Entrevista a María Irma Manrique/Investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas

Nora Rodríguez Aceves

Felipe Calderón deja al país “temblando, pues no se logró el mayor empleo que es fundamental, porque hoy hablamos continuamente y casi todos los días, en las notas de la prensa nacional, sobre la cantidad de pobres que se han generado, que si en América Latina de cada tres pobres uno es mexicano, esto es cierto, el crecimiento de la desigualdad en el reparto de la riqueza generada fue terrible, tanto que medido por pobres, que es una forma de medición por parte de algunos analistas, buena parte del país se hunde en la pobreza, en la desesperación, porque no hay empleo”, asegura María Irma Manrique, investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIE-UNAM).

Aun cuando en el marco de la promulgación del Decreto mediante el cual se reforma, adiciona y derogan diversas disposiciones de la Ley Federal del Trabajo, el pasado 29 de noviembre, el presidente Felipe Calderón señaló que: “desde hace seis años, nos propusimos transformar la economía de México para hacerla más competitiva y, particularmente, generadora de empleos”.

Por ello, destacó que de “diciembre del año 2006 hasta esta fecha, se han creado en el país, más de dos millones 240 mil nuevos empleos formales netos, es decir, ya descontadas las bajas, las liquidaciones registradas en el Seguro Social y pagada la cuota obrero-patronal de los trabajadores…”

Sin embargo, la evaluación que hace María Irma Manrique a Siempre! sobre los resultados en materia económica que deja la administración calderonista a unas horas de concluir el gobierno de Felipe Calderón como presidente de la república habla en sentido contrario, “desgraciadamente, no puedo destacar más que cosas francamente negativas y lo lamento, porque si bien se habla de que México se mantuvo con indicadores macroeconómicos aceptables, bajos, sin grandes brincos, excepto 2009 que cayó el PIB —Producto Interno Bruto— abajo del seis por ciento, en general fue la cuestión de la seguridad que se puso por arriba de todo, y fue un grave error político, estratégico y económico”.

“El presidente Calderón hablaba de que era el presidente del empleo, desde su campaña política, pero el desempleo creció, el empleo decreció, y no es que haya sido un fenómeno mundial y que por eso aquí sufrimos esas características, no, lo traemos de atrás, no hubo suficiente estímulo a la producción y al crecimiento que diera cabida a más empleos, aunque no podemos hablar de niveles de desempleo como los de Europa, son condiciones distintas, entonces por ese lado, no se cumplió en el rubro de ser el sexenio del empleo sino por el contrario.”

En ese mismo tenor, la investigadora del IIE-UNAM agrega, “otros elementos que tendría que señalar respecto a decisiones por ejemplo de política económica son las relacionadas con las decisiones de un presupuesto con un gasto público descendente; y descendente en la parte importante, y digo importante porque es la que también genera mayor producción y más empleo, que es el gasto en inversión de capital, tendió a descender mucho más rápido que en otros sexenios, esto fue fatal, no ayudó en nada al presidente del empleo a que esto se diera, más bien, repito, fue al contrario, el gasto público tendió a ser más bajo”.

Errores de estrategia

Aunque, “dentro del gasto corriente se dio prioridad a algunos renglones como el que estoy diciendo de más gasto hacia las fuerzas públicas en aras de la lucha contra narcotráfico y la corrupción, no es que esto sea malo, es bueno, más bien ahí lo que hubo fue error estratégico y no se le puede imputar necesariamente a una sola persona, que es el presidente, aquí los miembros del gabinete tuvieron sus errores y esto ya hablando de que es el sexenio de este presidente, falló en eso”.

En ese mismo sentido, la doctora en Economía por la Pacific Western University asegura que “el haber permitido que la inversión extranjera creciera del modo que creció en ámbitos que son vitales para este país de recursos naturales, por ejemplo, en la minera que se le dio la entrada al capital externo en grandes cantidades y sin ninguna justificación posible, que  invadieron tierras laborables a la gente que como campesinos les molestó muchísimo, pero además no le deja nada a la zona, a las regiones sino agujeros, falta de agua, y todo es ganancia para las empresas de capital externo que vienen a explotar las minas hasta de oro y plata, como es el caso de Canadá”, entonces estoy pintando un panorama más o menos general de la situación económica mexicana.

Lo que hace del país, “un país muy vulnerable por muchas partes, le explico, el crecimiento de la economía informal tiene que ver con esto, es decir, la gente antes de no comer prefiere ir a la economía informal a ganársela cómo se pueda y este crecimiento de la economía informal a niveles casi del 40 %, que varía según el analista, pero es más o menos ese porcentaje, ¡es una barbaridad! Sin embargo, de ese 40 % no se recauda nada en términos de impuestos, pudiéndose recaudar, entonces ahí está una parte de falta de ingresos para el gobierno que también se va a reflejar en falta de gasto”.

“Ahí, hay graves problemas en las finanzas públicas que si bien han estado empeñados en que estén equilibradas, se equilibran sabe usted cómo, bajando el gasto, no realmente incrementando la recaudación y ésta sería factible con seguirla si todos los contribuyentes, todos los ciudadanos, fuésemos contribuyentes y sabemos muy bien que este país tiene sistemas de excepción particularmente para los más altos ingresos del país, que son los más ricos, los millonariasos, éstos no pagan impuestos, pero no solamente en México, en ninguna parte del mundo pagan impuestos, y esto no es tampoco una satisfacción o una manera de decir: bueno pues nadie paga; no, es que debieran pagar proporcionalmente los más ricos”.

 “Hubo —explica Manrique— un procesos de desintegración en los años setenta, un gran endeudamiento, una fatalidad digamos de la década perdida en los años ochenta y el ejercicio de una política económica obediente a razones que imponen los bancos centrales en el mundo a través de los grandes organismo multilaterales, Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial, y que agrupadas esas ideas y pensando en la solución del endeudamiento excesivo de los países de América Latina y otros que caímos en crisis de deuda se aplicó una serie de medidas que están, en general, conocidas por economistas por lo menos, en el Decálogo de Washington”.

Endeudamiento

Entonces, “a fines de los ochenta el Banco Mundial convoca a hombres de negocios y a banqueros centrales a reunirse a ver cuál es la problemática general y por qué se está endeudo y no se puede salir de ahí, entonces hacen un decálogo en donde determinan que debe haber reformas económicas estructurales, y se comienza por las reformas estructurales en lo financiero, con la liberalización y la desregulación, pero además la apertura y la privatización, que son los cuatro eslabones que componen el proceso de insertar a todos los países en este proceso de globalización económica”.

Por lo tanto, “estamos hablando de liberalización, desregulación, apertura, privatización, y no estoy inventando; estos procesos se han dado y se han dado con todo éxito particularmente en México y el resultado ha sido el que tenemos: una postración económica de la que hemos salido adelante con mucha deuda porque si no tenemos suficientes ingresos propios tenemos que endeudarnos y la deuda está realmente siendo cada vez mayor a través de la emisión de títulos por parte del gobierno que se llama deuda interna y que coloca siempre en manos de los bancos, y los bancos tienen esa deuda del gobierno, el gobierno les paga el rédito por Cetes,  bonos, etc., que son bonos, títulos del gobierno y el gobierno tiene no solamente que amortizar, pagar todo esto al tiempo en que se vence el título público, sino también pagarles altos intereses, los más altos que hay, porque los Cetes son  la tasa de interés prima de este país, con todo y que es ahora más baja que nunca, es la más alta en el mundo, es una tasa enorme, porque si Estados Unidos da el 0.2 % de tasa de interés, en México se da el 4.7, se da tan alta tasa de interés porque es una forma de atraer flujos del exterior para que compren también estos títulos públicos y entonces podríamos decir que buena parte de la deuda interna, porque esto lo genera el gobierno con sus títulos, ya está en manos de los extranjeros”.

La especialista en finanzas públicas y políticas financieras apunta que “el endeudamiento es muy grande, el compromiso es muy grande y esto cae sobre los hombros de quienes pagamos impuestos, que somos la mayoría de la población, no la mayoría de los ricos, los ricos no pagan eso”.

Siendo así, a este gobierno que viene —de Enrique Peña Nieto— le tocará ya decidir y ya ha anunciado una reforma fiscal que ellos aplauden mucho, pero que habría que estar muy cuidadosos, es una reforma fiscal que nosotros en economía le llamamos fuertemente regresiva, porque no pagarán como debiera ser: los más ricos, los de mayores ingresos, los mayores impuestos, ¡no!; los pagarán particularmente los más pobres, porque si se generaliza el IVA —Impuesto al Valor Agregado—,  que es un impuesto indirecto al consumo, se recauda fácil y puede aportar a la recaudación general muy buenos millones, que vendrán de esa gente que no puede dejar de consumir porque moriría, de los más pobres se sacará nuevamente el incremento en los impuestos y por ahí hay tasas, las tasas del ISR a personas morales que son las empresas, ésas están disminuyendo desde hace algunos años, aunque no haya habido reforma fiscal, las misceláneas y las transformaciones que ocurren año con año, han ido gravando más el ISR a las clases medias y a las clases bajas, y aquí estamos todos para servirles a pagar los impuestos, por eso digo que es un sistema tributario altamente regresivo y a esto contribuirán también estas modificaciones”, estas reformas fiscales de que habla el presidente electo Enrique Peña Nieto.

Frente a este entorno, “el reto será sobrevivir, el reto porque si dicen que con la reforma laboral habrá más empleo, lo que han hecho es que la torta de empleo que hay se reparta entre más gente, no que haya más empleo, porque si usted tiene ocho horas de trabajo le quitarán cuatro para proporcionárselas a otra persona y en la medida en que usted trabaja menos días y menos horas va desapareciendo la seguridad en el trabajo, desaparecen las prestaciones y usted tendrá y vivirá al día; si trabaja, tiene, y si no, no tiene, ésta es la reforma laboral en suma”.