El primero de Peña Nieto

Mireille Roccatti

Este año como cada seis, al producirse un relevo en el Ejecutivo federal, el nuevo presidente tiene plazo constitucional para enviar al Congreso los proyectos de ley de ingresos y de presupuesto de egresos de la Federación hasta el día 15 de diciembre; y para su aprobación, la fecha límite es el último día del año. Confiemos en que en esta ocasión los legisladores no echen mano del viejo recurso del reloj legislativo.

El nuevo secretario de Hacienda, Luis Videgaray, presentó los Criterios Generales de Política Económica y los proyectos de ley de ingresos y presupuesto del año entrante, los cuales se construyeron teniendo en cuenta las difíciles condiciones que afectan tanto la economía norteamericana como a la Comunidad Europea; en concreto, los riesgos fiscales y del mercado financiero, así como otros fenómenos sociopolíticos que pueden enturbiar los procesos económicos, como pueden ser las insurrecciones civiles en los países árabes o la siempre volátil situación en Medio Oriente, permanentemente al borde de la guerra y ahora quizá una conflagración que incluya armas nucleares, lo que pone en riesgo el mercado petrolero mundial.

Respecto de los criterios generales, se considera un posible crecimiento del orden del 3.5 % y un índice inflacionario del 4 %; el precio del barril de petróleo se mantiene en una estimación de 84.9 dólares y la cotización frente a éste en 12.90, estas estimaciones y previsiones, además de inscribirse en la ortodoxia, son realistas y sobre todo buscan mantener un margen de acción ante cualquier turbulencia internacional.

Por la parte del ingreso, se difiere la baja prevista del 30 al 29 % del ISR e igualmente no se modifican las tasas del resto de los impuestos, ofreciendo así certeza y asegurando un nivel de ingresos que permitan un crecimiento moderado en el gasto programable. Todo ello en el marco de la construcción de acuerdos para realizar la reforma hacendaría que tanto necesita el país y que hemos venido posponiendo por décadas. Y habrá que decirlo y reiterarlo, del éxito de esta reforma depende la cristalización de otras y la viabilidad de muchas acciones de política pública que ha comprometido el nuevo régimen.

En el rubro del gasto, se privilegia el apoyo a los programas de desarrollo social, en especial salud, vivienda, medio ambiente y significativamente en combate a la pobreza extrema. Esto significa que se fondean recursos para atender los programas prioritarios anunciados por el presidente Peña Nieto el 1 de diciembre: cruzada contra el hambre, disminuir la edad para apoyar a los adultos mayores y apoyo a las jefas de familia, entre otros.

El gasto para el próximo año crece de 3.6 a 3 tres billones 931 mil 289.5 millones de pesos, lo que representa un incremento de 4.1 % respecto de 2012 En lo relativo al destino del gasto, debe destacarse que refleja el compromiso de racionar el gasto corriente y destinar mayores recursos al gasto de inversión en obras, programas y acciones de beneficio directo a la población.

Es muy importante destacar que se contiene y reduce el gasto en seguridad y crece en educación, salud y desarrollo social, lo que resulta congruente y coherente con los lineamientos de política pública anunciados por el nuevo gobierno y, dentro de los estrechos márgenes que permite un presupuesto de alguna manera inercial, muestra ya el sello propio del nuevo régimen.  Tampoco es cosa menor la reducción del gasto corriente y el crecimiento del gasto de inversión en 42.5 mil millones de pesos, lo que representó incremento real de 6.6   %.

Por todo ello es que afirmamos que el paquete económico 2013, el primero de Peña Nieto, es responsable, coherente y congruente con todas las medidas anunciadas en los primeros días de su gobierno.