Susana Hernández Espíndola

Según el reporte presentado esta semana ante el Senado de la República por el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva, el sexenio de Felipe Calderón se caracterizó por los asesinatos, las desapariciones forzadas, las ejecuciones extrajudiciales, la tortura, los feminicidios y una impunidad “casi total”.

Frente a este escenario de violencia sin control, señaló el ombudsman nacional, sólo se denunciaron dos de cada 10 delitos cometidos, y sólo el 1.6 por ciento de los 1.6 millones de ilícitos denunciados llegó a una sentencia judicial, lo que implica un nivel de impunidad de 99 por ciento.

De acuerdo con los registros de la CNDH, durante la gestión de Calderón 46 mil 15 personas fueron asesinadas en México, otros 15 mil 921 cuerpos no han podido ser identificados y mil 421 cadáveres más fueron inhumados en fosas clandestinas, lo que suma 63 mil 357 muertos.

Entre otras cifras terroríficas, el presidente de la CNDH resaltó que la tortura pasó en México de un caso denunciado en 2005, a 2 mil 40 quejas recibidas en 2011, sumando tratos crueles, inhumanos y degradantes, mientras que los feminicidios sumaron un total de 5 mil 202, en 27 entidades del país, lo que ha dado motivo para un informe especial que dará a conocer en breve la CNDH.

Por su parte, el fundador del PRD y ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, aseguró desde Michoacán que el gobierno del presidente panista deja al 68 por ciento de los municipios del país bajo el control de la delincuencia, un total de 70 mil muertos, al 55 por ciento de los mexicanos en pobreza y una economía con crecimiento insuficiente.

De presidente a delincuente

Al cumplirse este 25 de noviembre un año de la demanda interpuesta por 23 mil mexicanos ante la Corte Penal Internacional (CPI) de La Haya, en contra de Calderón, por crímenes de guerra y de lesa humanidad, derivados de la llamada guerra contra el narcotráfico y la delincuencia organizada, los augurios para el futuro del actual mandatario mexicano son catastróficos, pues está en riesgo de ser perseguido.

Aunque ni el Sistema Nacional de Seguridad Pública, ni el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, ni las procuradurías estatales y federal se ponen de acuerdo sobre el número de homicidios en México en los últimos seis años, los reportes de distintos organismos especializados indican que la conflagración contra la delincuencia ha dejado un saldo de más de 80 mil muertos, entre 5 mil y  10 mil desaparecidos y 1.2 millones de desplazados por la violencia. Estas cifras tendrán que actualizar a la presentada ante Luis Moreno Ocampo, el fiscal general de la CPI, ya que en el expediente original de hace un año se asientan sólo 50 mil personas asesinadas, 230 mil desplazadas y un total de 10 mil desaparecidas.

Ya hace meses que la Fiscalía de la CPI determinó que hay materia para juzgar y será este diciembre cuando decida si el casi ex presidente de México es acusado de genocidio y se le pasa a nuestro gobierno la estafeta para que demuestre si tiene capacidad y voluntad de juzgar esos delitos, tal como lo hicieron Perú, Argentina y Chile, al juzgar y condenar a ex presidentes sin haber acudido a cortes internacionales.

Junto con Calderón están en la picota el narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, y el secretario de Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna, además de otros altos funcionarios de su gabinete.

Con Felipe Calderón se cierra una breve, pero asfixiante etapa, de los gobiernos emanados del Partido de Acción Nacional (PAN), y a menos de una semana de la entrega de la Presidencia de la República al priísta Enrique Peña Nieto, la evaluación de los éxitos y decepciones que han marcado el sexenio han tirado la balanza hacia el lado más pesado: el de las pifias calderonistas. Estas son sólo una muestra:

Estrategia equivocada

Desde el primer día de su mandato, Calderón incrementó el salario de la Policía Federal y de las Fuerzas Armadas. En ese momento la violencia generada por la lucha entre los cárteles de las drogas iba in crescendo, por lo que el 11 de diciembre de 2006, el gobierno federal, sin plantear una estrategia analizada y planeada a fondo por cuerpos de inteligencia, mandó al Ejército en tropel a Michoacán para resguardar la seguridad pública. El costo de este despliegue —que abarcó después todo el territorio nacional— no sólo ha sido muy alto por los 80 mil muertos que se calculan que ha ocasionado, sino porque el incremento de la criminalidad ha colocado a México como uno de los países más violentos del planeta, según el Indice de la Paz Global. De nada sirvieron las peticiones de altos funcionarios, como Kofi Annan, ex secretario de la ONU, o de Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura, de realizar un cambio urgente en la estrategia antidrogas de Calderón.

Más policías muertos que narcos detenidos

El mismísimo titular de la SSP, Gernaro García Luna, tuvo que reconocer el año pasado, un informe de senadores que señalaba que de diciembre de 2006 a junio 2011 habían fallecido dos mil 886 elementos de seguridad pertenecientes a los tres niveles de gobierno, por ejecución, enfrentamientos y agresiones contra la autoridad, en contraste con  2 mil 408 narcotraficantes detenidos.

Las corporaciones policiacas municipales reportaban de esa cifra el mayor número de fallecidos, con 45 por ciento (mil 296 elementos).

Si el lector saca la cuenta, en el actual sexenio la detención de cada narcotraficante costó la vida de 1.1 elementos policiacos.

Economía “estable”, con más empleos informales

En el marco de un contexto económico internacional adverso —en especial en naciones como España, Estados Unidos, Grecia, Italia y Portugal—, el gobierno federal mantuvo, según dice, una relativa estabilidad y evitó fuertes depreciaciones del peso frente al dólar. No obstante, en los últimos años no se logró impulsar el tan anhelado crecimiento económico. En promedio, el Producto Interno Bruto (PIB) del 2006 al 2012, ha sido de 1.9 por ciento, muy lejano del 5 o 6 por ciento que se pretendía. Aún cuando se cumpla en este 2012 el pronóstico de un PIB de 4.0 por ciento, el mandato de Calderón quedará marcado como uno de los que registraron menor crecimiento en la historia moderna de la nación.

En cuanto a su intención de ser recordado como el “Presidente del empleo”, Calderón distó mucho de su anhelo. La insuficiencia de trabajos formales disparó el empleo informal. Según el INEGI, en el último año 783 mil mexicanos se dedicaron al ambulantaje, lo que representa un incremento en el sector informal. En una nación en la que casi la mitad de su población (112 millones 336 mil 538 habitantes, contabilizados por el INEGI en 2010) tiene la posibilidad de trabajar, sólo están registrados en el IMSS 15 millones, 695 mil 679. Si bien entre diciembre de 2006 y el primer trimestre de este año la población ocupada pasó de 42.8 a 47.1 millones de mexicanos, en ese mismo periodo la cifra de desocupados pasó de 1.6 a 2.4 millones, lo que representó un incremento de 34.5 por ciento contra 9.1 por ciento.

El PRD asegura, a su vez, que en tanto en el sexenio de Vicente Fox la cantidad de empleos que pagan más de cinco salarios mínimos aumentó en 21 por ciento, durante el sexenio de Calderón este rubro se contrajo en 16.6 por ciento.

A punto del estallido social

Si bien el economista en jefe de BCP Securities, Walter Molano, declaró recientemente a CNN Expansión que la Secretaría de Hacienda y el Banco de México realizaron una buena labor para mejorar el entorno macroeconómico, lo cierto es que el PAN heredará a la administración de Peña Nieto “una situación social bastante complicada”.

Según Molano, México “casi está en un momento de guerra civil, pero no por temas sociales, sino más que todo por violencia asociada con el narcotráfico”.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) sostiene que ha aumentado a 52 millones el número de mexicanos pobres, lo que ubica al país es una situación de rezago y mayor desigualdad.

El PRD asegura que Calderón tuvo uno de los sexenios más afortunados en cuantos a ingresos petroleros (6 billones de pesos), pero eso no se transformó en una reducción de la deuda pública, ni un crecimiento económico sobresaliente ni en la creación de empleos.

Los gasolinazos, por ejemplo, muy nutridos en este sexenio, dejaron un costo de 481 pesos para un tanque de 40 litros, cuando en diciembre de 2006 se cifraba en 324 pesos. La gasolina Premium acumuló un aumento de 47.64 por ciento; la magna, de 65.69 por ciento, y el diesel, de 108.6 por ciento.

Calderón incrementó también la deuda pública de manera exponencial, de un billón 985 mil 812.1 millones de pesos durante el mandato de Vicente Fox, a 5 billones 103 mil 379.4 millones de pesos. El incremento fue de 157.43 por ciento.

Incendio en la Guardería ABC

El 5 de junio de 2009 el incendio de una bodega contigua a la instancia infantil ABC, en Hermosillo, Sonora, provocó una de las más grandes tragedias de la historia de México. Las llamas se propagaron desde el almacén de archivos estatales hasta la guardería, donde fallecieron 49 niños, de entre cinco meses y cinco años de edad. A tres años de los hechos, aún los familiares de los menores exigen justicia, pues sólo funcionarios menores han sido imputados penalmente por la catástrofe, no obstante que se vieron involucrados familiares de la primera dama, Margarita Zavala, y del entonces gobernador, Eduardo Bours. También se les imputó responsabilidad política al ahora senador Javier Lozano —entonces secretario del Trabajo—, y al ex director del IMSS, Juan Molinar Horcasitas, quien actualmente encabeza la Fundación Rafael Preciado. De nuevo, Calderón se mantuvo imperturbable ante la negligencia de sus allegados.

Estela de Luz

En un ámbito más frívolo, una obra que queda como recuerdo de las pifias de Calderón, es la Estela de Luz, planeada como parte de los festejos del Bicentenario de la Independencia de México. Esta edificación fue entregada con un retraso de 15 meses y fue inaugurada el 7 de enero de 2012. Ubicada en el Paseo de la Reforma de la capital del país, con 104 metros de altura y mil 856 toneladas de peso, la Estela de Luz tuvo tantas irregularidades que la pureza de sus cuarzos brasileños cortados en Italia se vio opacada por la corrupción. Su costo final fue de mil 35 millones de pesos, cuando originalmente se había tasado en 400 millones. Dada la indignación ciudadana que provocó su construcción, fue rebautizada como “el Monumento a la Corrupción”.

Larrazábal y el quesogate

Seis días después del criminal atentado contra el Casino Royale —ocurrido el 25 de agosto de 2011 en Monterrey, Nuevo León, y que dejara un saldo de 52 muertos—, se difundió un video en el que Jonás Larrazábal, hermano del alcalde regiomontano, Fernando Larrazábal, recibía dinero por presuntas extorsiones a los dueños de los casinos. Su defensa dijo que el dinero era el pago de la venta de quesos Oaxaca y no producto del chantaje. Relacionado con los presuntos sobornos, el edil de Monterrey rechazó la petición del PAN de dejar su puesto en tanto se deslindaban responsabilidades. Pese al escándalo y bajo el cobijo de su partido y la mirada complaciente de Felipe Calderón, que no movió un dedo para poner orden, Fernando ocupa ahora una curul en San Lázaro.

País en desastre

De acuerdo a declaraciones del vicepresidente del Consejo Coordinador Ciudadano, Jorge Manautou Saucedo, el saldo que deja Felipe Calderón en materia de educación es desastroso.

Clasificado como un país de barbarie y atraso educativo, de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se ubica en materia de educación en los últimos lugares de los países afiliados al organismo.

Manautou considera que el saldo que deja Calderón es peor al de hace seis años, y que su gran fracaso estriba en las políticas de seguridad pública, en no bajar los índices de corrupción, en no establecer una democracia real y efectiva y por supuesto, el no incluir en ningún momento la participación ciudadana, la cual la abandonó por completo.

A esto se suma, dijo, que la administración federal se destacó por desquebrajar las finanzas estatales, ya que con los continuos recortes a las participaciones, obligó a muchos estados a endeudarse.