“Las batallas contra las mujeres
son las únicas que se ganan huyendo”.
Napoleón Bonaparte (1769-1821),
emperador francés
Susana Hernández Espíndola
La reciente renuncia de David Petraeus como director de la Agencia Central de Inteligencia de la Unión Americana (CIA), en momentos en que el Congreso investiga el atentado del 11 de septiembre pasado en Bengasi, Libia —en el que murieron el embajador estadounidense en esa nación, Chris Stevens, y otros tres de sus compatriotas—, demuestra una vez más que la política y el sexo son, de manera ineludible, un coctel explosivo.
La dimisión del funcionario, quien fue el máximo responsable militar de la Fuerza Multinacional en Irak, desde enero de 2007 hasta septiembre de 2008; luego jefe del Comando Central de Estados Unidos, de octubre de 2008 y junio de 2010, y después comandante durante la guerra en Afganistán, en 2010-2011,fue aceptada este 9 de noviembre por el presidente Barack Obama. Sin embargo, éste retiro, cuya causa no está prevista en ningún esquema de seguridad nacional de la nación más poderosa del mundo, no fue producto de un intrincado complot terrorista, sino del cumplimiento cabal de un sabio refrán mexicano, que reza: “jala más un rebozo que un caballo brioso”.
Y es que a Petraeus no lo tiraron de su pedestal los talibanes, Osama Bin Laden, Al-Qaeda o cualquier otra fuerza oscura de las que, se supone, acechan a su país. Al poderosísimo e influyente hombre lo perdió la pasión: una relación extramarital con su biógrafa Paula Broadwell, quien ya ha sido bautizada como la “Lewinsky del Pentágono”.
Petraeus, como otras figuras públicas que se han visto en el ojo del huracán por líos de índole sexual, no habría tenido tal suerte si antes hubiera leído las palabras sabías del novelista francés André Maurois, seudónimo de Émile Herzog, quien dijo: “El hombre digno de ser llamado tal, ama su trabajo sobre todas las cosas, incluso más que a la mujer que ama”.
El affaire del general resulta un buen pretexto para recordar algunos de los más famosos escándalos sexuales protagonizados por destacados políticos y que, por “buscarle ruido al chicharrón” ante el sexo opuesto, tuvieron que dimitir o estuvieron a punto de presentar sus renuncias y pasar a la historia más por sus aventuras eróticas que por sus logros como funcionarios.
John Profumo y la showgirl
En 1962 fue descubierta la relación sentimental del entonces secretario de Estado para la Guerra británico, John Profumo, con la joven bailarina Christine Keeler. Luego de que el adulterio del político y militar se filtrara a los periódicos nacionales, se descubrió que la showgirl era amante de varios hombres, entre ellos Yevgeny Ivanov, agregado naval soviético, de quien se sospechaba que era un espía del Kremlin.
Casado con la actriz Valerie Hobson, Profumo fue enjuiciado por poner en peligro la seguridad nacional del Reino Unido y, el 5 de junio de 1963, presentó su renuncia. En 1995, la primera ministra Margaret Thatcher lo invitó a su cumpleaños número 70, como un gesto de reconciliación con la Corona y gobierno británicos. Profumo, cuyo desliz fue motivo de películas y episodios televisivos, falleció el 9 de marzo de 2006.
Ted Kennedy y la Boiler Room Girl
Al igual que sus hermanos mayores, John y Robert, el senador estadounidense Edward Moore “Ted” Kennedy también se vio envuelto en “líos de faldas”. El 18 de julio de 1969, el junior sufrió un accidente automovilístico al cruzar un puente en Chappaquiddick, Massachusetts, luego de salir de una fiesta celebrada en honor de las “Boiler Room Girls”, un grupo conformado por seis mujeres que fueron esenciales en la campaña presidencial de Robert.
Acompañado por su joven secretaria y supuesta amante, Mary Jo Kopechne, el coche de “Ted” cayó del puente y se hundió en el canal. Ella murió ahogada y el legislador fue declarado culpable de huir del lugar del percance. Fue condenado a dos meses de prisión, pero nunca llegó a cumplir esa sentencia, dadas las influencias del clan Kennedy. Los rumores aseguraban que “Ted” y la muchacha venían de un hotel y que eran amantes. Su imagen quedó tan afectada, que sus aspiraciones de llegar a ser Presidente de los Estados Unidos, para el periodo 1972-1976, se vinieron abajo. “Ted” Kennedy falleció el 25 de agosto de 2009, víctima de un tumor cerebral.
Clinton y Lewinsky
El 17 de enero de 1998, The Drudge Report —una página de internet dedicada a recoger chismes de otras publicaciones— reveló la tórrida relación que mantuvo el entonces presidente de Estados Unidos, William Clinton, con Mónica Lewinsky, una becaria de la Casa Blanca, de 23 años de edad. Al principio, ambos lo negaron. Sin embargo, las investigaciones pusieron al descubierto que entre 1995 y 1996 la pareja mantuvo encuentros sexuales en la afamada Oficina Oval.
Ella admitió que su relación con William consistió sólo en practicarle sexo oral. En cambio, Bill enfrentó un juicio político como Presidente, por los cargos de perjurio y obstrucción de la justicia. Fue absuelto por el Senado el 12 de febrero de 1999 y apareció en la televisión ofreciendo disculpas.
El harén de Berlusconi
Conocido como il Cavalieri (El Caballero), Silvio Berlusconi se mantuvo durante prácticamente 20 años en la política italiana, a pesar de los constantes desenfrenos amorosos que protagonizó con todo un harén. En 2011 enfrentó un juicio por el caso Ruby, al imputársele los delitos de inducción a la prostitución de menores y abuso de poder, una vez que la fiscalía de Milán lo acusara de mantener relaciones sexuales con la marroquí Karima El Mahrohug (Ruby), cuando ésta era menor de edad, en las memorables bacanales que realizaba el primer ministro en su residencia de Arcore.
A pesar de las investigaciones y de tener grabaciones de su celular, la chica negó haber tenido contacto sexual con el premier y, más aún, haberle pedido 6 millones de dólares por su silencio. Presionado por la crisis y con cuatro procesos judiciales abiertos, Berlusconi presentó su dimisión al gobierno italiano, el 12 de noviembre del 2011.
Ortega, el violador
En 2003, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, fue acusado de abusar sexualmente de su hija adoptiva, Zoilamérica Narvaéz. La noticia salió a la luz pública cuando la ahora psicóloga reveló, en una carta enviada a medios de comunicación, los detalles de las vejaciones y torturas que vivió durante casi 20 años.
En 2008, Zoilamérica acusó a su padre adoptivo de abusos deshonestos, a partir de sus 11 años, y de violación sistemática desde que tenía 15 años de edad. Fueron en total casi dos décadas de acoso y abuso, que convirtieron a esta mujer en una esclava sexual, con la anuencia de su propia madre, Rosario Murillo, y de todo el aparato de seguridad sandinista.
Dominique Strauss-Kahn y la mucama
El político francés Dominique Strauss-Kahn (DSK) ocupaba la dirección del Fondo Monetario Internacional, FMI (puesto al que accedió el 1 de noviembre de 2007), cuando comenzó a vivir la peor desgracia de su vida: el 14 de mayo de 2011, mientras se encontraba en el avión que lo llevaría a París, fue detenido por la policía de Nueva York, bajo el cargo de abuso sexual. La denuncia fue presentada por Diallo Nafissatou, una inmigrante guineana, de 32 años de edad, y camarera del hotel Sofitel, donde el poderoso funcionario estuvo hospedado. La mujer afirmó que el hombre la obligó a practicarle sexo oral y la atacó cuando ella entró a la habitación para hacer la limpieza. Dominique presentó su renuncia al FMI cuatro días después de su detención.
Desde luego, las investigaciones arrojaron detalles de la vida privada de DSK, como una denuncia archivada por la justicia estadounidense en la que la periodista Tristane Banon lo acusó de intento de violación. También pesa sobre él otra investigación sobre proxenetismo, abierta en Lille, Francia. Su sonada candidatura a la presidencia de Francia se diluyó definitivamente.
Iris Robinson, la “zorra” del Ulster
Aunque los escándalos sexuales parecieran exclusivos de los políticos, las mujeres del poder también han mantenido relaciones adúlteras. A mediados de los 80, la primera dama de Irlanda del Norte, Iris Robinson, se convirtió en la heroína de las cincuentonas al protagonizar un tórrido romance con Kirk McCambley, un hombre 38 años más joven que ella, al que, además, le consiguió un préstamo para que iniciara su propio negocio.
El descubrimiento de este desliz fue sólo el principio del destape de una larga cadena de relaciones extramaritales de la también diputada del Parlamento de Westminster y de la Asamblea de Irlanda del Norte. Su esposo, el primer ministro del Ulster, Peter Robinson, tuvo que dimitir a su cargo para arreglar sus problemas conyugales. A la señora Robinson se le apodó la “zorra del Ulster”, dado la infinidad de amoríos que mantuvo a espaldas de su esposo.
Natalia Juárez y la encuerocracia
Otro tipo de escándalo político, relacionado con sexo, lo protagonizó este año Natalia Juárez, candidata del PRD a un escaño en la Cámara de Diputados de México.
La mujer, de 34 años de edad, posó en topless con otras seis mujeres para lanzar una campaña “provocadora, diferente y sin prejuicios”, según dijo, en el estado de Jalisco, iniciando con esto en el país la llamada “encuerocracia”.
“Es un intento de hacer una campaña diferente y alegre, pero también una invitación a que la gente se rebele y se comprometa”, dijo la también profesora de la licenciatura de Filosofía de la Universidad de Guadalajara, quien causó estrés en muchos políticos más conservadores.
En otra fotografía de la campaña de Natalia aparecieron cuatro pares de piernas desnudas y los vientres cubiertos por un rebozo amarillo con la frase: “Es mejor que mil de nosotras demos un paso al frente, que un líder dé mil pasos por nosotras”.
A pesar de sus esfuerzos, la candidata a diputada federal por el distrito 8 de Jalisco perdió ante el abanderado del PRI, Leobardo Alcalá Padilla.
La celosa amante de Petraeus
Volviendo al caso Petraeus, probablemente él no sólo tuvo la aventura que le costó el puesto con Paula Broadwell, quien durante casi un año lo acompañó en Afganistán, para escribir el libro All In: The Education of General David Petraeus, sino, al parecer, también se relacionó con Jill Kelley, una mujer de 37 años, de origen libanés y residente en Tampa, Florida, amiga de la familia del general.
Si bien, el amorío entre Petraeus y Broadwell fue revelado por el FBI, que investigaba el ciberacoso del que era objeto Kelley, al parecer por la “celosa” biógrafa, es probable, aunque aún no se tiene la certeza, que Broadwell atacara a la mujer porque creía que entre Petraeus y ella había más que una simple amistad.
En la computadora que Broadwell entregó al FBI, salió a relucir documentación clasificada, que Petraeus negó haber facilitado, en las que se involucra a Kelley con el general John Allen, sucesor de Petraeus como jefe de la coalición internacional en Afganistán. Por mantener una abundante correspondencia y “coquetear” con Kelley, a este militar le fue suspendido el nombramiento de comandante supremo de la OTAN.
Pero aunque el adulterio puede ser tipificado como delito, de acuerdo a las normas castrenses de los Estados Unidos, la relación extramarital que sostuvo Petraeus con Broadwell sucedió después de retirarse del Ejército, en agosto de 2011. No obstante, tampoco hay que olvidar otro refrán popular que sentencia: “En lo más seguro hay riesgo”.








