Alcanzar el anhelado progreso del país

Julio A. Millán B.

Ante la llegada de la nueva administración federal encabezada por Enrique Peña Nieto, la conocida “luna de miel” como periodo de gracia del nuevo Poder Ejecutivo se debería prolongar lo más posible: ¡que en vez de cien sean mil días! En este lapso se tienen que implementar eficazmente el programa de gobierno y aprobar las reformas estructurales planteadas en la campaña electoral. La confianza política y la certidumbre económica del futuro inmediato estarán basadas en el puntual cumplimiento de todos y cada uno de los compromisos electorales. El momento histórico de este episodio político abre la puerta hacia la grandeza del país y la capitalización efectiva de las expectativas fincadas en este nueva administración. Ello dependerá del equipo que lo acompañe, que debe mostrar un alto compromiso de lealtad y patriotismo, así como el talento suficiente.

Sin embargo, también se requieres el compromiso de la sociedad en su conjunto, empresarios y ciudadanos y legisladores. En este contexto, los primeros cien días del gobierno de Enrique Peña Nieto serán la coyuntura idónea para desarrollar las políticas que el nuevo gobierno considera prioritarias y para revisar las oportunidades de crecimiento en los sectores emergentes de la economía mexicana. Así como la vía para que México aproveche mejor sus ventajas competitivas en un escenario económico global y de comercio internacional definido actualmente por la hipercompetencia en los mercados.

Haciendo un recuento de los seis compromisos nacionales de Peña Nieto para el nuevo gobierno planteados en la campaña electoral destaca lo ambicioso de este plan y el reto global que significa lograr estos objetivos y metas durante el sexenio. En primera instancia tenemos la recuperación de la paz y seguridad. Segundo, lograr un país sin pobreza con mayor inclusión social. Tercero, crecer para generar más empleos. En cuarto lugar, más educación con mayor calidad. El quinto plantea recuperar el liderazgo de México en el mundo. Y el sexto se refiere a mejorar la eficacia del gobierno.

Además de combatir frontalmente la corrupción con una comisión nacional en la materia; mejorar la transparencia de la información aportándole más facultades al IFAI y generar un mayor control ciudadano sobre la contratación de la publicidad.

En este proceso de profunda transformación social, es posible que se presenten obstáculos y adversidades que pondrían en riesgo el proyecto de la nueva administración. Por lo tanto, debemos considerar que este “gran reto” implicará vencer los contratiempos que surjan en cada proyecto específico.

En este contexto político, la realidad nacional no puede continuar siendo caracterizada por el rezago económico, por lo que se debe cerrar la brecha con los países desarrollados. La transición gubernamental define un momento muy propicio para salir de la mediocridad.

En suma, la nueva administración deberá actuar con contundencia para cumplir con la totalidad de los compromisos y crear un ambiente de certidumbre y prosperidad en el país por durante el sexenio de Peña Nieto.

jmillanb@grupocoraza.com