Entrevista a Martha Sánchez/Movimiento Migrante Centroamericano
Irma Ortiz
La Caravana de Madres de emigrantes de El Salvador, Nicaragua, Honduras y Guatemala comenzó el pasado 15 de octubre una marcha buscando a hijos y esposos desaparecidos en tránsito por México, quienes partieron años atrás en busca del sueño americano. Hoy luchan no sólo por localizarlos, sino por garantías para transitar por el país y contar con bancos de ADN de indocumentados retenidos por autoridades mexicanas y registros en albergues y hospitales.
La caravana “Liberando la Esperanza” recorrerá 5 mil kilómetros en 19 días, cruzando por entidades donde el narcotráfico es el amo como es el caso de Tamaulipas, territorio de Los Zetas, y esperan arribar a la ciudad de México el próximo día 26.
Silvia Campos, una de las 60 madres centroamericanas, se reencontró con su hijo Servelio Mateos, quien a los 19 años abandonó su casa en Lempira, Honduras, para trasladarse a Estados Unidos. Luego de algunos años, perdió el contacto con la familia y hoy vive con su esposa y dos hijos en el municipio de Jalapa, en Tabasco. Servelio logró contactarse con un activista del Movimiento Migrante Centroamericano y logró reencontrarse con su madre.
En esta ocasión, la caravana tiene contemplados cuatro encuentros entre madres e hijos. Martha Sánchez Solís, una de las activistas de la Caravana de Madres, habla a Siempre! sobre las expectativas de los encuentros y la lucha que realizan para conocer el paradero de miles de desaparecidos.
¿Cuáles son los objetivos de esta caravana?
El objetivo fundamental es encontrar a los desaparecidos. Las madres y los padres que vienen en la caravana están empeñados en la búsqueda de sus familiares, lo que implica pedir pistas en la calle, en las plazas públicas, visitar los reclusorios, visitar los Semefos, ir a las colonias donde se reúnen los migrantes, o si viven en México, solicitar información acerca de su gente. Así se han encontrado muchas pistas y con ellas la caravana va a realizar cuatro encuentros. Nosotros tenemos que seguir el trabajo de las pistas para que no queden en el vacío; encontramos a cuatro de las madres de la caravana pasada, vienen en el camión. Hubo la primera reunión en Tabasco y tendremos otra próximamente en Monterrey para tener dos más en Chiapas. Felices vienen las madres con una gran expectativa y hay en serio una gran solidaridad con el caso de Servelio Mateos Campos, el joven que se encontró hace unos días.
Ustedes ha dado cifras también muy fuertes sobre la cantidad de migrantes desaparecidos, ¿qué registros tienen?
Es evidente que no hay números confiables, no hay números oficiales. Es evidente también que los centroamericanos nos dicen que todo México es un territorio de migrantes. Las estimaciones que se construyen por especialistas en el tema son basadas en los reportes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, de Amnistía Internacional, de Human Wright Watch, de todos los que han participado. Si empiezas a tomar los reportes de cada año a partir del 2006, año en que se inició la guerra contra las drogas, da un dato de más de 120 mil personas, pero nosotros manejamos alrededor de unos 70 mil. Los países hondureños todavía no están manejando esas cifras, sino alrededor de 20 mil, las organizaciones tiene censos más chiquitos porque los que ellos tienen son expedientes abiertos de búsqueda, gente de la que tienen fotografía, actas de nacimiento, datos de último contacto. Las cifras varían muchísimo pero sí es una cantidad estratosférica.
Ante las muertes y desapariciones de migrantes, ¿ha cambiado el trato del gobierno de México?
Mira, en términos de lo abstracto sí se ha cambiado. Primero, ya hay un reconocimiento de que es un problema real; segundo, ya hubo cambios en las leyes, no sólo en las migratorias, de víctimas, las de derechos humanos. Y sí hay un cambio de actitud y hay declaraciones de que se va a construir el Registro Único de Personas Desaparecidas en México y por ahí vamos, el problema es que a nivel de piso, de aterrizarlas, no se observa ningún cambio positivo, siguen los secuestros, las violaciones, el secuestro masivo que había desaparecido prácticamente ocurrió porque el crimen organizado cambió la estrategia, al hacer secuestros hormiga. Ahora ya reaparecieron los secuestros masivos en Veracruz, la semana pasada y los levantones en la zona del Bajío son muy frecuentes, es una zona que se ha calentado mucho y hay que estar pendientes. Al final, nada cambia, todo empeora y la violencia es mayor al final de sexenio.
¿Sirve de algo la detención de narcos?
¿Hechos como la detención reciente de Zetas como La Ardilla, asesino de migrantes en la zona de Tamaulipas, particularmente en San Fernando, ¿de qué han servido?
No, no sirve absolutamente de nada, además del tiempo que ha pasado, ahora las organizaciones criminales se reorganizan y trabajan de otra manera. Entonces no son datos que ayuden, ni mucho menos ayuda que no hay buenos métodos de identificación de cadáveres, vimos el testimonio que dio México ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y presumieron el mejor laboratorio del mundo para la identificación vía ADN, pero resulta que a nivel de piso no se hace y no se recuperan las muestras. Entonces no hay con que asociar las muestras y se termina sin nada.
En el caso del Instituto Nacional de Migración tan cuestionado, ¿sigue campeando la corrupción?, ¿ha habido alguna mejora?
El Instituto de Migración tiene muchas caras, hay caras más amables y caras mucho más violentas. La parte del control de la migración sigue siendo una parte que no está respetando los Derechos Humanos. Habían parado muchos operativos pero al final del sexenio los reiniciaron en la zona de Tabasco. Y se está dando un fenómeno muy curioso entre los migrantes: muchos de ellos piden cada vez más repatriación voluntaria en tránsito, porque cuando llegan a algún lugar, ya están muy agobiados porque los asaltaron, porque ya no tienen nada, porque ya se descorazonaron y buscan amparo en los convenios de repatriación y salir del país lo más pronto posible, de forma segura. No se quieren regresar solos por eso piden la repatriación del INM.
Invaluable el apoyo de figuras como el obispo Vera y Alejandro Solalinde a los migrantes…
La acción de estas personalidades que respetamos mucho, no sólo por su activismo sino por el impacto que han tenido con los medios masivos de comunicación. Finalmente son a los pocos que escucha el gobierno mexicano para componer algo las cosas. Se han basado en el trabajo de todo el activismo migrante y en su propia labor, y sobre todo de poner en la agenda nacional el tema y de los abusos que se cometen en México contra los migrantes. En el caso de monseñor Vera no sólo es el asunto migratorio, sino el tema de los oprimidos en general, trabaja mucho con los obreros, entonces son personajes invaluables para que los temas no vayan cayendo en el olvido y sigan presentes en la agenda.
¿Cuáles son sus expectativas frente al próximo gobierno?
Pinta mal porque inclusive ya están haciendo declaraciones de policías, de vigilar más la frontera. No han sido declaraciones que nos puedan hacer pensar que las cosas van a cambiar.
Hoy vivimos la situación en Lechería, en el Estado de México, al que están empeñados en declarar ayuntamiento libre de migrantes, cuando es justamente donde llegan los trenes que vienen del sur y difícilmente pueden cambiar la estación ferroviaria. Mientras la estación siga en Lechería, habrá migrantes, porque ahí los lleva el tren y de ahí se bifurcan para llevar diferentes rutas hacia el norte, es un paso que no lo pueden eludir
El cierre del albergue en Lechería es parte de una acción limitada, de una visión muy corta de un fenómeno que no lo pueden controlar; ¿qué pasa?, que llegan los migrantes a Lechería y no hay albergue. Tienen que caminar una gran cantidad de kilómetros para llegar a Huehuetoca, donde pusieron ahora el albergue, que más que un refugio parece un campo de concentración.
El Movimiento Migrante junto con un montón de colectivos, puso un albergue humano frente a las vías del tren, pero tienen que caminar muchos kilómetros y cuando llegan al albergue no sólo están lastimados, sino también golpeados y extorsionados.
Si antes llegaban 200 migrantes a Lechería, hoy llegan al albergue de Huehuetoca menos de 100; ¿qué les pasó a los que venían en camino? Pensamos que a los únicos que beneficiaron con el cierre del albergue fue a los polleros de Lechería, y que los que faltan ya están en casas de seguridad, enganchados con gerentes del tráfico de personas.
¿Qué buscan con esta nueva caravana?
Llamar la atención al gobierno que entra, de que hay una sociedad civil organizada y con más fuerza, que ayuda a los migrantes, para que las cosas cambien en nuestro país y que exigimos cambios. El resto de los objetivos de la caravana tienen que ver con el sentido humanitario de apoyar a las madres a encontrar a sus hijos.


