No son tiempos para confrontaciones

 

La única ventaja de jugar con fuego

es que uno aprende a no quemarse.

                  Oscar Wilde

José Fonseca

 En su discurso del uno de diciembre, en Palacio Nacional, el presidente Enrique Peña Nieto esbozó su proyecto de gobierno, un proyecto transformador, según dijo.

Cualquier programa de gobierno que cambia el statu quo, sin importar las retóricas, necesariamente afecta intereses. Intereses políticos, intereses económicos, muchos de los cuales ocuparon los vacíos que poco a poco se generaron durante los doce años.

Aquel discurso de hace dos meses tuvo que inquietar a muchos, naturalmente inclinados a proteger el terreno que por muchas razones poco a poco le ganaron al Estado, unos legalmente, otros ilegalmente.

En las nueve semanas que tiene en el poder la administración del presidente Peña Nieto, algunas de esas fuerzas intentan medir cuál es su capacidad para resistir las presiones.

Averiguar cuánto está dispuesto a ceder, sin confrontarlos, para hacer avanzar su proyecto de gobierno. Los grupos de interés, políticos y económicos, han iniciado el juego de ajedrez de siempre. El que siempre han jugado en otros sexenios, sin importar quien está en la Presidencia.

No es censurable que busquen proteger sus intereses. Lo importante es, por la salud mental de la república, que no lleven el juego a los límites de la confrontación. No son tiempos para ello.

Los intereses políticos y económicos legítimos necesitan un Estado lo suficientemente fuerte para apoyarlos. Y el Estado necesita grupos políticos y económicos lo suficientemente fuertes para respaldar los programas diseñados para dar el paso trascendental que rompa las cadenas que han lastrado el desarrollo económico de México, con sus benéficas consecuencias de generación de empleos y de elevar los niveles de vida de los ciudadanos.

Pero eso no impide que busquen, dicho coloquialmente, calar al presidente Peña.

Hasta ahora, el presidente ha eludido confrontarlos, ha buscado reagrupar las fuerzas políticas y económicas.

Pero sería inconveniente para todos que quienes presionan ahora averiguaran, en las palabras del exministro de la Suprema Corte de Justicia Sergio Aguirre Anguiano, de qué está hecho el primer mandatario.

¿Qué necesidad?

 

                                                     jfonseca@cafepolitico.com