno, sin embargo, en opinión de Rogelio Hernández Rodríguez, investigador de El Colegio de México, uno de los autores del libro Adolfo López Mateos, una vida dedicada a la política, no se ha valorado a cabalidad su gobierno: “tenemos ideas sueltas como la nacionalización de la industria eléctrica y los libros de texto”, pero era un estadista con un proyecto claro de nación, que tuvo el último gran gabinete presidencial.
¿Cuál fue el contexto político de la toma de protesta del gobierno de Adolfo López Mateos?
En el periodo en que fue elegido presidente, es la primera ocasión en la historia de México en que la candidatura presidencial del PRI no fue competida, ni tan complicada como elecciones anteriores. Los tres comicios presidenciales previos fueron controvertidos por los desmembramientos de la elite gobernante; la candidatura de Manuel Avila Camacho fue disputada por Juan Andrew Almazán; seis años después la de Miguel Alemán competida por Ezequiel Padilla y tres años después, con Adolfo Ruiz Cortines su adversario fue Miguel Henríquez Guzmán. Movimientos muy fuertes, en especial los de Almazán y Henríquez Guzmán.
Ruiz Cortines tuvo un manejo estricto del proceso y mantuvo a la competencia interna controlada. Había candidatos en su gabinete: Ignacio Morones, secretario de Salubridad, y Gilberto Flores Muñoz, secretario de Agricultura, quizás el más fuerte de todos.
La candidatura de López Mateos fue protegida por Ruiz Cortines para evitarle conflictos. Sin embargo, Lázaro Cárdenas y su corriente lo presionaron todo el tiempo e incluso antes de la candidatura presentaron lo que se conoce como el Manifiesto Cardenista, demandas que el general y sus amigos pensaban que debía continuar el siguiente gobierno.
Cárdenas fue una sombra muy pesada en la administración de López Mateos, y aunque tiene una imagen de mucha bondad y simpatía en este país, estuvo muy lejos de ser esa figura pacífica y condescendiente que la izquierda mexicana, oficial y no oficial, nos ha querido imponer, fue un actor político muy activo.
Más de una vez no dejó actuar a los presidentes, y en el caso de López Mateos fue altamente agresivo. Tan lo fue, que el presidente tuvo que darle un puesto oficial en la Dirección de la Comisión del Balsas para que Cárdenas tuviera visibilidad oficial y aun así, realizó actividad política interna y externa todo el tiempo. Fundó el Movimiento de Liberación Nacional, dirigido a acciones internacionales, lo que le provocó a López Mateos muchos problemas con Estados Unidos, por la relación cercana con Cuba.
El Movimiento de Liberación Nacional tenía mucha actividad política y fue en realidad la creación del ala izquierda dentro y fuera del PRI, para tener participación política; ello provocó que el ala más conservadora del PRI encabezada por Miguel Alemán fundara su propia organización, donde se agrupaban los personajes más conservadores asociados al sector privado.
Entre Alemán y Cárdenas le hicieron la vida política muy complicada al presidente López Mateos, cuyo gobierno ha sido, quizás, el de una mayor visión a largo plazo de todos los presidentes en México.
Ningún mandatario de la época moderna y menos los últimos, han tenido una visión de más de 6 años como López Mateos, su obra es muy importante y hasta hoy muchas de las cosas que durante su administración se hicieron siguen en pie. Resulta llamativo que los dos expresidentes se dedicaran a crearle problemas a un mandatario que hacía cosas relevantes.
Los retos de la época
Estaban también las turbulencias sindicales de la época…
Es el otro problema, la candidatura de López Mateos está empañada por la huelga ferrocarrilera, el movimiento obrero más significativo del siglo XX. Tendrían que pasar muchos años para que hubiera una corriente de esa naturaleza, la primera parte la termina Ruiz Cortines siendo presidente, pero el sindicalismo ferrocarrilero confiado en que López Mateos había sido secretario del Trabajo, que era la coyuntura de la transición, momento en la política mexicana de una mayor debilidad del presidente, pensaron que podían ganar más.
El movimiento ferrocarrilero comenzó una movilización muchísimo más grande que cualquier presidente hubiera tenido que tolerar en aquellas condiciones y en aquel sistema político. López Mateos encarcela a Demetrio Vallejo y termina con la insurgencia sindical. Si lo pensamos, en ese tiempo era bastante entendible, no justificable, porque el sistema mexicano no estaba preparado para aceptar la autonomía sindical y la principal demanda de Vallejo era la independencia.
López Mateos también enfrenta otros movimientos como el de telegrafistas, de tranviarios, de maestros. Había una rigidez notable del magisterio encabezado por un sector de izquierda marxista vinculado con el Partido Comunista, como el de Othón Salazar, lo que provocó grandes movilizaciones, de muchas de las cuales todavía pagamos los platos rotos.
A Adolfo López Mateos le toca un momento muy difícil, sobre todo en los primeros tiempos y es entendible porque el gobierno de Ruiz Cortines termina con serios problemas económicos; ocurre la primera devaluación y empiezan problemas de restricciones presupuestales del gobierno federal.
A él le toca recomponer la economía en México y se inicia lo que conocemos como el desarrollo estabilizador que duraría 12 años —los gobiernos de López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz, encabezados por el secretario de Hacienda, Antonio Ortiz Mena—. Después del tercer año, prácticamente no tiene conflictos de esa naturaleza, pero va a haber problemas políticos, como el caso de la muerte de Rubén Jaramillo.
Llama la atención el tipo de hombres que formaron parte del gabinete de López Mateos. ¿Cuáles fueron sus características, qué influyó en el presidente para nombrarlos?
Hay una gran calidad generacional en esa administración. López Mateos es un hombre del siglo, nace en 1910 y le toca participar en su desarrollo, como persona y como político vive el proceso de formación del sistema político mexicano. Le toca el proceso posrevolucionario, la construcción de instituciones, la conducción del PNR, después el PRM y es un activo participante del partido. Es senador de la república, su trayectoria en el Estado de México es significativa tanto en la política como en el terreno académico, es director de lo que hoy es la Universidad del Estado de México, reorganiza el viejo instituto científico y literario.
Tiene una trayectoria paralela a la construcción de las instituciones sin contar con su participación en el vasconcelismo, en contra nada menos que del propio sistema que se formaba. Lo menciono porque a lo largo del camino irá construyendo amistades y conociendo a muchos individuos.
Su gabinete tiene dos características; uno es que algunos son sus amigos, no todos. La otra es que todos los miembros del gabinete son personas de una altísima especialidad y experiencia política, así como administrativa. Quizás no haya habido en toda la historia de la política de México, incluidos los presidentes priistas y ahora los de la transición, la calidad en términos de inteligencia y de habilidad de ese gabinete.
Supongo que López Mateos tenía muy claro la figura de lo que debe ser un presidente, éste no tiene que llevar a sus amigos a gobernar, sino a especialistas, porque es el responsable de la administración pública y del gobierno.
Educación y salud
Si uno revisa su gabinete, no hay duda de que sabían lo que hacían y por eso los planes y los desarrollos que tuvieron lugar en esa época. Una figura como Jaime Torres Bodet al frente de Educación Pública; es quizás uno de los secretarios más inteligentes y con mayor visión de nación. Su plan de desarrollo educativo es mucho más que los libros de texto, es la expansión de la educación primaria en México, la construcción de escuelas, la formación de maestros normalistas para zonas urbanas y rurales; el impulso a la escuela Normal de maestros y Normal Superior, para la educación secundaria; la expansión de la Universidad Nacional, el mayor presupuesto al Instituto Politécnico Nacional para formar técnicos.
Cuando se analiza su programa educativo, se entiende el por qué de los libros de texto, en la medida en que iba a haber más demanda de los niños, había que satisfacer los libros donde estudiarían y también encontraremos la respuesta virulenta, como siempre, de la derecha mexicana, que vio otras cosas más que el proyecto de López Mateos.
Está la expansión de los servicios de salud en México con el IMSS, el ISSSTE, el Centro Médico Nacional que se crea en esa época y por lo tanto la formación de médicos que deben atender las especialidades, el Hospital General…
En materia cultural, está la creación de los museos.
El complemento de la política educativa y de salud tiene que ver con la cultura, es cuando se crea el Museo Nacional de Antropología e Historia, el museo Nacional de Historia, el de Chapultepec. Existe un proyecto de nación, López Mateos pensaba en mucho más que 6 años de gobierno y esto hace que pudiera descansar en las personas que tuvieran la competencia, ése es el otro punto.
Los secretarios de Estado no competían para ver quién era el siguiente presidente. Vea cómo hemos perdido calidad, no acabamos de terminar el proceso electoral de 2012 y ya sabemos quiénes son los candidatos para el 2018. En 1958, ninguno de los secretarios de Estado se preguntaba quién iba a ser candidato 6 años después, ésa es la diferencia de país.
Actualmente no podemos ver más allá del día siguiente, en cambio en los años cincuenta con López Mateos se tenía una visión de Estado y si se complementa con su obra hidráulica, de infraestructura, el desarrollo de presas, la nacionalización de la industria eléctrica, se dará cuenta que había llevado a las personas que podían desarrollar esos programas. ¿Cuántos eran sus amigos? Muy pocos, lo importante es que desarrollaran el proyecto de nación que estaba en su cabeza. Es una pena que haya muerto muy joven y que todavía no le hagamos la evaluación necesaria a su periodo, pero ese gabinete no se explica sin la independencia y la confianza de López Mateos para hacerlo.
¿Adolfo López Mateos como ser humano?
Ha pasado a la historia como uno de los presidentes más amables y simpáticos de la política mexicana. Se le recuerda por eso y por otras cosas, por su porte y su atracción hacia las mujeres. A Adolfo López Mateos se le reconoce la autoridad en su relación personal, al parecer nunca fue un hombre que impusiera condiciones, aunque tuvo la suficiente ascendencia política para que su autoridad no fuera discutida.
Sus secretarios de Estado, incluso algunos mayores que él y que incluso en términos generacionales eran más importantes, como el mismo Torres Bodet, le tenían mucho respeto. El entonces titular de la SEP tenía más edad que el presidente e incluso lo había conocido en el vasconcelismo, cuando éste era un universitario y Bodet ya era colaborador de JoséVasconcelos.
Ni amiguismo ni compadrazgos
López Mateos se preocupaba por hacer política pero no metía las manos en las tareas de las secretarías, ni se interesaba por ver a quién de sus amigos impulsaría como figura política, ni si iba a ganar después de las elecciones. En cambio, los presidentes hoy están interesados en ayudar a sus compadres y a quienes incluyen en el gabinete, lamentablemente en esto han participado los panistas de manera activa y los expresidentes priistas Ernesto Zedillo y Carlos Salinas, y por eso han dañado tanto al país.
¿No se ha valorado en su justa dimensión el gobierno de López Mateos?
López Mateos se merece un trato mejor del que le hemos dado, tenemos ideas sueltas de su gobierno, la nacionalización de la industria eléctrica, los libros de texto. Lamentablemente la mancha que lleva es el asesinato del líder campesino Rubén Jaramillo, pero no hemos valorado su obra y administración.
Tampoco hemos evaluado lo necesario a muchos de sus secretarios de Estado; Torres Bodet por su importancia ha sido muy reconocido, pero no le hemos hecho justicia a otros como Javier Barros Sierra, titular de Obras Públicas, quien llegaría a ser uno de los rectores de mayor prestigio y cuya autoridad como ingeniero y político no se pone en duda.
México tiene muchos pendientes con López Mateos y deberíamos recuperarlo porque mucha de esa obra está presente, ni qué decir de los museos, ni de los libros de texto que a pesar del panismo conservador siguen en pie y son vitales para la educación primaria en este país. Esta idea sexenal que tenemos de nuestra historia le ha hecho daño a López Mateos y es uno de los más olvidados, creo que hay muchas cosas que le debemos reconocer.
Hay cosas físicamente imposibles de olvidar, las presas más importantes del país se construyeron en su gobierno. Para López Mateos el Estado era el responsable de la promoción del desarrollo económico y la única manera de promoverlo económicamente era darle los aportes, por eso nacionaliza la industria eléctrica, no porque sea nacionalista furibundo, sino porque así podía expandir la generación de energía eléctrica.
En su proyecto están las carreteras, había que comunicar a este país. A veces se nos olvida que México es muy grande y, en esos años, la comunicación era muy pobre; un ferrocarril que dicho sea de paso ya no existe, que expande y crea una red carretera, que no existía. Hay estados de la república que sin el gobierno de López Mateos nunca hubieran tenido comunicación, como es el caso de Tabasco.
A ese estado no se podía llegar si no era por mar, y después por río, no había carretera por la conformación de suelo. Es en el gobierno de López Mateos y con Carlos Madrazo como gobernador, cuando se hace la introducción de las carreteras. Hay un proyecto de nación, de integración, de desarrollo y de satisfacción de la sociedad.
Es la época de desarrollo del Distrito Federal con la modernización, creación de infraestructura, de mercados, que corresponden al jefe del Departamento del Distrito Federal, Ernesto P. Uruchurtu. Son periodos en los que se trata de sacar al país del provincialismo que existía y colocarlo en otro plano de reconocimiento.
La promoción internacional
Tan confiado estaba López Mateos en su equipo de gobierno, en sus planes de desarrollo y en la estabilidad del país, que es cuando decide promover internacionalmente a México. A ningún presidente se le había ocurrido que México tenía que ir al exterior, Ruiz Cortines no quería hacerlo, Miguel Alemán viajaba a Estados Unidos, pero no a otro lado.
La historia de los viajes de López Mateos ha sido más que recontada, pero lo importante es cómo sacó a México del provincialismo y lo colocó como una nación que podía estar presente en la economía y en la política internacional.
Un dato relevante es que es López Mateos quien negocia las Olimpiadas en México. Más allá del aporte deportivo, lo importante es que no había habido una sola Olimpiada fuera de los países desarrollados. México es la primera nación en donde el comité olímpico acepta que un país subdesarrollado sea la sede de los juegos, ése es el esfuerzo de López Mateos.
Más que político, un estadista.
Esa es la palabra, López Mateos está muy por encima del resto de los presidentes que sólo se han dedicado a administrar el gobierno o los problemas, como decía Miguel de la Madrid. López Mateos tenía una idea de lo que era el país dentro y fuera, por eso es que desarrolló esa obra y por eso seleccionó a los hombres que lo acompañaron.
Hay muchas otras cosas, la renovación de la administración pública; la reforma electoral que desarrolla y que es vital para mejorar la competencia política de México, introduce la figura de la representación proporcional, tiene claras nociones de cómo mejorar diversos aspectos de la sociedad mexicana.
Uno esperaría que en la nueva administración se buscará gente con un alto perfil, entendiendo que es otro tiempo, otro país y retomar esa visión de Estado que tuvo López Mateos.
El país ha sufrido muchas dificultades, y una de ellas es la pérdida de calidad de la elite política mexicana. Ya sabemos lo que Gustavo Díaz Ordaz ha significado para este país, el mayor desastre en términos de política, de autoritarismo del sistema. Los años de Luis Echeverría, donde no estableció ninguna política coherente; lo mismo le pasó a José López Portillo, y después los años conocidos de tecnocracia o neoliberales, donde todos los presidentes sólo administran la economía y los problemas.
Estamos en 12 años de transición democrática en donde el mayor problema es que el PAN no ha sabido gobernar, no ha encontrado ya no digo planes de largo plazo, sino la pista para poder gobernar. Han administrado con gerentes como Fox o lo que es peor, Calderón gobernó con amigos incompetentes la mayoría, sin ninguna experiencia ya no en la administración porque no la podían tener, pero tampoco en la política.
Uno esperaría que haya la posibilidad de reconstruir un liderazgo presidencial con visión de largo plazo, que construya un gabinete con especialistas, que no piensen en que lo que van hacer es para ganar votos, sino desarrollar con eficiencia, calidad y sensibilidad las tareas que les correspondan.
Es sólo un deseo puesto que nadie sabe lo que va ocurrir en los próximos años, estamos inmersos en cambios políticos dramáticos porque no sabemos qué va a pasar después, ni cómo se va a desempeñar el gobierno de Enrique Peña Nieto, ni con qué gente lo va hacer.
El hoy presidente electo tiene muchos planes que promover pero también limitaciones fuertes, no va a poder gobernar sin el PAN y el PRD, y todas las reformas que propone pasan obligatoriamente por el Congreso de la Unión. No va a ser tanto sobre su capacidad, sino la disposición de los partidos para que las cosas salgan adelante. Hoy los partidos tienen más importancia, más control que la propia operación del gobierno. ¿Cuándo lo vamos a resolver? Quién sabe.


