El presente es inmensamente plural
Teodoro Barajas Rodríguez
Este año que arribó ya a sus postrimerías deja muchos hechos escritos en la memoria; uno de los más destacados por las implicaciones políticas es el registro de la alternancia en el poder. En primera instancia Michoacán se constituyó como una entidad que viró para que el PRI retornara al solio de Ocampo.
A nivel nacional Enrique Peña Nieto lleva al tricolor a Los Pinos, la casona inaugurada por el general Lázaro Cárdenas del Río. La alternancia es un gran signo que refleja el proceso democrático y resulta benéfico porque ello supone una competición de verdad que permite una más amplia participación social.
En Michoacán se vivieron dos periodos gubernamentales del PRD, se implementaron políticas sociales en algunos casos positivas, sólo que el rasgo que más les caracterizó fue una descomunal deuda aparejada de una cuestionable opacidad con ausencia de rendición de cuentas.
Primero fue Lázaro Cárdenas Batel, después llegó Leonel Godoy Rangel y las finanzas michoacanas sufrieron seriamente. Fausto Vallejo Figueroa, quien ocupó diversas carteras en gobiernos priistas, exdirigente estatal del priismo dos veces y alcalde otras tantas, derrotó a Silvano Aureoles Conejo así como a Luisa María Calderón Hinojosa.
Puede interpretarse como previsible el triunfo del priista ante un evidente desgaste del perredismo en el poder, caso similar el del PAN con un gobierno obstinado en esa guerra contra el narco que se constituyó en un reguero de sangre por los cuatro puntos cardinales.
Decíamos que la alternancia es signo de los tiempos, sin duda uno de los elementos del catálogo de la normalidad democrática para instalar un nuevo paradigma.
Enrique Peña Nieto ganó aunque no con el margen con que algunas encuestadoras lo promovieron a través de diversos canales; derrotó el mexiquense a una frágil candidata del PAN que llevó a cuestas los desatinos de Felipe Calderón, a un candidato que creció para luego desconocer su derrota y reiterar el discurso contra la mafia del poder, así se esperaba la reacción de Andrés Manuel López Obrador, ahora ya fuera del PRD.
El retorno del PRI se vive ya en nuestro país, aunque no veo que se repitan los moldes añosos maridados con el fraude electoral, la simulación o reinventarlo como un brazo electoral del régimen porque ya no cabe en nuestro contexto, eso es pasado y el presente es inmensamente plural.
No obstante, la alternancia es uno de los hechos más sobresalientes de 2012, habría que agradecer que el movimiento Yo Soy 132 oxigenó las campañas que antes de ello fueron de bostezo; si después esa agrupación se desvió de su origen ya es otra historia.
El PAN registró una de sus peores derrotas en la historia, perdió no solo la Presidencia de la República ante su némesis, según ellos, el PRI, sino que se abatieron sus bastiones en Morelos y Jalisco; si lo dijéramos en el argot futbolero, el panismo fue goleado.
Ahora la responsabilidad de los nuevos gobiernos es alta porque las expectativas se han hecho y si no hacen la diferencia tendremos otro desencanto.
