Se abren las expectativas

Teodoro Barajas Rodríguez

Un pacto es el acuerdo de voluntades, es manifestación expresa de un interés que supone congruencia al concretarlo, tal se pretende que sea el que recién se ha signado entre el gobierno federal entrante y las principales fuerzas políticas.

Se requiere la modernización en muchos rubros que se han anquilosado con el paso de los años y que van dando tumbos, como acontece en el renglón educativo, en el que el mensaje resulta obvio al designar a Emilio Chuayffet, antagónico a la lideresa vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo.

Son muchos los intereses comunes, vivimos en el mismo país, los problemas son detectables a flor de tierra a la par de los análisis y diagnósticos realizados en muchas materias. El compás de espera se abre, lo mismo expectativas. Enrique Peña Nieto gana la alternancia para suscribir el retorno del PRI. El día de su toma de protesta, un sector disidente destrozaba lo que encontraba, en manifestación extrema para negar la civilidad; no es el camino, la táctica del citado grupo es errática, fue virulenta.

El pacto convocada por el presidente Peña Nieto y que avalaron las principales fuerzas partidistas puede sentar las bases para cimentar la gobernabilidad porque el primer paso para ello es la expresión neta de la voluntad política que, en muchos casos, suele ser inexistente.

Muchas cosas se dicen, hay quienes aseguran que el regreso del PRI lo es también de viejos fantasmas que no se han marchado del todo, como el autoritarismo, cancelación de iniciativas democráticas y la plataforma monolítica que caracterizó durante décadas el sistema político mexicano.

Una gran mayoría de mexicanos suele estar distante de los partidos políticos porque no han respondido a las necesidades sociales, viven para participar en elecciones en las que una oligarquía se beneficia.

Peña Nieto tiene graves compromisos, recuperar la gobernabilidad que hace mucho se perdió en las calles, en comarcas enteras que son absorbidas por el crimen; la educación es coto de Gordillo, no del Estado. Reproducción de vicios que minan la legalidad, pobreza extrema que es una gran epidemia, desempleo que propicia más desintegración familiar, ésos y más son los grandes temas que deben ser abordados ahora mismo.

Finalmente, algunos posicionamientos resultan lógicos, fueron previsibles porque hace mucho se anunciaron. Lo cierto es que me resisto a creer que nos vaya peor que en la docena trágica panista, la palabra la tiene el mandatario Peña Nieto y una articulación de políticas públicas como el medicamento para muchos padecimientos, pero la contribución de otros actores políticos resultará fundamental, la democracia ocupa de suma de los diversos para que su praxis se convierta en obras consumadas.