Entrevista a Ana Esther Ceceña/Investigadora del IIE de la UNAM
Irma Ortiz
“¿Escucharon?, es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el del nuestro resurgiendo”, señala el comunicado emitido por la comandancia del Ejército Zapatista para la Liberación Nacional (EZLN), firmado por el subcomandante Marcos, quien eligió el 21 de diciembre pasado para hacer la reaparición política del EZLN con una movilización silenciosa en las plazas de ciudades como Palenque, Ocosingo, Altamirano, Las Margaritas y San Cristóbal de las Casas.
En una serie de mensajes, el subcomandante Marcos emplazó al gobierno federal y a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial a decidir “si reinciden en la política contrainsurgente o reconocen y cumplen sus compromisos elevando a rango constitucional los derechos y la cultura indígena”.
El gobernador chiapaneco Manuel Velasco Coello pidió al gobierno federal y al Congreso de la Unión una respuesta a las demandas del EZLN y a los acuerdos de San Andrés Larráinzar y ordenó la liberación de Juan, Jacobo, Aníbal y Carlos López Monzón, estos dos últimos miembros del EZLN, presos en la cárcel de Motozintla, en Chiapas.
La movilización zapatista circuló por todo el mundo y muchos se preguntan qué busca el subcomandante Marcos. ¿Resurge el movimiento?
La doctora Ana Esther Ceceña, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM y coordinadora del Observatorio Latinoamericano de Geopolítica nos da su visión sobre las recientes movilizaciones.
Su visión sobre los desplazamientos en Chiapas de los miembros del EZLN, ¿fue una demostración de fuerza?
Fue más bien como un resurgimiento. Fue muy importante porque hace tiempo el EZLN está replegado y en silencio. Había muchos rumores de que estaba destruido, fragmentado, que eran muy poquitos, una serie de rumores que se desataron como restando importancia al movimiento, y la aparición que tuvieron fue importante porque mostraron quiénes son y que ahí están.
Mostraron que hay una fuerza abundante, sólida, cohesionada, capaz de hacer una movilización en cinco puntos y, al mismo tiempo, una renovación de la esperanza en que este país, a pesar de estar tan destruido por la guerra interna en la que nos sumió el ultimo gobierno, es un país donde el pueblo y parte de la sociedad se manifiesta, en el sentido de que es posible trabajar en paz y reconstruir el tejido social, es uno de los mensajes más importantes que dan.
Efectivamente fue también una demostración de fuerza ante rumores de que ya en realidad no eran un actor político al que habían de tomar en cuenta, pero sobre todo creo que fue una señal de disposición a construir las condiciones de paz y democracia en este país.
Todos los sin voz del mundo
¿Qué momento político esta viviendo el EZLN, cuando hoy se habla de la necesidad de dinamizar los vínculos políticos del EZLN con otros movimientos sociales nacionales e internacionales?
Fue un movimiento que, durante mucho tiempo, en algo sin precedentes logró establecer una articulación con todos los continentes, con muchísima gente, muchos movimientos, organizaciones, intelectuales o grupos de la sociedad civil de todo el mundo.
Fue con el mensaje con el que surgen, con el que se abren a la luz en 1994 y presentan sus propuestas. Su visión del mundo, de la lucha, incluso que era muy distinta a la que en ese momento privaba, y eso durante mucho tiempo se mantiene como un entramado de relaciones entre lo que ellos llamaban todos los sin voz del mundo, esa sociedad que no necesariamente esta organizada en instituciones políticas, sino que más bien no encontraba cabida en el sistema político, en cada uno de los lugares de donde provenía y encuentra en el llamado del EZLN una comprensión a su situación y un modo también de pensar el futuro y la construcción del mundo.
Esto se interrumpe después de la gran marcha zapatista a la ciudad de México, que fue el momento en que se repliegan e inician un largo periodo de silencio, en el que por supuesto, no es que se queden callados, sino que el silencio es una manera de expresar también su sentir frente a lo que consideran una decepción en términos de la respuesta del sistema político mexicano, cuando los acuerdos de San Andrés no son aprobados, son modificados y no respetan el pacto que habían hecho.
Ellos dicen, aquí ya no hay nada que hacer y su manera de manifestarlo es el repliegue y el silencio. Ese silencio implicó también un debilitamiento de vínculo con organizaciones del país, como del exterior, y es justamente ese terreno en el que hoy manifiestan que quieren trabajar, que van a reforzar e incluso ampliar sus vínculos con la sociedad civil mundial, en términos generales; es como el anuncio de una nueva época, de un nuevo ciclo de la movilización zapatista.
Trabajan en una política de construcción social, es la idea que desde el inicio plantean. Es muy difícil de entender en general y en que términos, en la no toma del poder bajo las vías convencionales, las vías tradicionalmente establecidas a lo largo del siglo XX y es una propuesta en parte incomprendida, pero también muy sorpresiva, novedosa e innovadora. ¿Qué se ponen por delante?, la construcción política, la construcción de tejido social, de consensos, un cambio de relaciones sociales, y también del estilo y espacios de hacer política, que en realidad lo que privilegia es la construcción de estos consensos sobre estos nuevos pactos sociales antes de pensar en cualquier forma de reconfigurar el poder o de ejercer el poder.
Plantean que el poder no es una cosa que se disputa o un objeto que se puede tener en propiedad, sino que el poder y sobre todo el poder social, se tiene que construir y hay que darle su tiempo para que sean edificados y justamente se construye a través de estas articulaciones, de diálogos con los diferentes grupos de la sociedad y de esta movilización colectiva diversa, no uniforme, pero que justamente por eso permite nueva formas de democracia.
Usted ha señalado que el diálogo con el gobierno federal ha sido una burla. ¿Qué opinión le merecen las declaraciones del nuevo gobernador de dar atención a las demandas del EZLN?
Esto de responder a las demandas se ha dicho siempre y nunca se ha hecho. El problema es que a veces las declaraciones políticas, mediáticas, no corresponden con la manera con que se desarrollan los hechos. En este momento en que nuevos gobiernos se establecen es casi habitual en este país que se inician con una serie de promesas o de aparentes buenas intenciones, que no necesariamente se llevan a la práctica. Tanto eso como las declaraciones del Congreso implicarían que se vayan concretando cosas, que se den pasos en el sentido de dar respuesta a esas demandas.
Cumplir con lo prometido
En el caso del Congreso, ¿cuáles deben ser los pasos?
Tendrían que aprobar primero que nada los acuerdos de San Andrés tal y como fueron pactados, porque lo que se hizo en su momento fue una modificación total de sus acuerdos y al final lo que queda es un entuerto. Lo que tendría que hacer el Congreso, si realmente existe esa voluntad política, no es ni siquiera convocar nuevamente a que el EZLN se siente en una mesa de diálogo sino cumplir con lo prometido, porque son los mismos partidos que estuvieron en la mesa de diálogo de San Andrés. Cumplir los acuerdos, elevarlos a nivel constitucional y a partir de ese momento entonces sí proponer quizá nuevos diálogos, pero primero hay que cumplir las promesas establecidas.
¿Cuáles son los puntos fundamentales a cumplir?
Un punto central es la autonomía, el respeto a las diferentes culturas y a las diferentes visiones que se tienen en el terreno político, por ejemplo los zapatistas reclamaban el sentido comunitario tanto de su vida digamos social, económica, como también de su ejercicio político. No se reclamaban como independientes de la nación sino como parte de ella, sometidos a las reglas generales, pero dentro de éstas lo que se demandaba era el respeto a sus formas tradicionales, a sus usos y costumbres.
Es decir, el respeto que todo mexicano debe tener a su deliberación interna; como pueblos ellos tienen otra manera de entender las dinámicas políticas y pedían respeto a la manera de usar el territorio, incluso a su posibilidad de gobernar su propio territorio dentro de las reglas generales de la nación pero, que internamente permitieran el ejercicio de sus usos y costumbres. Ésta es la parte fundamental de los acuerdos de San Andrés, lo que piden es el respeto a la cultura y derechos indígenas. Los indígenas son pueblos y como pueblos son comunitarios, son colectivos y funcionan de manera distinta a las reglas individuales que se siguen en el resto del país.
¿Qué papel asume el subcomandante Marcos respecto al gobierno de Enrique Peña Nieto?
Hace una crítica a partir de elementos históricos que todo el mundo conoce, la manera como se resolvieron algunos casos en que Peña Nieto estaba como gobernador del Estado de México. El subcomandante insiste en el caso de Atenco y lo ahí ocurrido y en una serie de vínculos que tiene el actual presidente con mandatarios anteriores y con figuras muy importantes del PRI, que también tienen una historia un poco cuestionable en muchos sentidos.
Se refiere también al presidente saliente, a los gobiernos del PAN con una serie de críticas que podríamos decir son compartidas por una parte amplia de la sociedad; el cuestionamiento de esta guerra interna que instaló Felipe Calderón es algo que se comparte en todo el país.
Proceso interno
Llama la atención que durante el gobierno de Felipe Calderón no hubo pronunciamientos del subcomandante Marcos. ¿A qué lo atribuye y por qué ahora sí?
Ellos tienen sus tiempos, estaban, como digo, en un momento de silencio, de repliegue, me parece que lo que evaluaron es que no había manera de hacer nada con gobiernos como los de Fox y los de Calderón, ahí no había condiciones de ningún diálogo, ni de ninguna intervención, seguro es lo que privó.
Estaban en un proceso interno también de reforzamiento de sus propias visiones, de las estrategias políticas que tienen, de consolidación interna de sus colectivos, tanto desde el punto de vista productivo, por ejemplo esta transformación hacia una economía en armonía con la naturaleza que es algo que también se reivindica en los comunicados presentes, de cómo las economías en el territorio zapatista son mucho más sanas que las instaladas en el resto del país. Los comunicados no son extensos pero lo que reiteran es que el ejército zapatista no tiene ninguna confianza ni en los anteriores gobiernos del PAN, ni en el gobierno del PRI que hoy regresa, con una figura que ha demostrado un tipo de política con la que no concuerdan.
¿Los escenarios a corto plazo en la relación con el gobierno?
Todo parece indicar que la lucha zapatista se moverá, como han declarado desde hace algún tiempo, por abajo y por la izquierda. Privilegiarán la relación con los colectivos sociales y no con las instituciones políticas, es la impresión que dan los comunicados y eso corresponde a las declaraciones hechas en el momento en que se replegaron, cuando declaran que con el sistema político actual no se puede tener ningún tipo de diálogo, ni confianza, porque es un sistema político que traiciona. Por ahí no va a haber, por lo pronto, ningún tipo de relación.