No se debe pensar a corto plazo

Julio A. Millán B.

Este 1 de diciembre dio comienzo un nuevo periodo presidencial, resultado del proceso democrático donde más de 50 millones de mexicanos  expresaron su voluntad en las urnas; representa la demanda de la nación por ver completados los acuerdos y proyectos que México necesita para explotar todo su potencial. Es imperativo dejar de lado la visión sexenal y comenzar a trabajar en el México de los próximos 30, 50 y 100 años, diseñando e instrumentando un plan de largo plazo.

La prospectiva se basa en la formulación de escenarios probables: el ideal, que más que un objetivo a conseguir es un parámetro; el tendencial, muchas veces catastrófico, que surge de la indolencia, del dejar que las cosas sigan como están; y el apuesta que se puede alcanzar con los medios con los que se cuenta o se pueden conseguir.

El México del futuro debe tener tasas de crecimiento anual de entre el 6 y 8 %, donde la población tiene acceso a los recursos básicos y se generan anualmente 1 millón 600 mil empleos para satisfacer la demanda de los jóvenes por un puesto de trabajo.

Diferentes naciones han realizado ejercicios prospectivos:

Alemania, tras la reunificación. A partir de 1993 se realizaron ejercicios de prospectiva para explorar las mejores alternativas y dar paso a una reunificación exitosa.

Japón. Desde 1971 ha realizado ejercicios de prospectiva, cada 5 años con un horizonte a 30, para detectar las principales megatendencias que impactarán la vida humana.

Sudáfrica. En 1991 (tres años antes del fin del apartheid) un grupo de 22 sudafricanos se reunió con un equipo de planificadores de la compañía Shell.

América Latina. Naciones como Argentina y Brasil han incorporado estrategias de prospectiva en su planeación.

México debe comenzar a labrar su futuro con una clara visión de lo que se quiere. Podemos visualizar cuatro escenarios al 2030:

Yohualli (noche). Se mantienen las tendencias; aumentarán los niveles de inseguridad, pobreza, discriminación, exclusión, informalidad económica, pérdida de competitividad.

Metztli (Luna). Se logran pequeños cambios que permiten cierto grado de estabilidad pero sin ajustes estructurales.

Tonalli (día). México da el paso de ser un país en vías de desarrollo a uno desarrollado.

Tonatiuh (Sol). Usamos todo lo positivo que tenemos sin llegar al extremo del “borrón y cuenta nueva”.

El escenario apuesta sería el Tonatiuh; nos llevaría a contar, para 2030, con 132 millones de habitantes, con tasas anuales de crecimiento de entre el 6 y 8 %; con un ingreso per cápita de entre 35 mil y 40 mil dólares anuales, con más de 15 años de educación en promedio, con márgenes mínimos de desempleo menores al 3 %.

Para lograrlo son necesarios la voluntad política y un profundo amor a la patria, lealtad a los principios básicos del país y el respeto al estado de derecho.

 

jmillanb@grupocoraza.com