La meta de López Obrador: 2018
Teodoro Barajas Rodríguez
Morelia.- Andrés Manuel López Obrador ha sido el último activo de las izquierdas, como se etiqueta el conjunto de partidos que en la forma así se autodenominan, aunque en el fondo las incongruencias marquen la agenda direccionada al terreno electoral.
El excandidato de las izquierdas se ha separado de los partidos aliados en la última contienda por la Presidencia, opta el tabasqueño por encabezar el movimiento identificado como Morena, ya la apuesta se vuelve predecible y la meta será el 2018.
Es por ello que la izquierda puede sufrir un vuelco ante el desprendimiento de quien fuera el principal proveedor de votos en los últimos años y figura emblemática con todo y los anticuerpos o defectos, sin dejar de lado virtudes.
En los últimos años la relación PRD-López Obrador fue tormentosa, la tersura hacía mucho que se hizo pedazos. En más de una ocasión el tabasqueño pidió el voto para candidatos no perredistas, no se le amonestó ni expulsó por ello. Los encuentros y desencuentros estuvieron al filo de la navaja, seguramente muchos recordarán cuando pidió el voto por el señor Juanito en detrimento del propio perredismo en Iztapalapa.
Es evidente que, a través de Morena, López Obrador contará con base social, la cual es un soporte vertebral al pensar en hacer la transición de una asociación civil a partido político. El futuro llegará aunque se vislumbra la apuesta para el año 2018.
Por muchas razones o sinrazones la izquierda mexicana se ha desdibujado, las luchas sociales que dieron origen a movimientos a favor de reivindicaciones descendieron en la lista de prioridades, tal parece que el único objetivo fue lo electoral, repartición de cuotas, clichés y coyunturas, no así la formación de cuadros ni propagar ideología sino propaganda.
El PRD pierde entonces a uno de sus principales activos y es muy probable que tras él venga el éxodo o diáspora, eso no falta en detonar como puede ser previsible. Las izquierdas electorales tienen su propio mapa que transcurre en elecciones, López Obrador se va y los partidos que lo apoyaban se quedan.
El PRD ha sido dependiente de liderazgos fuertes, así como una continuidad de caudillos, guión típico en la historia de México, no se ha distinguido por pavimentar el camino a la institucionalidad.
Como se presentan los escenarios, al momento se perfila López Obrador para buscar la candidatura a la Presidencia por tercera ocasión consecutiva, mismo papel aunque por vez primera pueden jugar sus ahora excompañeros de partido Marcelo Ebrard y Miguel Angel Mancera, lo que resulta obvio.
Seguramente la corriente Nueva Izquierda celebrará la salida de López Obrador porque así parece ser que se ratifica su hegemonía en el Sol Azteca. Aunque insisto, el PRD pierde uno de sus principales activos que le aportó muchos votos a la causa en este año y en otros también.
Parece que la izquierda mexicana tiene el destino manifiesto en el inmenso archipiélago en el que se conjuntan las ínsulas para dibujar una eterna división, tal vez ello se apegue a la tesis psicoanalista de origen es destino.
