Alberto Híjar Serrano

La Guía de Restaurantes, Spa´s y jardines para eventos y más de Morelos, de octubre-noviembre de 2012, tiene como portada un fragmento de figuras geométricas con un letrero al lado: La Tallera de Siqueiros, espacio de arte y creatividad. La remodelación del taller industrial transdisciplinario, organizado por Siqueiros para la realización de los paneles del Polifórum, es presentada como atracción turística. No se aclara la denominación femenina sustentada en el comentario siqueiriano de que el lugar de trabajo era más demandante que una mujer celosa.

La nueva entrada es espectacular con los dos proyectos murales colocados a los lados de la gran puerta que da paso a un vestíbulo desde donde se advierte un nivel bajo gracias al predominio del cristal y el aluminio a diferencia del interior de la gran nave con sus poleas y rieles en el techo para deslizar los rectángulos y rombos de asbesto. Un puente de madera con barandales de palos en desorden, contradice el sentido de nave industrial tan caro para la modernidad de Siqueiros, promotor del orden fabril distinto de la improvisación artesanal. Por ahí se camina para ver las obras que remiten a la transformación del espacio para dinamizarlo.

La maqueta del Polifórum abajo y en el centro permite advertir el destino de los paneles sin explicar las letras en la cubierta exterior que remiten a Luis Echeverría, el yerno repudiado por José Guadalupe Zuno, que protegió a Siqueiros y Mella entre 1926 y 1929, cuando organizaron a los mineros de los Altos de Jalisco. Un cuarto lateral con acrílicos no figurativos iluminados y superpuestos, insiste en la experimentación de materiales industriales y otro reproduce los trazos para dar a entender la dinamización del espacio. Afuera, la casa donde habitó y murió Siqueiros, será sustituida por estancias para artistas y el lugar donde recibió compañeros y visitantes diversos, también ha desaparecido. Los muebles y el equipamiento atesorados por Angélica Arenal en sus viajes, también.

 Las cédulas padecen de gringocentrismo formalista. Se define el estilo de Siqueiros como muralismo mestizo mexicano y la descripción de la entrada acentúa la influencia de Disney y Hollywood. Una serie de videos con excelente material fotográfico nunca antes exhibido, informa de la vida y obra de Siqueiros, pero no se presenta la voz del propio artista como ocurre en el Polifórum ni tampoco hay mención alguna a las frases-consigna características de la lucha ideológica impulsada por el comunista pintor insatisfecho de la crítica de arte y las políticas culturales del Estado mexicano al que exigió cumplirle a la Revolución de 1910 con publicaciones combativas constantes. Nada se exhibe de los trabajos políticos de Siqueiros mas que la mención incidental a sus prisiones, por lo que queda nulificada la unidad dialéctica entre el poder político y el poder estético que incluye a las artes, pero que no las aísla ni las reduce a experimentación espacial pura. Las estancias en Estados Unidos fueron cruciales para esta dialéctica, tanto, que en Los Ángeles, en 1932, cumplió la invitación del Club John Reed de comunistas con la conferencia de memorable título-programa: Los vehículos de la pintura dialéctico-subversiva. El mural al aire libre América Tropical exigió innovar el fresco tradicional para usar cemento en el soporte de la pintura del mestizo crucificado bajo el águila imperial, que al igual del Mitin Obrero fueron motivo de escándalo político y estético por lo que fueron tapadas. Irene Herner, autora de la excelente serie de videos, ha denunciado la pésima restauración reciente de América Tropical.

Las consignas siqueirianas calaron hondo desde entonces: pintura nueva en arquitectura vieja, sujetos nuevos-objetos nuevos, a tal generador tal corriente y cuando viajó por Sudamérica expulsado de Estados Unidos, combinó la significación del espacio total con piso, techo y muros laterales en Argentina, con la consigna lanzada en Chile de “en la guerra arte de guerra” llamando a la organización de colectivos de todas las especialidades para los trabajos urgentes contra el fascismo y el nazismo. No compartió la línea colaboracionista de Earl Browder, dirigente del PCUS, y a cambio contribuyó a la propaganda de su candidatura presidencial legal que condujo el llamado a la solidaridad con el gobierno yanqui por combatir al nazismo y al fascismo, todo lo cual fue nombrado Brouderísmo. Siqueiros hizo del Taller Experimental de New York un lugar de integración de materiales industriales para lograr elocuencia estética y política. De ahí el uso de resinas sintéticas de rápido secado y resultados accidentales que dieron lugar a cuadros donde la brocha de aire, el goteo y el escurrido, los volúmenes y las texturas, exigían para Siqueiros “el accidente controlado” que su tallerísta Jackson Pollock redujera a la arbitrariedad lúdica de la action painting que más contradice que adopta la línea siqueiriana. El carro alegórico con la hoz y el martillo en movimiento, logró la elocuencia al subvertir el sentido estético de los carros alegóricos festivos característicos de las celebraciones yanquis. Grandes retratos de Browder y Ford fueron trazados con retroproyector para el mitin en el Madison Square Garden. Si esto ha de inducir el arranque del pop art, tendría que ser parte de la construcción de un poder significante irreductible a estilo alguno. La historia del arte como historia de los estilos es un recurso de mal profesor incapaz de explicar y menos transformar el lugar social de los procesos de significación.

 El caso es que el “espacio vivo de arte y creatividad” (sic) pudiera orientarse hacia la relación turismo-cultura. Ve es el título del folleto de anuncios de lugares carísimos que en sus letras incluye la consigna “vive la experiencia”. No es exagerado suponer la orientación mercantil fresa de todo esto.

 Una vez más, esto significa una derrota político-cultural para la construcción de la dimensión estética libertaria, su arraigo en la crítica de la economía política y la inserción de la producción de signos en ella. La Tallera albergó artistas de diversos países para discutir con técnicos diversos la realización de los más de tres mil metros cuadrados de escultopinturas. La disciplina estricta, coordinada por Siqueiros y los jefes de taller Luis Arenal y Mario Orozco Rivera, orientaron todo a la transdisciplinariedad. La democracia cognoscitiva, descrita por José Revueltas como crítica al centralismo democrático del Comité Central del PCM del que formó parte Siqueiros, tuvo en La Tallera el lugar de concreción que luego de la muerte de Siqueiros en 1974, dio lugar a una Escuela-taller dirigida por Luis Arenal, con la participación de historiadores, críticos, muralistas y escultores que mantuvieron la línea de la formación teórica, técnica y formal tan articulada a las luchas populares, que construyeron una gran instalación para los cien días de la huelga de Textiles Morelos en la plaza principal de Cuernavaca. Un gran carrete de hilo amarraba a un obrero y unas grandes tijeras lo liberaban. El gobernador en turno sacó a Angélica Arenal al balcón central del Palacio de Gobierno y la viuda de Siqueiros ordenó el cierre de la Escuela-taller pese a que los participantes en ella hicieron práctica la afirmación de “si Siqueiros viviera con ellos estuviera”. Así se formaron destacados muralistas como Héctor Duarte ahora en Chicago, excelentes dibujantes y pintores como Gustavo Aceves e Iris Aldegani, directores de arte cinematográfico como Enrique Echeverría o Jesús Ramos, homenajeado con un lugar en un museo de tres artistas zacatecanos, instructores con obra tan importante como Atilio Tuis y Armando Ortega Orozco.

 Habrá que reivindicar todo esto en la exposición de Luis Arenal, jefe de taller de Siqueiros desde Los Ángeles y hasta el Polifórum, militante de la LEAR (Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios) y el TGP (Taller de Gráfica Popular) y editor de revistas y libros históricos. El internacionalismo que llevó a Siqueiros a ganar el cargo de teniente coronel en el Ejercito Republicano Español, fue emulado por los jóvenes participantes de la escuela-taller incorporados al sandinismo revolucionario. Con apoyo del Cenidiap y la Dirección de Artes Plásticas del INBA se trabaja ya en la documentación de toda esta rica historia.

 La reivindicación de esta dimensión estética es una tarea especialmente importante en tiempos de crisis postrera capitalista que pudiera acabar con el Planeta Tierra y la humanidad, si permitimos la reducción a mercancía característica de la industria del espectáculo y el entreguismo de los gobiernos oligárquicos, de todo lo que puede significar la teoría y la practica de la dimensión estética escamoteada por la globalización del analfabetismo cultural contradicho por los talleres y movimientos constructores de las técnicas y los signos para la nueva vida urgente.

5 de noviembre de 2012