El reto es ser país de oportunidades para todos
La primera condición para la paz
es la voluntad de lograrla.
Juan Luis Vives
José Fonseca
La muerte y la posterior sustracción del cadáver de uno de los jefes de la banda criminal de Los Zetas, Heriberto Lazcano, igual que el asesinato del hijo del exdirigente nacional del PRI, Humberto Moreira, subrayan no sólo, como tantos dicen, la debilidad de las autoridades locales para enfrentar las bandas criminales y sus cómplices en los aparatos de seguridad, sino la necesidad de emprender acciones políticas para hacer de la lucha anticrimen una auténtica política de Estado, no de partido.
Estos desafíos constituyen lo que hace tiempo en estas páginas de Siempre! se calificó como la herencia envenenada del gobierno del presidente Calderón.
Síntomas de la descomposición social que padece la nación desde hace varias décadas.
Quizás algo contribuya a dicha descomposición el clima de encono creado por las campañas políticas basadas casi exclusivamente en mensajes negativos, pero no basta para explicarla.
Desde hace dieciséis años hay estabilidad económica, pero los beneficios de dicha estabilidad no se reflejan en mejores perspectivas para las economías familiares y menos contribuyen a reducir la desigualdad y la pobreza, con lo cual crean el ambiente para el clima de violencia.
La sociedad mexicana, más allá de la transición política, padece una crisis de valores.
La estridencia del discurso político impide que la sociedad mexicana recupere una agenda común de valores. Se trata de valores cívicos, no necesariamente religiosos, aunque éstos pueden contribuir para que haya una línea que trace los límites entre lo legal y lo ilegal, entre el bien y el mal, una escala de valores comunes que rechace el relativismo que prevalece en los sectores más ilustrados.
Se ha dicho muchas veces que será imposible que súbitamente el nuevo gobierno suspenda la guerra contra las bandas criminales, pero sí será prioridad la violencia de los secuestros, las extorsiones y los derechos de piso, para lo cual el primer paso será eliminar la impunidad.
Es importante que prevalezca otro ánimo nacional, un ánimo que recupere el optimismo en el futuro de la república. Un ánimo que subraye todo lo que de bueno tenemos y no se concentre sólo en subrayar nuestras fallas. Una cosa es reconocerla y otra muy distinta es casi solazarse en ellas.
Como nación nos hace falta un objetivo común: un entorno que económica, social y políticamente recupere para México y los mexicanos la capacidad de hacer de esta sociedad una de oportunidades.
A pesar de las leyendas de quienes llevan el luto en el alma, México fue hace tiempo un país de oportunidades para todos. Volver a serlo es el reto.
jfonseca@cafepolitico.com
