Entrevista a Manuel Molano/Director adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad

Moisés Castillo

La aprobación en lo general de la reforma laboral provocó la euforia casi unánime de senadores panistas y perredistas tras modificar artículos en materia de transparencia y democracia sindical. Sólo hay que ver las imágenes festivas del legislador Javier Lozano, quien aseguró que se dio un paso adelante hacia la “competitividad, la productividad y el trabajo decente”.

Hay que recordar que según reportes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México es la nación con la menor recaudación de impuestos entre los países del selecto grupo: registró una captación total de 19.7 por ciento del PIB, en el 2011. Mientras el promedio de la OCDE fue de 33.8 por ciento del PIB. Datos duros que nos ubican en una realidad complicada, lejos de frases retóricas y optimistas sin sustancia.

Según los expertos primero tuvo que impulsarse la otra reforma estructural: la hacendaria. Indispensable para que la administración federal cuente con los recursos suficientes para impulsar el desarrollo económico vía infraestructura, fomento del mercado interno y otros programas de apoyo a la pequeña y mediana empresa. Sin embargo, antes de que terminara su gobierno, Felipe Calderón quiso exhibir al PRI con el tema sindical. ¿Por qué hasta ahora?

Por lo pronto, el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, felicitó a los senadores y pidió que se apruebe la reforma lo antes posible. Y aseguró que esto permitirá que los jóvenes tendrán más y mejores empleos.

“Nosotros seremos respetuosos de la decisión que tomen desde el punto de vista del proceso legislativo los senadores y los diputados, pero creo que existe un consenso generalizado en la necesidad de contar con una ley laboral que dé más empleo, como será esta ley, lo antes posible”.

En tanto, la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos señala que si bien la actual reforma laboral no es la ideal, es la “propicia” para que México avance hacia el mercado moderno del mundo laboral.

“El punto positivo es que estamos caminando ya hacia el mundo del trabajo moderno; que si no es el documento ideal que todos hubiéramos esperado, sí es un primer paso para adaptarnos al mundo del trabajo de hoy”.

¿La reforma laboral garantiza la creación de más de un millón de empleos que requiere el país cada año? ¿México será competitivo? ¿Los informales ingresarán a empleos bien remunerados? ¿Se terminará el desempleo entre los jóvenes con mayor nivel profesional? ¿Y los ni-ni?

No todo está escrito y el balón ahora rueda en la cancha de los diputados. En caso de que la minuta retorne otra vez al Senado y sus integrantes mantuvieran los mismos lineamientos a las reservas, el proyecto completo se tendría que discutir en el siguiente periodo de sesiones.  O sea a la congeladora. Si es así, de poco sirvió el festejo con las manos del exsecretario del Trabajo e incipiente panista.

Reformar la seguridad social, siguiente paso

Para Manuel Molano, director general adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad, difícilmente una sola reforma podrá lograr la eficiencia del mercado laboral, ya que tenemos una Ley Federal del Trabajo anacrónica e incompleta.

“Las reformas no son varitas mágicas. Tenemos una ley llena de lagunas y procedimientos de justicia laboral complejos y onerosos. Hay otras cosas que necesitarán reformas. Buena parte de nuestra complicación se debe a cómo funciona nuestra seguridad social. El siguiente paso es ése. Vamos a tener que reformar nuestra seguridad social, ya que de otra forma no se conseguirá la eficiencia que se quiere en el mercado laboral”.

¿Cómo está México en comparación con otros países?

Los números nos dicen que podría haber un porcentaje más alto de adultos trabajando en México. En promedio en países de la OCDE es de 10 por ciento arriba con respecto en México. Esto implica que si nuestro mercado laboral funcionara como el de los americanos podríamos tener una población económicamente activa de 50.7 millones de persones a 56.5 millones. Si funcionara tan bien como el de Australia podría tener 61 millones de personas trabajando. En contraste, cuando metes los conscientes de los adultos que trabajan en Grecia, que son economías con un nivel parecido en temas laborales, pues te das cuenta que la población adulta que labora se parece enormemente.

Si queremos liberar el potencial de nuestro mercado laboral nos tenemos que mover a un modelo de mercado de trabajo más como el británico o como el americano. Y eso implica los contratos por hora, un esquema más flexible que no esté preocupado por saber quién es el patrón y cómo se van a cobrar las liquidaciones y ese falso sentido de seguridad del empleo de tener a la gente en un solo centro de trabajo.

Tenemos que tener un mercado flexible donde la gente pueda hacer múltiples trabajos con múltiples patrones y múltiples remuneraciones, que es como funciona en los mercados avanzados.

 

Poco avance, con restricciones contractuales

¿Cuál es el principal mito de la reforma laboral?

La Ley Federal del Trabajo en su reforma no lo logra avanzar de manera completa. Uno de los grandes mitos con respecto con lo que se cree que se puede regular con esta ley es el tema del outsourcing. Es un problema de la seguridad social. No vamos a lograr enormes avances si somos mucho más restrictivos con respecto a cómo se puede contratar a través de un tercero a trabajadores, porque las capacidades de supervisión de las autoridades en la materia es muy baja. La Secretaría del Trabajo no tiene el suficiente personal, presupuesto, capacidad institucional para estar revisando todos los contratos outsourcing del país. Entonces, lo que se debe hacer es cambiar cómo funcionan los incentivos para el outsourcing y la mayor parte de los incentivos están en esa seguridad social que es cara y que el beneficio es dudoso para los trabajadores.

La parte médica en el primer nivel de atención no es útil, la gente de cualquier forma tiene que pagar de su bolsillo las citas con el doctor, los segundos y terceros problemas de atención; tienes problemas

de calidad, de oportunidad en el servicio. La probabilidad de que un trabajador mexicano que cotice ante el IMSS mil 250 semanas es muy baja. Y en consecuencia la gente se desmotiva del sector formal y dice “para qué busco un empleador que me dé el IMSS o para qué lo voy a pagar o para qué hago aportaciones a la Afore si de cualquier manera la probabilidad de alcanzar esa cotización es muy baja”.

El negocio del outsourcing es que lo pagan la empresa y el trabajador y estamos dejando de pagar seguridad social debido a esto. Necesitamos un esquema de seguridad social mucho más inclusivo donde haya más gente, donde todo mundo esté dispuesto a entrarle.

 

Despedir a los malos elementos sindicalizados

¿Son reales los beneficios para los jóvenes como afirman los legisladores?

La minuta se ha estado moviendo mucho en las cláusulas de inclusión y de exclusión que le complican la vida a la gente para entrar a empresa sindicalizada. Porque las plazas buenas están tomadas por quien está por años en la empresa, no se pueden ir y tienes ahí una falta de movilidad. Entonces te cambian los incentivos en la sociedad. “Para qué voy a estudiar 12 años medicina si nunca me van a dar una plaza buena en el IMSS de la Raza”.

Con el tema de la cláusula de inclusión y exclusión, creo que hay que darle movilidad a los malos elementos sindicalizados y esto permitiría que gente joven que no tiene empleo pueda entrar a esas plazas. El problema es que las buenas plazas están tomadas en la economía sindicalizada. En la economía no sindicalizada lo que tienes es un problema grave de formación de talento. Estaba también la discusión del salario mínimo y el PRD sugería un salario de seis mil pesos, que me gusta la intención de los diputados porque quieren que la gente tenga un mayor nivel de bienestar, pero sí me preocupa el vehículo por lo cual se lo quieren dar; porque a un individuo relativamente improductivo lo hago artificialmente caro, y así menos lo van a querer contratar. Esa parte lo que ha ocurrido en México es que tenemos mucho más empleos de lo que teníamos en épocas en que el salario mínimo era  alto y mordía.

Hay mucha más gente participando en la fuerza laboral, pero con una remuneración muy baja. Esto refleja la baja productividad de los mexicanos porque no somos buenos para las matemáticas, ni para las ciencias, nos agregamos a la economía como brazos y piernas que hacen trabajo motriz y no como cerebros.

 

Seguridad social e impuestos, fundamentales

De concretizarse la transparencia y la democracia sindical, ¿seremos más competitivos y habrá más empelo?

Otra vez estará la discusión en la Cámara de Diputados y en mi opinión estamos en un cuento de nunca acabar. Sin embargo, es muy importante para México, porque si hay un poder desmedido de los sindicatos, sindicatos retrógrados donde el trabajador no puede conocer su contrato colectivo, por ejemplo. No tiene obligación de revelarlo. Es muy complejo. ¿Cómo es posible que lo que negocia la empresa y el sindicato sea algo a lo que no tenga acceso el trabajador? Es verdaderamente de vergüenza. Estas partes de los procesos de votación de los sindicatos son una vergüenza, parece increíble que en pleno siglo XXI estemos discutiendo este tipo de cosas y cómo los líderes sindicales se enriquecen y es una dura realidad.

Esto de la transparencia y democracia puede ayudar realmente a mejorar la dinámica del mercado  de trabajo. Esta es otra renta que se le está extrayendo al mercado, al trabajador y a la empresa. Si la empresa no paga ese tipo de rentas puede hacer más cosas como contratar a más gente, prestaciones, mejores condiciones. Ese es el espíritu de la reforma.

¿Qué más se requiere para generar el millón de empleos como se afirma cada vez que se aborda este tipo de “reformas estructurales”?

El tema de la seguridad social y el tema de los impuestos son fundamentales. En México, el tema de los impuestos en el trabajo formal ha crecido más que en cualquiera de los países de la OCDE en las últimos 10 años. Y hay que pensarle en ese tema porque es una inequidad fiscal. Si soy empresario sobre cuánto tributo: tributo sobre la parte gravable de mis utilidades. Es decir, a mis ingresos les descuento todos  mis costos y tributo sobre el porcentaje de utilidades que obtuvo la empresa. Si tengo perdidas, no tributo. Como trabajador todo gira en eso. Todo el ingreso es utilidad, prácticamente no nos permiten meter como costos nada, no puedes meter algunas cosas como seguro médico, no tienes la “deducibilidad” que tiene una empresa. Eso está mal. Realmente en México tendríamos que estar gravando la contaminación ambiental, la congestión en nuestras ciudades, el uso de nuestros combustibles, pero no la relación asalariado-patrón. ¿Por qué Hacienda grava esa relación porque es relativamente fácil y cómodo? Si quitamos todas esas distorsiones a la relación podemos lograr muy buenas cosas en términos de participación laboral. Y esas son reformas que tendrán que ir ocurriendo hacia adelante si queremos que el mercado laboral funcione mejor.