Pri, sindicatos, Elba Esther y Peña Nieto
Félix Fuentes
Mientras en el Senado peleaban derecha e izquierda, unidas, por la transparencia y rendición de cuentas de los sindicatos, defendidos éstos por PRI, PVEM y Panal, Elba Esther Gordillo soltó un reto velado al presidente electo, Enrique Peña Nieto, para que envíe su propuesta educativa y ella la revise.
En comisiones de la Cámara Alta empataron ocho veces ambos bandos sobre el asunto de los sindicatos y así remitieron su dictamen al pleno senatorial. Si cada frente se mantiene en su posición, el del PRI podría perder la pelea en proporción de 66 votos contra 62 y los líderes de la clase trabajadora se quedarían desnudos.
Legisladores del partido tricolor y verdes luchaban, al escribir estas líneas, porque tres de los cinco senadores del llamado Movimiento Ciudadano —antes Convergencia— voten contra la transparencia gremial.
De lo contrario, el proyecto de ley regresaría a la Cámara de Diputados, donde la mayoría de la camada priista inhumaría por tiempo indefinido la iniciativa que con evidentes signos tramposos envió el presidente Felipe Calderón en calidad de preferente, es decir, para ser aprobada en términos de 30 días en cada Cámara del Congreso.
Todo eso y mucho más hace el priismo por defender a sindicatos como el SNTE de Elba Esther Gordillo, que en la elección de 1996 votó por Felipe Calderón para hacerlo ganar y en los comicios de julio pasado se pronunció a favor del tricolor de Enrique Peña Nieto.
A cambio, la profesora recibe prebendas de la magnitud de la Lotería Nacional, el ISSSTE y la principal subsecretaría de la SEP. También se da el lujo de proponer la transparencia de recursos entre sus incondicionales, para ocultar las sumas multimillonarias que recibe, tanto de la Federación como de gobiernos estatales, a los cuales tiene hincados, según sus arrebatos prepotentes.
Menos da cuenta la “profesora” de premios mayores… y menores de la Lotería Nacional que no son vendidos en cada sorteo, ni de los negocios cuantiosos en compras de medicinas para el ISSSTE. En eso, las mafias de las drogas se quedan cortas.
Hace ocho días se encerró la “maestra” con 3 mil 287 delegados, previamente seleccionados por sus 23 mil golpeadores —todos “aviadores”—, en un hotel de Playa del Carmen, Quinta Roo. Fueron acarreados en aviones, incluso privados, bajo la custodia de agentes federales (los de Felipe Calderón) y policías estatales del gobernador, Roberto Borge Angulo, uno de tantos hincados.
En ese bunker fue reelegida Gordillo por otros seis años, ahora como presidenta del Consejo General Sindical para el Fortalecimiento de la Educación. Este nuevo título ofende, pero ella se da esos lujos.
En referencia al electo Enrique Peña Nieto, habló del que “anda por Europa”, enviándole el mensaje de que tiene ante sí a un “gremio de respeto”, el cual espera su propuesta educativa para el próximo sexenio a fin de analizarla y discutirla, porque después el “gremio presentará la suya”. De paso hizo saber al próximo presidente de la república que “los trabajadores” proponen una nueva “conquista” con base en seis salarios mínimos, y de ahí pa’rriba.
Hasta eso tiene que hacer el priismo, salvar los contratos colectivos en la llamada reforma laboral, a fin de que profesores y petroleros, entre otros sindicatos, planteen sus exigencias a través de gruesos libros, de cientos de páginas.
¿Merecemos los ciudadanos esas actitudes insolentes, en momentos en que México se debate en la pobreza y la inseguridad por culpa de dos gobiernos panistas, los peores en tiempos contemporáneos?
¿Merecen los profesores tantos privilegios si un elevado número de ellos son ignorantes que reprueban en matemáticas, gramática e historia de México? El último reporte es de que 98 mil de ellos fueron reprobados en civismo, arte y lenguaje. Por eso adoran a su “maestra”.
