Interesantes las propuestas de la Secretaria de Cultura del DF, Lucía García Noriega, quien se propone un proceso de retroalimentación con las comunidades y un efecto multiplicador al convertir a la misma gente en difusores de la cultura, entendiendo por cultura desde la comida hasta la llamada alta cultura. Sus propuestas fueron captadas, en entrevista, por Javier Mendoza, productor de TV Siempre.

No cabe duda que María Luisa Mendoza inspira, pues su tocayo de apellido, Enrique Mendoza nos entrega un texto de lujo en donde se refiere a la literatura de la China con palabras como éstas: “Desde el primer libro de María Luisa Mendoza, su prosa, fluida, plástica, musical, lujo de la prosa castellana, desborda de asombros y resplandores y cobra poder y algazara de río, al evocar los instantes de plenitud de su rica intimidad guanajuatense”. Lo cito como una probadita del estilo, ya no de la China, sino de Enrique Mendoza.

Celoso de su vida privada, las obras de Martín Luis Guzmán se ocupan, principalmente de la historia de la Revolución Mexicana, de la que fue actor y espectador, y desde luego, máximo exponente. Ahora, uno de sus nietos, Martín Luis Guzmán Ferrer recupera, en las páginas de La cultura hoy, mañana y siempre, observaciones sobre la vida familiar e incluso sus relaciones personales con la generación del Ateneo, la de Reyes, Vasconcelos o Pedro Henríquez Ureña. Oro molido para los que queremos conocer las bambalinas de la creación literaria  del autor de El águila y la serpiente.

Edgar Díaz Yáñez, con el pretexto del Premio Reina Sofía al nicaragüense Ernesto Cardenal, retoma declaraciones del poeta que reiteran su pertenencia a esa corriente revolucionaria que se llamó teología de la liberación y que condujo a Cardenal a crear la utopía de Solentiname.

La Dra. Graciela Cándano, investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, nos entrega la última parte de sus primicias sobre el tema del que es la especialista: herencias culturales de la misoginia medieval, páginas de donde las feministas tienen tela de donde cortar.