No hay que lastimar a la vaquita
Humberto Musacchio
Desde hace diez años, la firma ISA Corporativo tiene el monopolio de la publicidad en las áreas comerciales del Sistema de Transporte Colectivo, pues en 2002 la Oficialía Mayor del gobierno capitalino le extendió un Permiso Administrativo Temporal Revocable por diez años para explotar los espacios del Metro, lo que comprende túneles, estaciones, trenes, relojes y pantallas.
ISA Corporativo disfrutó de esa concesión de facto hasta que en 2010 el gobierno de Marcelo Ebrard decidió revocar dicho permiso, por el que recibía apenas algo más que corcholatas. Lo curioso es que, lejos de convocar a concurso a otros interesados para ver quién ofrecía mejores condiciones, la autoridad de la ciudad de México optó por renovarle a ISA Corporativo el permiso para el decenio 2010-2020, pero esta vez prorrogable por otros diez años, lo que debe tener muy contentos a los señores de ISA.
Pero no es eso lo peor. Con el primer permiso, ISA Corporativo pagaba mensualmente al gobierno capitalino 12 millones 200 mil pesos y, extrañamente, ahora, con el nuevo permiso, la autoridad de la ciudad de México recibirá sólo cinco y medio millones de pesos. Evidentemente se trata de un negociazo, pero a favor del permisionario.
El asunto huele mal y el origen de la pestilencia se localiza en la Oficialía Mayor del Gobierno del Distrito Federal, que al renovarse el permiso estaba en manos del señor Adrián Michel Espino, hombre de todas las confianzas de Marcelo Ebrard. Para todos los efectos legales, fue él quien dañó las finanzas con un convenio notoriamente lesivo. Sin embargo, el señor Michel Espino no está en la cárcel, sino en la Asamblea Legislativa, donde ocupa una curul por el VI distrito electoral y casualmente es secretario de la Comisión de Vigilancia de la Contaduría Mayor de Hacienda de la Asamblea Legislativa.
En otras palabras, el diputado Michel Espino es uno de los encargados de analizar los convenios firmados por el exoficial mayor Michel Espino. También, a este Jano del perredismo le tocará revisar los convenios que firmó con la empresa de grúas que trae asoleados a los automovilistas capitalinos. El mismo señor Michel analizará la legalidad de los acuerdos que signó con la firma que instala y explota los parquímetros.
Y así, como juez y parte se pasará los siguientes tres años, a menos que se exija y se logre su desafuero y se realice una investigación sobre su patrimonio y el de su exjefe. Pero no habrá tal: Miguel Angel Mancera optará por hacer mutis. Darle patadas al pesebre puede lastimar a la vaquita y acabar con la ordeña, ¿o no?