Vivimos en estado de pánico
Yazmín Alessandrini
El diagnóstico-radiografía referente a la inseguridad que impera en nuestro país, de costa a cosa y de frontera a frontera, ciertamente no es nada halagüeño. Dos sexenios de políticas fallidas en este tema dieron como resultado que millones de mexicanos vivamos en una psicosis permanente que no parece tener solución en el corto plazo. Sin embargo, con acciones tangibles es posible salir (poco a poco) del estado de pánico en el que vivimos inmersos.
Por ello, sobran motivos para recibir con optimismo el más reciente esfuerzo del presidente Enrique Peña Nieto, que tiene como objetivo prioritario reconstruir esa paz tan necesaria para aspirar a mejores estadíos de vida.
El primer paso firme y sólido tuvo lugar el martes pasado en Aguascalientes, al quedar instalada la Comisión Intersecretarial para la Prevención Social de la Violencia y la Delincuencia, cuyos huesos e intestinos no sólo tienen que ver con dotar de armamento más sofisticado y capacitar mejor a los cuerpos policiacos que combaten a diario a la delincuencia organizada; también tienen que ver con la transformación de los entornos para así abatir de fondo las causales del delito. En una palabra: prevención. Real prevención.
De entrada, me congratulo con el hecho de que ni el presidente Peña Nieto ni sus más cercanos colaboradores en esta empresa (como el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong, entre muchos más) tienen contemplado en su vocabulario el concepto “guerra contra el crimen” que sí tenía muy arraigado Felipe Calderón.
La primera decisión presidencial está a la altura de las circunstancias: la creación de un Programa Nacional de Prevención del Delito, el cual estará focalizado en 30 de las 31 ciudades capitales y que requerirá de una inversión de 118 mil millones de pesos para su primer año de operación.
Sin embargo, la ejecución de este programa no será tan sencilla como se lee, requerirá de sinergias complejas en las que estarán involucradas las secretarías de Gobernación, Hacienda, Salud, Economía, Desarrollo Social, del Trabajo, Educación Pública, de Desarrollo Agrario, Territorio, Territorial y Urbano, Salud y de Comunicaciones y Transportes. ¿Por qué tantas dependencias involucradas? ¡Porque de ese tamaño es el problema a atacar! Punto.
El Programa Nacional de Prevención del Delito se concentrará en ocho ejes y 27 programas a desarrollar, abarcando puntos como la prevención integral de las violencias sociales y la delincuencia; detección de problemas conductuales; desarrollo psicoemocional y atención a jóvenes, mujeres y población en condición de vulnerabilidad a través de programas que atenderán desde la salud sexual hasta la reinserción social, sin obviar programas de prevención de violencia de género y atención integral a migrantes. Pero el etcétera es extensísimo…
Las palabras de Osorio Chong, titular de Segob, resumen la complejidad de una situación que representa la piedra más grande en el zapato de todos los mexicanos: el problema ya estaba ahí cuando llegamos, pero este gobierno no está buscando culpables, sino actuar.
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