Alexander Serikov
Una vez más Corea del Norte lanzó un desafío al mundo entero. A pesar de las advertencias hechas por los países que antes no manifestaban abiertamente su interés en condenar los lanzamientos de cohetes y ensayos nucleares realizados por Corea del Norte, este país lanzó el 12 de febrero pasado un artefacto nuclear de mayor potencia que los anteriores realizados en 2006 y 2009. Unos días antes del ensayo Pyongyang avisó a sus vecinos más cercanos China y Rusia sobre esta prueba nuclear. Tanto China como Rusia exhortaron a Corea del Norte a no hacerlo pero los dirigentes de la República Popular Democrática de Corea ignoraron estas advertencias.
Tanto Moscú, como Washington y Seúl condenaron este ensayo calificándolo de una nueva provocación. Pero el país que levantó más la voz fue China, única nación con la que Pyongyang tenía una relacion de buena vecindad. La tensión entre los dos países asiáticos significa, según China, que el joven líder norcoreano se pasó de la raya. Aún en vísperas del último ensayo nuclear los medios de información chinos publicaron comentarios cuyos autores advirtieron a Corea del Norte que este país pagaría un alto precio si realiza nuevas pruebas subterráneas atómicas. Anteriormente, cuando Corea del Norte no tenía cohetes de largo alcance y las bombas no eran tan potentes, Beijing creía que su vecino no representaba un serio peligro para la estabilidad en la región y en el mundo, agregaríamos nosotros. Pero ya que Corea del Norte tiene cohetes y bombas, la amenaza llegó a ser real. La preocupación de China es tan alarmante que sus dirigentes, al parecer, no entienden del todo lo que tiene en su cabeza el joven dirigente norcoreano Kim Jong Un. Por lo menos, el tercer ensayo nuclear norcoreano demostró que China ya no puede influir eficazmente sobre las decisiones de Pyongyang. Pero en la situación creada muchas cosas en la región dependerán de las acciones de China que queda como la única ventana al mundo para la República Popular Democrática de Corea. Si China cierra la frontera con Corea del Norte y suspende la ayuda económica, Kim Jong Un pagaría un alto precio por su conducta, como predijeron los medios de información chinos. La precaria economía norcoreana sobrevive gracias a la posibilidad de tener comercio con China. Sin la ayuda china el país quedaría totalmente aislado y su pueblo estaría condenado a mayores sacrificios.
Pero Corea del Norte, al parecer, no se siente culpable ni preocupada y avisó a China que está dispuesta a realizar en 2013 nuevos ensayos nucleares y lanzamientos de cohetes. Los dirigentes de Pyongyang creen que esto obligaría a Washington a reanudar las negociaciones sobre la firma del acuerdo de paz que todavía no ha sido firmado con Corea del Norte al término de la guerra de Corea en 1953. Y es lógico y comprensible el deseo del Consejo de Seguridad de la ONU de responder a las nuevas amenazas de Corea del Norte con nuevas sanciones cuyo carácter y eficiencia, según observadores políticos, serán mucho más fuertes que las anteriores.