Alexander Serikov

Fue el 19 de enero pasado cuando los medios de información rusos comentaron acerca de la carta escrita por los  congresistas y senadores estadounidenses dirigida al presidente ruso, Vladimir Putin. En esta carta ellos pidieron a Putin que llevara hasta el fin los iniciados procesos de adopción de los niños rusos por los ciudadanos norteamericanos. Fue la primera iniciativa a nivel parlamentario de Estados Unidos después de que el parlamento ruso aprobara la llamada ley Dima Yákovlev que prohibió la adopción y sirvió de respuesta a la llamada ley Magnitsky aprobada por los parlamentarios estadounidenses.

Fue un intercambio de medidas punitivas que complicó las relaciones entre los dos países. Dima Yákovlev un niño adoptado por ciudadanos norteamericanos murió de asfixia olvidado por su padre adoptivo en un carro cerrado durante muchas horas bajo intenso calor. A su vez, Magnitsky, contador ruso quien descubrió las multimillonarias estafas en que fueron involucrados altos funcionarios rusos y que fue encarcelado para callarle la boca, murió en la cárcel porque, según congresistas norteamericanos, no le había sido proporcionada a tiempo la asistencia médica.

La ley Dima Yákovlev entró en vigor el 1 de enero pasado y muchos padres norteamericanos que ya casi han terminado las gestiones de adopción, están angustiados por la decisión de los parlamentarios rusos. Es por ello que sus homólogos estadounidenses enviaron a Putin la carta mencionada. Cabe destacar que la decisión parlamentaria rusa no fue aplaudida por una parte de los ciudadanos de Rusia y hasta algunos miembros del gabinete de ministros expresaron su desacuerdo con la ley Dima Yákovlev. Entre ellos el canciller Serguey Lavrov, el ministro de educación Dmitry Livánov y el ministro de  finanzas Antón Siluánov. Mientras tanto, la oposición organizó y llevó a cabo el 13 de enero la llamada marcha contra los infames que reunió a cerca de 30 mil manifestantes en  Moscú. Ellos llevaban retratos de los parlamentarios rusos que habían votado a favor de la ley Dima Yákovlev con una inscripción que decía “vergüenza” y exigían la disolución del parlamento.

De esta manera los manifestantes se pronunciaron contra los que aprobaron la ley que, según ellos, involucraba en la política a los niños que no tenían ninguna culpa de que hubieran quedado huérfanos o hubieran sido abandonados por sus padres,  algunos de ellos gravemente enfermos, ya que en Rusia no hubo posibilidad de curarlos. Una vez terminada la marcha contra los infames, los retratos de los parlamentarios que aprobaron la ley Dima Yákovlev fueron tirados al basurero expresando de esta manera una vez más su repudio a los que vetaron la adopción de los huérfanos rusos por los ciudadanos estadounidenses.

A su vez, Dmitri Peskov, secretario de prensa de Putin, comentó la marcha contra los infames diciendo que: “esta banda de locos está difamando al país ante todo el mundo. No debemos hablar con los que faltan al respeto a los legisladores que fueron elegidos vía elecciones populares”.