Los senadores se preparan para disfrutar unos días de vacaciones. Largas jornadas, desencuentros e intensos debates quedan atrás. Los coordinadores parlamentarios del PRI, Emilio Gamboa Patrón; del PAN, Ernesto Cordero Arroyo, y del PRD, Miguel Barbosa Huerta, en el Senado, alistan sus cenas navideñas.
Cordero y Barbosa no tuvieron tiempo suficiente para comprar los regalos de Navidad. El perredista confiesa que dejó esta tarea a su esposa; Cordero Arroyo apuesta al viejo refrán de “regale afecto, no lo compre”, por lo que dice que dará un fuerte abrazo a sus seres queridos. En cambio, Gamboa se escapó el fin de semana antepasado para comprar y envolver los obsequios.
Unos minutos antes de acordar cómo se procesará en la Cámara Alta la reforma educativa, Barbosa intenta convencer a Cordero de que el pavo es un buen platillo navideño. El panista no lo cree así, considera que este tipo de carne es “muy seca”. El perredista le responde que el truco es criar al guajolote y no comprarlo congelado en el súper.
Mientras que en la cena de la familia Barbosa nunca falta en estas fechas un “guajolote enchilado”, acompañado de ensalada rusa, Cordero prefiere “sin duda” un caldo de camarón y una torta de bacalao.
Ninguno de los tres coordinadores parlamentarios es bueno para la cocina; eso se lo dejan a sus esposas o al personal de servicio.
Tras bambalinas y en un ambiente de paz, los coordinadores bromean. Barbosa se coloca en medio de Gamboa y Cordero, y afirma: “Yo siempre fui el réferi”. De inmediato, Gamboa exclama “no es cierto, no es cierto, nadie se pelea con nadie”. Cordero ironiza “sí, claro, el PRD siempre tan pacífico y conciliador”.
Barbosa aprovecha la ocasión para hacer un reconocimiento al presidente del Senado, Ernesto Cordero, de quien dice “es un buen niño”. A lo que el panista responde: “Soy un buen muchacho a pesar de mis malas compañías”. Gamboa suelta una carcajada.
