La “libertad sindical” es sólo el pretexto
Los idealistas están listos para morir por sus ideas;
los políticos están listos para vivir de ellas.
Chay Pèguy
José Fonseca
Algunos ven las protestas de dirigentes obreros por la reforma laboral como una ruptura de la disciplina. Esa es una visión exagerada.
La polémica sobre la reforma laboral se encendió más bien por una ruptura en la unidad del panismo, pues 114 de sus diputados aprobaron los cambios a la Ley Federal del Trabajo, sin tocar la autonomía sindical.
El propósito de la tozudez de senadores como Ernesto Cordero y Javier Lozano no tiene otro objetivo que hacer quedar mal a los priistas, al presentarlos como defensores de lo que el discurso políticamente correcto llama “privilegios sindicales”.
La situación refleja lo intenso de la batalla interna de los grupos panistas por hacerse del control del partido.
Así lo dejó claro el senador Lozano, cuando dijo que si ganan la batalla en el Senado, incluyendo reglas que normen la vida interna de los sindicatos, no importa que allá en la Cámara de Diputados las rechacen. Al final, se aprobarán las porciones económicas y, si rechazan los priistas los cambios a la vida sindical, ellos, los priistas, pagarán el costo político.
En el fondo la polémica sobre las reformas a la Ley Federal del Trabajo refleja la poca disposición de muchos que durante tanto tiempo han dicho estar a favor de la reforma laboral.
Algunas organizaciones empresariales, que se decían satisfechas con lo aprobado por los diputados, ahora lo rechazan. Lo de la “libertad sindical” en el fondo es sólo el pretexto, porque no gustaron algunas de las reglas, por ejemplo, que por una jornada de horas se tenga que pagar un salario completo.
Cada quien defiende sus intereses. Es legítimo, pero no debemos dejarnos engañar por los discursos, estos son útiles para disimular las verdaderas intenciones de quienes los pronuncian.
En cuanto a los dirigentes obreros, es posible que sus manifestaciones públicas sólo sirvan para apuntalarse como “defensores de los derechos de los trabajadores”. En la realidad saben que no tienen la fuerza para imponerle condiciones al presidente electo.
Y sus desplantes, igual que su pretendida alianza con sindicatos izquierdistas, son sólo eso, desplantes. Los sindicatos izquierdistas no tienen nada que perder, los sindicatos cetemistas, croquistas y cromistas, sí. Sabe bien la izquierda que su circunstancial alianza con los grupos de activistas de la academia que exigen la “transparencia sindical” es sólo eso: circunstancial, porque el propósito de estos grupos es socavar los sindicatos.
Quizá más valga esperar a que el proceso legislativo de la iniciativa preferente termine. A conocer qué se aprueba, no sólo en el Senado, sino también en la Cámara de Diputados. Entonces sabremos hasta dónde llegan los discursos.
Lo trascendente es que una vez culminado este proceso legislativo todos los partidos habrán probado sus fuerzas y conocerán los límites de ellas en el próximo sexenio. Y para las próximas reformas.
www.cafepolitico.com
