La pieza de cerámica con representación humana con una antigüedad aproximada de mil 200 años, ha sido liberada en su totalidad por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, lo cual podría indicar el nombre de uno de los personajes enterrados en la Cámara 3 del complejo mortuorio, descifrado como “8 Temblor”.
Esta excepcional vasija efigie, que fue hallada hace unos meses dentro de un templo funerario de la Zona Arqueológica de Atzompa, en Oaxaca, conserva intactos sus colores rojos, ocre y verde de tono grisáceo, además de mostrar a lo largo de su cuerpo una serie de atributos que lo vinculan a un individuo de alto rango de la antigua urbe de Atzompa, que se localiza sobre el Cerro del Bonete y fue uno de los núcleos de esa ciudad, localizada sobre el Cerro del Bonete y que fuera uno de los núcleos de la antigua metrópoli de Monte Albán.
De acuerdo con la descripción del arqueólogo Eduardo García Wigueras, responsable de los trabajos de exploración en el edificio de carácter funerario, la vasija efigie destaca por la elaborada vestimenta del personaje representado, compuesta por una capa de plumas, un collar de borlas, orejeras con incrustaciones y un ceñidor.
Recordó el arqueólogo, que al interior de la Cámara 3 del templo mortuorio (edificado entre 750 y 900 d.C.), además de dicha vasija efigie, se halló otra de menores dimensiones de color rojo con la representación de una diosa; además de los restos óseos de dos individuos, uno de los cuales es probable sea el representado en la urna policroma.
Otro elemento sobresaliente de la vasija efigie es su tocado (de 34 centímetros de altura), en el cual está representado un reptil rodeado de plumas y con las fauces abiertas. Para varias culturas prehispánicas, entre ellas la zapoteca, esta especie de serpiente emplumada o monstruo de la tierra, era un animal mítico poderoso que tenía injerencia tanto en el ámbito celeste como en el terrestre, y por lo tanto solía vincularse con personajes de alto estatus político.
Actualmente, el INAH lleva a cabo distintos análisis para conocer más acerca del contexto mortuorio donde se halló la pieza, entre ellos de carbono 14 y colágeno (obtenido de los esqueletos), con el objeto de determinar fechas precisas de la construcción de las tumbas y el depósito de los entierros. En cuanto a las vasijas efigie se aplicó un método para determinar el origen de sus pigmentos.
Cabe recordar que el conjunto de tumbas de Atzompa (dentro de un edificio de más de 20 metros por lado y una altura promedio de 6 metros) ha sido un hallazgo arqueológico sumamente importante, toda vez que representa una variante de los sistemas funerarios hasta ahora conocidos en Monte Albán y en el Valle de Oaxaca.
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