El país requiere de la unidad
Carlos Jiménez Macías
De acuerdo con el Banco de México se espera que en 2013 haya un repunte en la confianza y una expansión de la disponibilidad de financiamiento en nuestro país. Todo ello habrá de repercutir en una mejora de los elementos que condicionan el bienestar social, sobre todo en los sectores que más lo necesitan.
La coyuntura se muestra favorable para que en estos seis años que vienen el país logre mejorar sustancialmente sus posiciones en el panorama mundial. Ello no significa esperar pasivamente a que el viento sople a favor. Tendremos que impulsar los cambios necesarios que detonen el crecimiento económico, la inversión directa, la creación de empleos, pero sobre todo que se eleve el poder de compra de los trabajadores.
Hay que decirlo, no son cambios cosméticos o superficiales; son cambios estructurales como la inaplazable reforma fiscal o la energética. Pronto tendrán que realizarse, México ya no puede esperar, pues ya han sido centro de una larga discusión en el Congreso. Los actuales legisladores han expresado su voluntad de analizar estos temas que por mucho tiempo han quedado postergados por razones múltiples, pero que ahora las circunstancias se prestan para que sean abordados con gran objetividad.
El presidente Peña Nieto ha demostrado durante este largo periodo de cambio de poderes su madurez política al iniciar un diálogo abierto incluyente con todos los sectores de la dinámica social. Un buen ejemplo ha sido su acercamiento con los gobernadores surgidos de fuerzas políticas diferentes al PRI, así como su voluntad de diálogo para una madura y positiva transición con el gobierno saliente.
El país, ¡qué duda cabe!, requiere de la unidad de todos para salir adelante y cruzar esa frontera que parece alejarse obstinadamente para situarnos en la vía de un desarrollo sostenido, estable y con evidentes signos de coloratura social.
No faltarán aquéllos que desean que a México le vaya mal. Los eternos heraldos del fracaso, los que estarán a la espera de algún infortunado acontecimiento u ocasión adversa que pudiera tener el nuevo gobierno, para echar a andar sus malintencionadas críticas; para fabricar mitos con el único fin de revivir intereses políticos y esperar que —ahora sí— la fatalidad favorezca sus propósitos…
Podrán seguir esperando. No encontrarán, en el sexenio que ayer comenzó, la desventura que ambicionan. Porque como mexicanos, deseamos lo mejor al presidente Enrique Peña Nieto y estamos dispuestos a apoyarlo, con la certeza de que en momentos difíciles habrá de tomar la decisión correcta. De todos es conocida su eficacia para dirigir y administrar, como ya lo hizo en su estado. No tengo duda de que, con el sostén de la gran mayoría, hará un buen gobierno.
Y lo hará, estoy cierto, porque ansiamos fervientemente que le vaya bien a México…