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El ataúd que colocó una fracción del PRD en el lobby de la Cámara de Diputados para protestar por la reforma laboral debió llevar como leyenda: “Estos son los restos de una izquierda violenta y primitiva, incapaz para el debate y vacía de contenidos”.
El mismo coordinador parlamentario del PRD, Silvano Aureoles, se vio rebasado ante la vulgar bravuconería de los legisladores de su partido al grado de que tuvo que ofrecer disculpas al coordinador del PRI, Manlio Fabio Beltrones, por la violencia con la que trataron al presidente de la Mesa Directiva, Jesús Murillo Karam.
El periódico La Jornada, del sábado 29 de septiembre, relata lo siguiente: “Incómodo con la presencia de las diputadas, Murillo Karam pidió a Karen Quiroga apartarse de su curul”.
“—Qué, ¿no aguanta la tentación? —le reviró la diputada, a lo que Murillo contestó elegantemente—: Es un lujo, pero quiero espacio —respondió él, mordaz.”
La izquierda, esa izquierda que presume de buscar la dignificación de las mujeres, que dice defender sus derechos humanos, las utiliza en un recinto parlamentario como vulgares acosadoras e incluso golpeadoras de hombres para abortar una sesión.
Y ellas, que presumen de ser luchadoras sociales, ejemplo de la emancipación femenina, acatan el papel humillante y degradante que les ordenan asumir sus líderes.
Dentro de ese ataúd verde, no reposaban —como dice el PRD— los restos del artículo 123, sino una izquierda cuya descomposición la ha llevado al extremo de ser incapaz de defender con el voto lo que grita en la calle.
Su mismo coordinador parlamentario, Aureoles, se lo dijo: “Hoy la democracia y la transparencia sindical tendrían otro destino si 48 diputados perredistas no hubieran abandonado el pleno. ¿De qué se quejan, entonces?”.
El espectáculo fue tan lamentable que el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas salió a reprobar la división de la izquierda. Una izquierda atomizada que a pesar de tener tantos líderes y cabezas de tribu padece el síndrome de la orfandad.
¿Cuántas marchas, plantones y tomas de tribuna ha hecho el PRD a lo largo de su historia y qué resultado concreto ha tenido? ¿Cuál es la productividad de ese partido?
Hay quienes consideran que con la aprobación de la reforma laboral, el presidente Felipe Calderón cumple con haber sido el presidente del empleo.
Una percepción donde hay que poner los puntos sobre las íes. Ni éste ni el gobierno de Vicente Fox pudieron aprobar la reforma laboral, hasta que el PRI se encargó de conducir las negociaciones a través de dos políticos, tal vez polémicos, pero sin duda muy avezados: Beltrones y Murillo Karam.
La iniciativa de que el presidente de la Mesa Directiva, Murillo Karam, continuara conduciendo la sesión desde uno de los balcones del recinto legislativo tuvo que haber salido de una mente ágil e ingeniosa.
Tan ingeniosa que el asesor de Andrés Manuel López Obrador y hoy diputado Ricardo Monreal, se volvió loco. “No tienen ustedes madre…”, les gritaba a los legisladores que habían burlado el bloqueo en que el PRD tenía la tribuna.
Esto, que puede parecer sólo importante para la nota de color, deja ver el futuro inmediato: ¿cómo lograr que Enrique Peña Nieto rinda protesta el 1 de diciembre en la Cámara de Diputados sin la peligrosa anarquía en la que asumió el poder Calderón?
Ahí, otra vez, ante una izquierda intolerante, que huele a muerto, que tratará de impedir a toda costa que la ceremonia de cambio de poderes se realice en San Lázaro, va a ser necesaria la inteligencia y el ingenio de los políticos más audaces.