Retrato hablado

Roberto García Bonilla

Emile Michel Cioran nació el 8 de abril de 1911 en Rasinari, a doce kilometros al sudoeste de Sibiu (ex Hermannstadt), en el condado de Transilvania, integrada –entonces- al imperio austrohúngaro. Su padre, Emilian Cioran, fue un sacerdote ortodoxo pope; su madre, Elverei Comaniciu era originaria de Venetia de Jos. Cioran tuvo dos hermanos: Virginia y Aurel. A los cinco años vivió por vez primera lo que luego identificaría como hastío vital y a los diez sufrió el primer desgarramiento perdurable: en un coche de caballo sus padres lo trasladaron a Sibiu a la casa de dos solteronas en calidad de pensionado, donde aprenderán alemán y sigue los cursos en el Instituto Gheorghe Lazar. Abandona así una excepcional infancia feliz en las montañas de los Carpatos que había recorrido todos los días. Lo habían desarraigado. Durante el trayecto presintió una pérdida irreparable. Esa fue su primera gran crisis de desesperación.

A los catorce años lee con fruición poesía, literatura y filosofía (“en mi primera juventud, no me seducían más que las bibliotecas y los burdeles”). En 1928 se matricula en la facultad de filosofía de la Universidad de Bucarest. En esos días padece de prolongadas crisis de insomnio. Los siguientes cuatro años se concentra en la lectura de filosofía alemana;  también es influido por el pensador Nae Ionesco. Se gradua con la tesis “institucionismo bergsoniano” y se matricula en el doctorado en la especialidad de psicología (1932). Su primera obra En las cimas de la desesperación, en su palabras, “llena de rabia de despecho, de la filosofía […]; constancia del fracaso de una forma de pensamiento que resulto ser un entretenimiento ocioso, incapaz de afrontar un desasosiego esencial”.  A los 21 años Cioran se consideraba un anarquista.

Entre 1933 y 1935 estudió filosofía en Berlín con Nicolai Hartmann. Durante un año dio clases de filosofía en una escuela secundaria de Brasov; sus alumnos escucharon a un gran provocador a través de sus impugnaciones sobre los conceptos. Durante ese tiempo sólo leyó a Shakespeare. Se le acuso de ser simpatizante del fascismo italiano. En 1937 aparece De lagrimas y santos, producto de una crisis religiosa; ese año obtiene una beca y se instala en París, donde vivió en hoteles por veinticinco años, el primero fue el Marignan de la Rue de Sommerard. Debía escribir una tesis sobre Henri Bergson, aunque sabía que no realizaría esa investigación; él quería estar en París, que en su juventud lo fascinó tanto como Dresde y Sibiu (donde se hablaba rumano, húngaro y alemán). A cambio, recorrió en bicicleta Francia y algunas regiones de España, Suiza e Inglaterra. Antes quiso ser violinista. A finales de 1942 conoció a Simone Boué, su compañera hasta el final de sus días. Ella mecanografió todos sus textos; llegó a decir que él no escribía más de una página de un tirón.

Después de seis libros escritos en rumano -mientras traducía Mallarmé al francés- se dijo ”¡qué absurdo!”; cambió de idioma y rompió con toda una parte de sí mismo. En 1949 aparece su primer libro en fránces Précis de decompotitión  -traducido al español por Fernando Savater: Breviario de podredumbre (1988)- que alcanza encomios de la crítica, aunque apenas si se vende. Silogismos de la amargura significa la identificación plena de Cioran con el aforismo (que se distingue por su brevedad sentenciosa). Fue un fracaso inicial aunque al paso de los años se volvió su libro más vendido. Luego continuó la escritura gracias a Paulhan, director de la Nueva Revista Francesa en la cual escribió pequeños ensayos que luego se convirtieron en libros. La síntesis en el autor de El inconveniente de haber nacido se cimienta en la poesía y la filosofía; el pensamiento y la literatura. Consideró que el Maestro Eckhart ha sido el mayor pensador de Occidente. Profesó admiración por Dostoievski y por Shakespeare. Además de Nietszche, uno de los escritores a quien veneró fue Georg Simmel. Cioran nunca aceptó formar parte de los filosósofos; entre ellos –llegó a decir- no hay sabios. El centro de su obra se ancla en la angustía que lleva al hastío existencial, el suicidio, la perplejidad y el sinsentido de la vida misma. Escribió para externar su enojo y explicar su desesperación; para despojarse de ella.  Rechazó, con excepción del Rivarol, todos los premios que le concedieron. Cioran murió en París el 20 de junio de 1995, tras haber padecido de Altzheimer.

A lo largo de E. M. Cioran. Conversaciones -que abarcan veinte entrevistas y dos décadas, entre 1970 y 1992- el escritor se revela, lejos de la autocensura y de la pretensión del autorretrato: no oculta ni alimenta la impresión que de él se tiene como un personaje indómito, radical, ajeno a las normas del stablishment. Cioran desdeña las responsabilidades, aunque siempre ejerció el oficio de la lectura; estamos ante un recio creador que siente compasión por el malestar de la existencia en los otros; un ácido sentido del humor lo salva del desgarramiento total que arrastró a un racionalista depresivo  que negaba ser nihilista. “Yo nunca he creído de verdad en cosa alguna. Nada hay que yo me haya tomado en serio. Lo único que me he tomado en serio ha sido mi conflicto con el mundo”. Cioran se rehusó a contar su vida, aunque aceptó: “soy por naturaleza indiscreto y me gusta contar anécdotas personales”. Entre sus amigos se contaban -además de Eugene Ionesco y Mircea Eliade- Samuel Beckett y Henri Michaux.

Las respuestas en estas conversaciones con Cioran son fragmentarias ponencias sobre temas elementales, tamizados con una suma erudita que pronuncia con sabiduría. Acepta la contradicción entre su vida y sus ideas que contrastan y se funden en el hombre creyente de la fecundidad de la amistad y de la risa como única excusa de la vida y con el pensador sin concesiones con aliento de profeta: “El hombre ensucia y degrada todo lo que le rodea –afirmó en 1970- y en los próximos cincuenta años se verá afectado él mismo duramente”. Cioran nos recuerda que la especie humana está condenada y que, con excepción de la tecnología, el progreso de la humanidad es inexistente.

E. M. Cioran. Conversaciones, México, Tusquets Editores (Fábula, Biblioteca de autor), 2012.

Email autor < rgabo@yahoo.com >