Despierta la esperanza

Alfredo Ríos Camarena

Las elecciones presidenciales en Estados Unidos siempre han sido importantes para el destino de la humanidad, por la influencia hegemónica que tiene esa nación. Siempre pensé que poco importaba qué partido ganara, ya que la política de Estados Unidos no cambiaría. Hoy vivimos un momento totalmente distinto, pues las diferencias entre los partidos Demócrata y Republicano afectan de fondo el desarrollo del sistema global.

Los demócratas han percibido con claridad el fracaso de la globalización que afecta sus puestos de trabajo y su política social, están claramente definidos a favor de una política fiscal que exija a los multimillonarios que paguen más; tienen claridad respecto a la necesidad de impulsar el “sueño americano” y las clases medias; por eso, la política de seguridad social tiene un sentido trascendental en la política del presidente Barack Obama.

Cuando el expresidente Bill Clinton y el presidente Obama aluden a la crisis del 29, y a las acciones económicas del presidente Franklin D. Roosevelt,  reviven la doctrina de John Maynard Keynes, que le dio impulso a los proyectos de la socialdemocracia en el mundo entero; están revisando el modelo neoliberal y no dudan en criticarlo y modificarlo.

En el otro frente, Mitt Romney sigue siendo un campeón del neoliberalismo global y apoya, por su origen familiar e ideológico, la más radical de las políticas que favorece los intereses de las grandes empresas transnacionales.

 Los demócratas y los republicanos son dos contrincantes en la arena política,  cuyo triunfo o fracaso va a definir el rumbo del mundo contemporáneo; por eso,  tenemos que estar atentos al proceso político de Estados Unidos, pues será a México al país que más afecte en el corto plazo.

No hay duda, Obama debe ganar, pues su gradualismo en la política global permite no sólo despertar la esperanza del pueblo norteamericano, sino darle un respiro a la opresión brutal que hemos sufrido las últimas tres décadas.

El destino de la guerra, pero sobre todo del crecimiento y desarrollo económicos, y su forma de redistribuirlos, se centra en esta hora en la elección presidencial de noviembre próximo.

El mundo ha cambiado el proceso productivo por la economía de casino; ha trastocado las funciones esenciales del Estado nacional, por una acción a favor del mercado, que no es otra cosa que el fomento de la utilidad a costa de lo que sea;  por eso,  el fracaso del modelo se produce frente al crecimiento brutal de la pobreza, que afecta en forma grave a los propios Estados Unidos, donde el 0.1 % de sus habitantes controla el 94 % de las utilidades.

La Convención del Partido Demócrata que acaba de concluir fue un buen ejemplo de pluralidad política y de cambio social.